ATAQUE A LAS HISTÓRICAS VIDRIERAS DEL PALAU DE LA MÚSICA POR UNOS VIOLENTOS QUE SOLO SABEN DE RAP «Las cristaleras son de Antoni Rigalt, uno de los principales maestros de su tiempo»
ElEl Palau de la Música de Barcelona, considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue la noche del sábado salvajemente atacado por incontrolados durante las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasél. Un total de 14 vidrieras del edificio modernista, obra de Antoni Rigalt, uno de los grandes maestros de esta técnica, quedaron afectadas por el lanzamiento de piedras. Son, en algunos casos, daños irreparables por tratarse de cristales del tiempo en el que se construyó una de las obras cumbres de Domènech i Montaner. La entidad musical emitió un comunicado en el que condenaba los ataques sufridos tuvieron lugar en las fachadas fachadas de las calles Amadeu Vives y Sant Pere més Alt alrededor de las ocho de la tarde. Fue en ese momento cuando un grupo de personas empezó a lanzar restos de ruinas procedentes de una obra cercana. Todavía no se han podido evaluar los daños sufridos en el momento de cerrar la edición, aunque desde el Palau se empezó a primera hora de la mañana a trabajar en la reparación de los daños. Todo sucedió tras la conclusión del concierto dentro del ciclo «Simfònics al Palau». Afortunadamente, la mayoría del público asistente ya había salido, aunque todavía quedaban unas 300 personas que debieron protegerse dentro del edificio. No hubo daños personales, solamente los que afectaron al histórico inmueble.
El edificio es una de las grandes joyas del modernismo barcelonés junto con la producción de Antoni Gaudí y Puig i Cadafalch, cuya primera piedra se colocó en 1905, unas obras que se prolongaron casi tres años. El arquitecto quiso contar con algunos de los mejores maestros artesanales de su tiempo. Si para la escultura contrató a Pau Gargallo y Eusebi Arnau, para las vidrieras se fijó en la labor que realizaba Antoni Rigalt, un reconocido artesano que había trabajado con pintores como Joaquim Mir. Probablemente sea el vitral del techo del Palau la obra maestra de Rigalt, que también se encargó de otras cristaleras que forman parte de este excepcional coliseo. Gabriel Pinós, responsable del Museu del Modernisme de
Barcelona y a preguntas de este diario, consideró a Rigalt «uno de los mejores maestros del vidreo, todo un referente gracias a su trabajo en edificios modernistas y con pintores como Mir». Pinós recuerda que restaurar piezas de estas características no es nada fácil porque «hablamos de un tipo de vidreo de una época que ya no se realiza». Afortunadamente, quedan en la actualidad en Barcelona talleres que se dedican a la conservación de dichas piezas y que conservan algunas muestras.
De todas formas, en palabras del especialista, el ataque al Palau denota «una gran falta de cultura. Es vergonzoso». En la actualidad, la legislación catalana establece que en caso de cometer daños contra un bien mueble, el autor tiene que pagar el cuádruple del valor ocasionado por esos desperfectos, siempre que se pueda calcular.