Los Mossos culpan a los soberanistas de los actos de violencia en Barcelona
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La violencia desplegada por los radicales en las dos últimas semanas en Barcelona (a veces, extendida a otras ciudades de Cataluña) registró el sábado su estampa más mediática e impactante con la quema de un furgón de la Guardia Urbana con un agente en su interior. No obstante, fue tan solo un episodio más de los ataques que están sufriendo los Mossos d’esquadra desde que el 16 de febrero se inició la ola de protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel. De hecho, como recuerdan algunos agentes consultados por este diario, los radicales destrozaron la comisaría de Vic y se quedaron al borde de asaltarla (los propios policías a punto estuvieron de abrir fuego ante el acoso) o ya intentaron quemar una furgoneta de los antidisturbios –aunque no hay imágenes que lo recojan– días atrás.
En el origen, todos coinciden en señalar a los políticos independentistas (la CUP, Jxcat y Esquerra). Políticos que han alentado y avalado las protestas tanto por activa como por pasiva. En ocasiones, han animado a protestar o se han mostrado condescendientes con los radicales y, en otras (que son la mayoría), se han dedicado a crear un clima hostil contra los Mossos d’esquadra con un cuestionamiento permanente que ha terminado alentando virulentos ataques de los manifestantes. Y es que, echar un vistazo a la deriva de los disturbios en Barcelona permite constatar cómo ha influido el papel y complicidad del independentismo político: hace una década, cuando había protestas violentas con asaltos, se condenaban de inmediato y se frenaban. Ahora, en cambio, se pueden alargar en el tiempo como tras la sentencia del «procés» o ahora tras el encarcelamiento de Hasel.
«Si tienen cojones, que vayan luego al entierro a dar consuelo a la familia de un compañero», expresa el portavoz del sindicato Uspac, Albert Palacios, que ya sondea acciones judiciales contra los políticos. También el sindicato de agentes de Policía Local Sapol anunció ayer que se personará como acusación contra el grupo responsable de quemar una furgoneta de la Guardia Urbana. «Es todo culpa de los políticos», clama Palacios, una opinión muy generalizada en el cuerpo, según aseguran varios agentes. Y, en este sentido, entra en juego el contexto político actual, marcado por las negociaciones para la investidura de Pere Aragonès, donde Esquerra está negociando con la CUP y en el centro de las conversaciones están las exigencias exigencias de los anticapitalistas para hacer cambios en los Mossos. Hay dos peticiones que han levantado mucha polvareda: la supresión/moratoria del uso de las balas de foam (que sustituyeron a las bolas de goma) y la eliminación de la unidad antidisturbios.