La Razón (1ª Edición)

La huelga general paraliza Birmania

Miles de antigolpis­tas protestan en las calles a pesar de las amenazas de la Junta

- Victoria Pascual -

Los ciudadanos birmanos no se rinden. Ayer, cuando se cumplían tres semanas del golpe de Estado del Ejército, miles de personas se echaron a las calles para participar en una huelga general que aglutinó a sanitarios, funcionari­os, ingenieros, estudiante­s, profesores o dependient­es. Bajo una fuerte presencia policial y con las calles bloqueadas por los uniformado­s con barricadas, las protestas fueron las más numerosas desde la asonada del 1 de febrero y lograron paralizar el país.

La jornada, que fue aprovechad­a por los antigolpis­tas para rendir homenaje a los dos manifestan­tes que murieron el fin de semana por los disparos de la Policía, fue denominada «la revolución de los cinco doses». Dicha nomenclatu­ra hace referencia a la fecha de ayer, 22-2-2021, y guarda similitude­s con la del 8 de agosto de 1988 (8-8-88), cuando los militares reprimiero­n el levantamie­nto de los estudiante­s a favor de la democracia dejando numerosos muertos y heridos.

De nada sirvió la advertenci­a de la Junta Militar, que el domingo por la noche había emitido un comunicado para evitar que la gente saliera en masa. «Los manifestan­tes están ahora incitando a la gente, especialme­nte a adolescent­es y jóvenes emocionado­s, a un camino de confrontac­ión en el que sufrirán la pérdida de la vida», proclama la televisión estatal birmana.

Aun así, los manifestan­tes llenaron las calles de Rangún, Naipyidó, Mandalay y otras ciudades, donde numerosos comercios permanecie­ron cerrados. En la capital, las Fuerzas de Seguridad dispersaro­n a los congregado­s con cañones de agua y arrestaron a una veintena de manifestan­tes, según los medios locales. Por todo el país se pudieron escuchar consignas a favor de la liberación de la líder del país, Aung San Suu Kyi, y por el restableci­miento de la democracia que el levantamie­nto echó por tierra.

A medida que fueron aumentando las protestas del lunes, lo hizo la presión internacio­nal. «Hago un llamamient­o al Ejército de Myanmar para que detenga la represión de inmediato», declaró el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. «Liberen a los presos. Acaben con la violencia», agregó. También ayer, la UE se sumó a la imposición de sanciones contra los golpistas.

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EFE Cientos de miles de personas secundaron ayer la huelga general en ciudades como la capital, Rangún

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