«CREÍA QUE ESTABA AYUDANDO AL TRIBUNAL»
AporApor el Parlamento de Cataluña. Vamos, que la intención del diputado Nuet como miembro de la Mesa que admitió a trámite aquella suerte de engendro jurídico era, exactamente, la contraria: torpedear el proceso independentista. El plan, digno de Maquiavelo, era aprobar las iniciativas ilegales para, luego, con astucia, reconducirlas por la senda de la constitucionalidad. Para ello, contaba con la ayuda inestimable de los letrados de la Cámara catalana que «no rechazaron con la suficiente contundencia» los proyectos legislativos en cuestión, con lo que despistaban al resto de los miembros de la mesa, ellos sí, separatistas desorejados, y se cerraba la trampa. Expuesto así, me parece que en lugar de acusar de un delito de desobediencia al diputado Nuet y pedirle una pena de inhabilitación para ejercer cargo público, que le deja sin sueldo oficial con la que está cayendo, deberíamos proponerle para una condecoración, tipo la Laureada de San Fernando, que premiara sus esfuerzos en la defensa de la Constitución y de la unidad de España. Porque el caso es que no veo yo muy en esta línea al fiscal Javier Zaragoza, que, dicho sea de paso, daba la sensación de estar oyendo un cuento chino. Más aún, inquirió a nuestro héroe sobre el hecho de que se tramitaran en la Mesa con nocturnidad y en cuestión de horas las leyes del referéndum y de transitoriedad hacia la República catalana, cuestiones que el diputado Nuet ya había dejado, a nuestro juicio, meridianamente claras. En fin, que no es de extrañar que el proceso independentista fracasara. Nunca la Constitución tuvo tan gran defensor como el diputado Nuet.
ver, señor fiscal, que todo parte de una confusión y no vayamos a condenar a un inocente que sólo trataba de ayudar al Tribunal Constitucional a la hora de desactivar las leyes de desconexión aprobadas