La Razón (1ª Edición)

Djokovic arrasa a Medvedev y se sitúa a dos Grandes de Nadal y Federer

EL SERBIO DESARBOLÓ A MEDVEDEV PARA GANAR SU DÉCIMO OCTAVO GRAND SLAM. SUMA NUEVE TÍTULOS EN OTRAS TANTAS FINALES EN MELBOURNE

- MARIANO RUIZ DÍEZ

ParaPara que no haya dudas. Djokovic se va a convertir el 8 de marzo en el jugador con más semanas como número uno del mundo superando las 310 de un tal Roger Federer. Correcto, pero la guerra del serbio es otra. Por si alguien no lo tenía claro. «Voy a centrar mi calendario en los Grand Slams porque mi objetivo es conseguir tantos como pueda», reveló después de llevarse por delante a Medvedev. Novena final de Nole en Australia y noveno título para el serbio. El número uno del mundo fue inalcanzab­le para Daniil Medvedev. El ruso se encontró con su némesis en una final en la que terminó desesperad­o, sin argumentos como nunca antes. «Me he sentido como se debió sentir Nadal hace dos años aquí. No he estado a mi nivel porque Novak no me ha dejado. He tenido la sensación de que todo ha ido muy rápido, de que he perdido en media hora», confesó después de perder su segunda final de un Grande.

Novak se impuso por 7-5, 6-2 y 6-2. No fue media hora, se quedó en una hora y 53 minutos. El triunfo del balcánico supone su décimo octavo Grand Slam con lo que se sitúa a dos del récord que comparten Federer y Nadal. La lucha está más abierta que nunca. Su torneo ha ido de menos a más. Arrancó titubeando, estuvo al borde de la retirada en la tercera ronda ante Fritz por problemas físicos que le llevaron al quinto set y ha terminado arrasando. Zverev, el novato Karatsev y Medvedev terminaron rendidos ante la exhibición de tenis y solidez mostrados por el serbio en la Rod Laver Arena.

Djokovic gobernó la final con una autoridad inesperada. No tanto por el nivel que ofreció como por el que mostró Medvedev. Se esperaba más del ruso, pero es que la táctica y la raqueta de Nole apenas tuvieron fisuras. Buscó la derecha de su rival con insistenci­a, atacó su segundo servicio siempre, cambió alturas, movió al ruso en cuanto pudo... Logró un break en el primer juego y fue un aviso de lo que iba a ser la final.

A los planes, Djokovic añadió toneladas de paciencia. Es el mejor recurso para desarmar a Medvedev. Con él en pista hay una pared en el otro lado de la red así que se trata de no caer en la desesperac­ión. «Que tú aguantas, pues yo voy a aguantar más», debió pensar el de Belgrado. Y aguantó y se controló para terminar imponiéndo­se en tres sets de forma rotunda.

Nole apenas se alteró unos instantes en el primer set. Cuando el ruso fue el jugador que todos conocemos. El de los saques que apenas duran un minuto y el dominador de los intercambi­os que no acaban nunca. Una dejada a destiempo y poco más fue la única debilidad del ganador de 18 Grandes. Arrancó el segundo set con cuatro juegos seguidos, Medvedev reventó la raqueta contra el suelo y sus nervios de hielo, que le convierten en un jugador único, desapareci­eron. Su final se convirtió en un quiero y no puedo ante lo que

No pienso que me esté haciendo mayor, pero tengo que ser más inteligent­e para confeccion­ar mis calendario­s. Me voy a centrar en los Grand Slams» Djokovic

Djokovic se notó especialme­nte cómodo. En su segunda final de un Grand Slam, Medvedev se encontró como en la primera. Fue en Nueva York y con Nadal enfrente, pero después de dos sets perdidos no hubo amago de reacción. En el primer juego del tercer set, Djokovic salvó tres bolas de break y logró un ruptura para situarse 2-0. Medvedev procuró levantarse en el séptimo juego (4-2 para el serbio y 15-30 al resto para el ruso), pidió incluso el apoyo del público... no hubo un síntoma de fragilidad de Djokovic. Ganó el juego, se llevó el dedo índice a la cabeza presumiend­o de fortaleza mental y levantó su noveno Open de Australia.

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