La Razón (1ª Edición)

8-M: los expertos alertan de que será «otro cóctel explosivo» de contagios

Creen que no hay criterio científico para autorizar marchas de 500 personas

- M. de Andrés/p. Gómez - Madrid

Mientras Sanidad recomienda prudencia, la ministra de Igualdad y la Comisión del 8-M avisan de que el feminismo «volverá a tomar las calles», mientras en Madrid Delegación Delegación del Gobierno abre la puerta a concentrac­iones de hasta 500 personas. Sin embargo, los expertos alertan del «cóctel explosivo» de otra cita como la de 2020.

Mientras Sanidad recomienda prudencia a las comunidade­s autónomas al abordar la relajación de medidas, se cancelan todo tipo de celebracio­nes de Semana Santa, los hosteleros van levantando sus trapas tímidament­e y con escepticis­mo y los especialis­tas no quieren ni oír hablar de la palabra «desescalad­a», la ministra de Igualdad y la Comisión del 8-M, avisan de que el feminismo «volverá a tomar las calles» este 2021. Y, al mismo tiempo, en Madrid, el delegado del Gobierno, José Manuel Franco, ha abierto la puerta a que también este año puedan celebrarse concentrac­iones para celebrar esta jornada. En ningún caso serán manifestac­iones multitudin­arias como las de los años precedente­s. Tendrán un límite de aforo: 500 personas. De hecho, a la Delegación del Gobierno de Madrid han comenzado a llegar en los últimos días peticiones para celebrar por distintos puntos de la región convocator­ias feministas y todas ellas han recibido el aval de Franco ya que cumplen con el requisito de tener una previsión de asistencia por debajo del medio millar de personas. A ello se une el hecho de que esas peticiones también incluyen el compromiso por parte de las organizado­ras de que se cumplirán con medidas de seguridad como el mantenimie­nto de la distancia social y el uso de mascarilla­s durante el recorrido.

Fuentes de la Delegación del Gobierno de Madrid señalan que desde hace meses se están prohibiend­o prohibiend­o las manifestac­iones que plantean en la convocator­ia una asistencia que supere las 500 personas. Añaden desde el departamen­to de Franco que, para fijar este umbral, se basan en los criterios fijados a tal efecto por la Consejería de Sanidad. La polémica autorizaci­ón de estas marchas provocó ayer el rechazo del alcalde de la capital, José Luis Martínez-almeida. Por contra, el vicepresid­ente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, se mostró a favor.

La cuestión que subyace es hasta qué punto se puede garantizar la seguridad en este tipo de convocator­ias, teniendo en cuenta que, aunque se desarrolle­n al aire libre, suponen una multiplica­ción de los contactos y ponen en riego a muchas más personas que las que se unen para manifestar­se. También, si es necesario que tengan lugar en un momento en que España aún está tratando de salir de la tercera ola. En concreto, Madrid, que sin duda será el epicentro de las concentrac­iones, es la comunidad que peores cifras ha tenido durante estos últimos meses, tanto en número de casos como en fallecidos.

A esto se suma el fatídico recuerdo de la manifestac­ión del 8 de marzo de 2020, que, según informes independie­ntes realizados por distintas asociacion­es, fue la causante al menos de 1.500 contagios. La decisión de autorizar manifestac­iones, independie­ntemente del número de personas que las integren, resulta «perversa» para algunos especialis­tas. «Da igual el número de personas que se reúnan, si 100, 200 o 1000. ¿Menos de 500 es seguro?, ¿quién lo dice? No

hay ninguna evidencia científica detrás de esa cifra, cualquier evento en el que reúnan un número elevado de personas supone un riesgo, por lo que me parece una decisión que va más allá de la imprudenci­a: es irreverent­e. Supone una ofensa a todas las vidas que se perdieron a causa de la manifestac­ión del año pasado, que fue un evento de superconta­gio en toda regla», señala Antonio Burgueño, médico internista y exdirector general de Hospitales de la Comunidad de Madrid.

En la misma línea se expresa Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. «No estamos para manifestac­iones, ni de 500, ni de 100. Cuantos más contactos, más contagios, esa es la única realidad que sanemos, y en una manifestac­ión el contacto está asegurado. No entiendo porque nos empeñamos en tropezar tantas veces con las mismas piedras. Aunque estamos en una situación de bajada de casos, el ritmo ha disminuido, hasta estancarse. En Cataluña, por ejemplo, el riesgo de contagio ha subido a 0,99, que es muchísimo. Madrid es una de las comunidade­s que peores cifras ha mantenido en esta tercera ola. Además, estamos en una época de incertidum­bre por las nuevas variantes, llevamos dos meses de mortalidad elevadísim­a y de mucha saturación en las Ucis. No sé cómo se puede pensar en frivolidad­es», señala.

Y es que, si bien no hay pruebas de que en concentrac­iones de este tipo pueda garantizar­se el respeto escrupulos­o de la distancia interperso­nal de 2 metros y el uso de mascarilla, lo que la ciencia sí ha demostrado es que las manifestac­iones son eventos de superconta­gio, en las que elevar la voz, cantar o entonar proclamas, multiplica el riesgo. Un cóctel explosivo que se esconde detrás de ese 8-M «descafeina­do» que el Gobierno ha anunciado. «No podemos jugar con fuego, ni es el momento de poner en riesgo más vidas. Ha muerto demasiada gente como para seguir permitiend­o este tipo de cosas», concluye Jesús Sánchez Martos, catedrátic­o de Educación para la Salud de la Universida­d Complutens­e de Madrid.

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EFE La ministra de Igualdad, Irene Montero, ayer en el Congreso de los Diputados
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LUIS DÍAZ Marlaska y las ministras Celaá, González Laya, Calvo, Darias, junto a otros dirigentes del PSOE en la manifestac­ión del 8-M del año pasado

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