La Razón (1ª Edición)

Aragonès avala a los Mossos, pero los «pondrá al día»

Los graves altercados y el papel del cuerpo, cuestionad­o por la CUP e incluso por Jxcat dificultan la negociació­n de ERC

- Cristina Rubio - Barcelona

Un detalle sirve para ilustrar la situación de provisiona­lidad política que vive Cataluña, en plena digestión del 14-F y con una oleada de disturbios que se alarga ya una semana: ayer, tuvo que ser Pere Aragonès, candidato a la presidenci­a de ERC, quien saliera al paso y defendiera públicamen­te al consejero de Interior, Miquel Sàmper (Jxcat) tras las críticas de la última semana por la actuación de los Mossos en los disturbios a raíz del caso Hasél.

Cuestionad­o incluso desde su propio partido –la formación de Laura Borràs, la misma que dirige actualment­e la consejería, tildó la semana pasada de «lamentable» el papel del cuerpo–, lo cierto es que la gestión política y policial de los altercados ha irrumpido con fuerza en las negociacio­nes para formar Govern, con la CUP exigiendo la supresión de la unidad antidistur­bios y cambios profundos profundos ante el creciente enfado interno del cuerpo.

Por ello, Aragonès tuvo que esforzarse ayer en cerrar filas con los agentes –«todos los trabajador­es públicos tienen mi confianza», repitió en varias ocasiones– y en tratar de desligar el debate policial de las negociacio­nes entre partidos para conformar un Govern independen­tista. ERC y el presidente en funciones apuestan en este sentido por trasladar la discusión al Parlament durante la próxima legislatur­a y abordar ahí profundos cambios de forma «serena» y «con cierta distancia», no sin renunciar a «profundiza­r y poner al día» el modelo de «policía democrátic­a» de Cataluña, en palabras de Aragonès.

Y es que desde Esquerra intentan medir al máximo las palabras entre el cierre de filas con los Mossos y el discurso de la CUP, cada vez más vehemente contra la policía autonómica. Así, Aragonès rebajó los altercados a episodios protagoniz­ados por «grupos minoritari­os» que nada tienen que ver «con los que defienden la libertad de expresión» y apostó por una investigac­ión interna para determinar si ha habido «mala praxis» en algún caso. Un argumento, el de «grupos absolutame­nte minoritari­os», compartido por Junts.

Sin embargo, los postconver­gentes van más allá, reclaman una comisión específica en el Parlament sobre el modelo de orden público y algunos de sus dirigentes –con el expresiden­te de la Cámara de Comercio de Barcelona, Joan Canadell, a la cabeza– ya se han posicionad­o cerca de la CUP criticando con dureza la unidad antidistur­bios de los Mossos.

A todo esto hay que añadirle el malestar dentro del cuerpo policial, que la consejería de Interior ha tratado de sofocar este fin de semana pasado con una reunión de urgencia. «Es una aberración que nos acusen a la primera de cambio», aseguraron los sindicatos a través de un comunicado, además de pedir una «defensa explícita» del cuerpo que ayer Aragonès empezó a ejercer, una semana después de que arrancaran los altercados y en plena gestión del post 14-F. El PSC de Illa aprieta y ha reclamado la comparecen­cia del republican­o y de Sàmper en la Cámara.

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EFE Los Mossos en una de las protestas de este fin de semana que ha derivado en saqueos

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