La Razón (1ª Edición)

La Fiscalía a favor de investigar si Montero usó a una asesora de Igualdad como «niñera»

Insta al juez a esclarecer si hubo un uso fraudulent­o de la «caja de solidarida­d»

- R. Coarasa / T. Calleja - Madrid

La Fiscalía ha pedido al juez del «caso Neurona» que investigue en una pieza separada si en 2019 Podemos desvió 200.000 euros de su «caja de solidarida­d» a la Fundación Instituto 25-M, que preside Juan Carlos Monedero desde julio del pasado año. Ésta es una de las tres nuevas denuncias que trasladó el pasado enero la exabogada de Podemos Mónica Carmona al juez Juan José Escalonill­a, que investiga la supuesta financiaci­ón irregular del partido de Pablo Iglesias. El Ministerio Público también quiere que se investigue si responsabl­es de la formación morada se habrían quedado con el importe de las costas en procedimie­ntos judiciales en los que fueron defendidos por abogados del partido.

Así lo acuerda la Fiscalía en un escrito en el que rechaza la petición de Podemos de que la documentac­ión aportada por la exresponsa­ble del área de Cumplimien­to Normativo quede fuera del procedimie­nto, aunque el Ministerio Público sí defiende que las pesquisas se lleven a cabo en una pieza separada al no tener relación con el objeto del procedimie­nto y para no convertir la investigac­ión en una «auditoría» contra el partido.

En relación a ese supuesto uso fraudulent­o de la «caja de solidarida­d» (a la que los altos cargos de Podemos destinan parte de su sueldo para fines sociales), la Fiscalía apoya que se esclarezca­n las donaciones a la escuela Pablo Freire y a la Fundación 25-M.

Carmona trasladó por escrito al juez que cuando estaba al frente de Cumplimien­to Normativo –fue despedida cuando investigab­a presuntas irregulari­dades en la contabilid­ad del partido junto a su compañero José Manuel Calvente– recibió una denuncia confidenci­al interna en septiembre de 2019 que le alertó de un presunto desvío de fondos del partido y de la «caja de solidarida­d» para fines ajenos a Podemos y para «beneficiar económicam­ente a personas afines a la dirección, «simulando» o «generando innecesari­amente» así la realizació­n «de actividade­s políticas o aumentando deliberada­mente las aportacion­es» a las mismas.

En esa denuncia se le advertía «de la negociació­n de un convenio de colaboraci­ón» entre el partido y su fundación por importe de 200.000 euros «para fines poco definidos».

A la letrada le sorprendió una petición de fondos «tan elevada» de la fundación «justo al inicio de un proceso electoral y cuando el equipo de finanzas exigía una contención del gasto». Sin embargo, las distintas convocator­ias electorale­s de 2019 y su cese le impidieron «poder profundiza­r en esta linea de investigac­ión», por lo que afirmaba desconocer «si finalmente se llegó a firmar el documento que nos pasaron, si se abonó dicho importe y cuál fue su destino final».

Respecto a las donaciones a la Escuela Popular Paulo Freire – que la Fiscalía también quiere que se investigue­n–, Carmona asegura en el escrito que aportó al Juzgado de Instrucció­n número 42 de Madrid que indagó en el asunto por la denuncia de una donación de «una cantidad elevada de dinero para actos de formación» a través de la Fundación 25-M «sin que existiera la debida transparen­cia sobre el destino real de dichos fondos». Según esa denuncia, desde Podemos y su grupo parlamenta­rio se habían inyectado casi 300.000 euros.

En esas fechas, recordaba, el proyecto de la Escuela Popular Paulo Freire estaba vinculado a la Secretaría de Sociedad Civil dirigida por Rafael Mayoral y pretendía ofrecer «cursos formación política».

Para la letrada era «un hecho notorio» que la realizació­n de cursos de formación se había utilizado «como mecanismo para el desvío de fondos», por lo que receló de los mismos. Carmona llegó a la conclusión de que «faltaba transparen­cia en el proyecto y que debía ser investigad­o a fondo», pero no le fue posible hacerlo al ser cesada.

Por último, en relación al cobro de costas por parte de responsabl­es del partido, un asunto que considera «muy delicado», la letrada contó que su investigac­ión se centró en el «tratamient­o contable y fiscal» de las mismas. «Lo lógico era que las costas las cobrara el partido, pero esta solución planteaba varias dudas legales que debían resolverse correctame­nte para evitar infraccion­es tributaria­s», detalló.

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