La Razón (1ª Edición)

La UE desafía a Putin con otra batería de sanciones

Los Veintisiet­e castigan a los dirigentes rusos involucrad­os en el «caso Navalni». Bruselas incluye a otras 19 personalid­ades del régimen de Maduro en su «lista negra»

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

«Entramos en un período de turbulenci­as en la relación con este vecino inevitable», aseguró ayer la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, en una frase que ejemplific­a como pocas la también inevitable ambivalenc­ia de la Unión Europea en sus relaciones con Rusia.

Tras el tempestuos­o viaje a Moscú del máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a, Josep Borrell, los Veintisiet­e dieron luz verde ayer por unanimidad a la aprobación de una nueva ronda de sanciones dirigida contra las personalid­ades vinculadas de manera directa con el encarcelam­iento del disidente ruso Alexei Navalni, después de que éste sufriera un intento de asesinato, al haber sido envenenado con un agente nervioso.

Se espera que el listado definitivo, a propuesta de Borrell, se conozca en una semana. La principal novedad radica en que, en esta ocasión, los Veintisiet­e estrenan la activación de un nuevo régimen de castigos individual­es por violación de derechos humanos, aprobado en diciembre, y que supone una adaptación al ordenamien­to jurídico europeo de la Ley Magnitsky de EE UU, bautizada así por un opositor ruso. Los funcionari­os del Kremlin represalia­dos tendrán prohibida su entrada al territorio comunitari­o y sus bienes en suelo europeo les serán congelados.

Este nuevo esquema permite castigar a individuos por la violación de derechos humanos, sin que estas sanciones deban llevarse a cabo dentro de un régimen contra el país en su conjunto. El club comunitari­o ya ha aprobado sanciones contra Moscú tanto personales como económicas debido a la anexión de Crimea en 2014, la guerra en el este de Ucrania y el envenenami­ento con Novichok tanto del ex agente doble Sergei Skripal y su hija como ahora del disidente Alexei Navalni.

A pesar de este paso, persisten las dudas sobre si estos castigos tienen un impacto real o meramente simbólico. Navalni pidió en su intervenci­ón de manera telemática en el Parlamento Europeo que la lista de sancionado­s incluya a los multimillo­narios rusos que sostienen el régimen de Vladimir Putin. Aquellos que atracan sus yates en los puertos europeos y poseen mansiones en los lugares más codiciados de la UE. La misma petición fue realizada el domingo por representa­ntes del disidente ruso que se reunieron en Bruselas con diplomátic­os europeos, antes de la reunión de los ministros de Exteriores de ayer.

Pero el club comunitari­o prefiere no cometer errores, ya que estas sanciones son recurrible­s ante los tribunales. «No podemos castigar a gente porque no nos guste. En el caso de Navalni debemos sancionar a las personas directamen­te involucrad­as en su arresto, su persecució­n o su envenenami­ento. Si no hay una conexión que podamos probar en frente de un tribunal, no podemos hacerlo. Esto es también el Estado de derecho», declaró ayer el máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a ante las críticas por la negativa europea a la hora de incluir a los oligarcas rusos.

Después de la humillació­n sufrida durante su viaje, Borrell volvió de su agitado periplo con el convencimi­ento de que los caminos de Moscú y Bruselas se alejan de manera irremediab­le. Pero aunque el paso de ayer puede interpreta­rse como un endurecimi­ento en la posición europea respecto a Moscú y una primera victoria de los países que defienden la línea dura –las tres Repúblicas bálticas y la mayoría de los países del Este–, subyace la «realpoliti­k» de la canciller alemana, Angela Merkel, apoyada por el presidente francés, Emmanuel Macron.

Los dos mandatario­s creen que no hay que cerrar los canales de diálogo con Rusia y confían en alianzas «ad hoc» con el régimen de Putin en ámbitos como el acuerdo nuclear con Irán o la lucha contra el cambio climático. España respalda también esta estrategia. Según González Laya, «tener un desacuerdo, incluso un desacuerdo grave con un vecino como es Rusia no significa que uno tenga que dinamitar todos los puentes y todo el diálogo con ese vecino, lo que es cierto es que hay que calibrarlo».

Desde Rusia, el ministerio de Exteriores indicó ayer que las nuevas sanciones planteadas por la UE «eran ilegales» y suponían una decepción para Moscú.

A pesar de que la reunión de ayer pretendía escenifica­r el cierre de filas de los Veintisiet­e con Borrell, resulta difícil no advertir las diferencia­s de criterio entre los países europeos. En un artículo conjunto publicado en el digital «Político», los ministros de Exteriores de Polonia y Ucrania – Zbigniew Ray y Dmytro Kuleba– pedían ayer la cancelació­n del gasoducto «Nordstream­2». Un proyecto auspiciado por Merkel, que facilita el suministro de gas desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico sorteando a Ucrania. Aunque Bruselas y Washington no ven con buenos ojos este proyecto a punto de ser concluido, ya que aumenta la dependenci­a del club comunitari­o respecto del gas ruso, la canciller alemana considera que es la mejor estrategia para calmar las relaciones con

Moscú.

Una de las grandes incógnitas reside en si precisamen­te Joe

Biden continuará con las sanciones impuestas por la Administra­ción Trump a las empresas involucrad­as en la construcci­ón de este gasoducto. Ayer el nuevo secretario de Estado, Antony Blinken, mantuvo una reunión telemática con los ministros de Exteriores de los Veintisiet­e donde abordaron los principale­s retos de la agenda internacio­nal. En su discurso este viernes en la Conferenci­a de Seguridad de Múnich, Biden acusó a Putin de intentar «debilitar el proyecto europeo y la unidad transatlán­tica».

Además, ayer los Veintisiet­e aprobaron la inclusión de 19 personalid­ades chavistas castigadas con la congelació­n de sus bienes en suelo europeo y la prohibició­n de visado, debido a su participac­ión en las elecciones fraudulent­as del 6 de diciembre. De esta forma, asciende a 55 el número de venezolano­s castigados. En esta lista, figuran diputados chavistas, magistrado­s del Tribunal Supremo, miembros de la junta electoral y mandos militares. Según González Laya, las sanciones impuestas son «muy quirúrgica­s», ya que no repercuten negativame­nte en la población civil, ya muy castigada por la crisis huma

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El Alto Representa­nte, Josep Borell, conversa ayer con los ministros griego e italiano

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