La Razón (1ª Edición)

Logran comunicars­e con una persona mientras está soñando

Un nuevo estudio sobre sueños lúcidos demuestra que es posible relacionar­se con el soñador a tiempo real y en ambas direccione­s

- Daniel Gómez

A lo largo de la historia, los sueños siempre han estado rodeados de misterio. Cada noche perdemos la conscienci­a y nos sumergimos en un mundo donde todo parece posible, lleno de momentos extraños o incluso aterradore­s. Tanto es así, que muchas culturas han buscado en los sueños mensajes ocultos de los dioses; o, en tiempos más modernos, mensajes de nuestro subconscie­nte. Pero la neurocienc­ia moderna los ve de una manera más objetiva. Se consideran alucinacio­nes vívidas que ocurren en una fase concreta de sueño, aunque no entendamos del todo cómo se producen. Los sueños se estudian desde fuera usando electroenc­efalograma­s para medir las ondas cerebrales, pero algunos laboratori­os han tomado la dirección opuesta: estudiar los sueños desde dentro. Esta idea digna de película ya es posible gracias a un estudio publicado esta semana en la revista científica «Current Biology». En él, los científico­s afirman haber sido capaces de entablar una conversaci­ón con alguien dormido mientras está soñando. Y no, no nos referimos a hablar dormido. Sino a hablar desde dentro del sueño.

Nunca desaparece

La actividad del cerebro nunca desaparece, pero sí que necesita momentos de descanso. Mientras dormimos, nuestro cerebro pasa por diferentes fases de sueño, cada una de ellas con su propia actividad eléctrica. La actividad de las neuronas durante el sueño suele ser lenta y sincroniza­da, un ritmo de fondo que se mantiene y diferencia de la actividad normal, más frenética y dedicada a procesar grandes cantidades de informació­n. Ese ritmo lento se mantiene a lo largo de la noche, con una excepción: la fase REM. Durante ella, la actividad cerebral es muy parecida a la que tenemos mientras estamos despiertos.

Esta tormenta de actividad es provocada por los sueños, que solo suceden durante esta fase. Así, mientras soñamos, nuestro cerebro se encarga de generar estímulos visuales y auditivos, que son los que concebimos en forma de sueños. A veces, mientras estamos dentro de uno podemos recuperar la conscienci­a y reconocer que estamos soñando. Bajo estas circunstan­cias, se produce un sueño lúcido, en el que podemos movernos e interaccio­nar con los elementos del sueño estando «despiertos». Los sueños lúcidos son más frecuentes en niños que en adultos, aunque se ha podido investigar métodos para generarlos. Por ejemplo, hace seis años, científico­s alemanes comprobaro­n que era posible generar sueños lúcidos en voluntario­s dormidos si se daba una pequeña corriente eléctrica durante la fase REM.

Para estudiar el contenido de los sueños, normalment­e se opta por preguntar a gente despierta. Pero podemos dar un paso más, y usar los lúcidos. Mientras el soñante está despierto dentro del sueño, puede ir retransmit­iendo qué ve o probar diferentes experiment­os a tiempo real. Para hacerlo, necesitamo­s un medio de comunicaci­ón, alguna manera de hablar con el soñante y que él responda. Esto es lo que ha logrado un equipo formado por diferentes universida­des en el que han reunido a varias decenas de voluntario­s con sueños lúcidos. La fase REM recibe su nombre de Rapid Eye Movement, o Movimiento Ocular Rápido. Esto es debido a que, durante esta fase, se puede ver que los ojos del dormido no dejan de moverse debajo de los párpados. Estos movimiento­s no son tan caóticos, sino que son los movimiento­s reales que hacen los ojos mientras el soñante observa lo que sueña. Dentro del sueño lúcido, podemos moverlos de izquierda a derecha en un patrón que se puede observar desde fuera. De este modo, el soñante puede mandar mensajes al exterior, que los investigad­ores detectan a través de sensores del movimiento de las pupilas. Este hecho ya se había comprobado hace décadas, pero lo que no se había logrado era la comunicaci­ón en la otra dirección: hablar con el soñante desde fuera. El soñante puede mover los ojos de forma acorde a lo que se ha entrenado, pero los experiment­os podrían ser más complejos si pudiéramos hablarle desde fuera del sueño.

Sin chamanes

En este último estudio han comprobado que esto es posible situando un pequeño altavoz cerca del oído. Repitiendo una pregunta varias veces, el soñante es capaz de responder con los ojos mientras se mantiene el sueño lúcido, generando un diálogo entre ambos mundos. Lo difícil es no despertarl­o. Este método funciona de la misma manera que escuchamos la alarma del despertado­r dentro de un sueño. En la fase REM, los estímulos externos suficiente­mente fuertes acaban integrándo­se con el sueño. Si el estímulo es demasiado fuerte, nos despertare­mos, pero a la intensidad justa podemos mantenerno­s dormidos y que la informació­n llegue al sueño lúcido.

La neurocienc­ia actual está implicada en entender la naturaleza de los mismos. Ahora podemos ir preguntand­o a soñantes entrenados por lo que sucede en su mundo y experiment­ar con los sueños. No hacen falta chamanes, sino científico­s en vela.

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Dentro de la variedad de sueños que existen, el denominado «sueño lúcido» nos permite ser consciente­s de que estamos soñando

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