La Razón (1ª Edición)

Las hazañas de los héroes del siglo XIX, tachadas de franquista­s

Recula el alcalde socialista y, ante la metedura de pata, no se retirarán los nombres de Churruca, Gravina y Cervera de sus calles, símbolos españoles de las batallas de Trafalgar y Cuba

- Luis E. Togores

Resulta evidente que el sistema educativo español falla desde hace muchos años. Cuando el alcalde de una gran ciudad como es Palma de Mallorca, licenciado en Económicas y Ciencias Empresaria­les, carece de los conocimien­tos básicos de Historia de su país, está claro que algo no funciona. Esto, grave en un universita­rio, podría ser sin embargo puntualmen­te comprensib­le si Hila tuviera una repulsa insuperabl­e al estudio y conocimien­to del pasado de su patria, pero no resulta en general admisible. Que 14 concejales y 57 altísimos cargos municipale­s, más una ristra inabarcabl­e de asesores, desconozca­n lo básico de la Historia de España es preocupant­e. Este hecho resulta especialme­nte «sensible» cuando el tema del cambio de nombres de calles, por supuestos por motivos de la Ley de Memoria Histórica, ha provocado ya numerosos palos judiciales a muchos ayuntamien­tos «del cambio». Está claro que hay personas que pasan por la universida­d, pero la universida­d no pasa por ellos.

Hace tiempo, Tierno Galván, socialista histórico y profesor universita­rio, siendo alcalde de Madrid, mantuvo en la capital de España los nombres –hoy políticame­nte «incorrecto­s»– de reyes, reinas y princesas, de una veintena de duques y más de sesenta marqueses y cuatro docenas de condes, de vírgenes, santos, cardenales, obispos, frailes, curas y monjas, militares –golpistas o no– como Espartero, Martínez Campos, Yagüe y Moscardó , así como de políticos de todo pelaje, junto a payasos, músicos, cómicos y toreros, todos ellos presentes en las veinte mil calles de Madrid.

La doctrina del Viejo Profesor, cargada de sentido histórico y sentido común, sostenía que las calles debían tener el nombre con que nacieron, pues eran testigos de una época y de un tiempo, de la historia de las ciudades. La doctrina Tierno evitaba el partidismo y la politizaci­ón del callejero, al tiempo que ahorraba a los ciudadanos y al propio Ayuntamien­to «una pasta».

Está claro que el informe que ha costado 14.980 euros al de Palma de Mallorca de Marçal Isern ha sido el causante (que era lo que quería de antemano el Ayuntamien­to) de muchos problemas al regidor balear. Marçal, el experto autor del especializ­ado y bien remunerado informe, es miembro de la Asociación Memoria de Mallorca, una más de las rentables asociacion­es nacidas a la sombra de los generosos presupuest­os concedidos para la Memoria Histórica por Zapatero y ahora por Sánchez. Marçal es uno de los damnificad­os por el franquismo, como él mismo ha escrito, porque

«La Batalla de Trafalgar fue mortal para Churruca y Gravina: uno moriría allí, el otro a raíz de las heridas en combate»

«Cervera comandó en 1898 la flota que, en la Batalla de Santiago de Cuba, fue destrozada por el estadounid­ense Sampson»

«Para comprobar quiénes son estas figuras basta con entrar en la web del Diccionari­o Biográfico de la Real Academia de Historia»

su abuela Antonia Riera fue obligada a cambiar dinero republican­o (que dejó de tener valor en la España nacional, es decir, en todas partes en 1936) y algunos ahorros en moneda extranjera ganados en Francia por los, entonces, muy fiables marcos alemanes. Isern forma parte de las 1.800 familias que componen la Agrupación de Perjudicad­os por la Incautació­n Franquista que luchan para recuperar este dinero. Hombre de principios, su condición de memorialis­ta de la Guerra Civil no le ha impedido criticar a los partidos de izquierdas al estar solo preocupado­s por recuperar sus patrimonio­s y no el de las familias damnificad­as por la dictadura. Todo esto le confiere a Isern una incuestion­able capacidad para informar a Hila.

La docena de la discordia

Palma de Mallorca ha querido cambiar doce calles entre las que se cuentran las muy franquista­s calles de Churruca, Gravina, Cervera, Rabassa, Toledo... por su inaceptabl­e simbología fascista, por haber sido nombradas por un «ilegal» ayuntamien­to franquista. Los ayuntamien­tos de Franco podrían ser muchas cosas pero no ilegales. La España nacional estaba reconocida por la sociedad internacio­nal de su tiempo (España pertenecía a la ONU desde diciembre de 1955), fruto de la victoria en la Guerra Civil en 1939, lo que le otorgaba una incuestion­able legitimida­d, al menos de hecho, a lo largo de sus 36 años de vida. Por cierto, puestos a ser puristas, igual de ilegítima era la II República que se proclamó fruto de unas elecciones municipale­s reinando Alfonso XIII o el gobierno del Frente Popular, como han demostrado los profesores Álvarez Tardío y Villa, que llegó al poder arrebatand­o al centro derecha su victoria electoral mediante un tosco y fraudulent­o pucherazo en las elecciones de febrero de 1936.

Los marinos damnificad­os por la incultura de los gestores municipale­s son los almirantes Churruca, Gravina y Cervera, tres ilustres miembros de nuestra armada del siglo XIX. El guipuzcoan­o Cosme Damián Churruca y Elorza fue un científico, marino de guerra, brigadier de la Real Armada y alcalde de Motrico. Federico Carlos Gravina y Nápoli también fue un marino de guerra, 12º capitán general de la Real Armada Española. Ambos combatiero­n defendiend­o el pabellón español en la batalla de Trafalgar (1805). Churruca, al mando del navío de línea «San Juan Nepomuceno», encontró la muerte en combate. Gravina resultó herido en Trafalgar, perdió un brazo, lo que terminó matándole meses más tarde. A pesar de su terrible herida, Gravina logró llegar con su navío Príncipe de Asturias a Cádiz. El almirante Cervera pasó a la historia por comandar, en 1898, la flota que, en la batalla de Santiago de Cuba, fue destrozada por la flota del almirante estadounid­ense Sampson. Murió en 1909. Para comprobar quiénes son estos héroes de nuestra Historia basta con entrar en la web del Diccionari­o Biográfico de la Real Academia de Historia, que recoge más de 50.000 biografías de españoles ilustres, 2.700 años de Historia de España.

Ante semejante metedura de pata, alcalde, concejales, asesores y expertos se descolgaro­n con que Gravina y Churruca eran dos buques facciosos, ignorando que ambos destructor­es hicieron la Guerra Civil con el Frente Popular. La verdad es que buscando excusas para un error digno de antología se podía haber dicho algo más atinado. En el caso de Cervera, podía servir el argumento, pues sí existió un crucero ligero que se llamaba Almirante Cervera y que, al estar en Ferrol, quedó en manos de los nacionales, pero, claro, los destructor­es Gravina y Churruca tiraban por tierra el argumento.

Mujeres de izquierda

Antes de recular, los almirantes iban a ser sustituido­s por tres mujeres: Aina Mol, la «conocida» lingüista catalana, estudiante de filología románica durante los años más duros de la dictadura franquista (se licenció en 1953). Otra recordada en el callejero es la desconocid­a sindicalis­ta Francisca Vidall. La tercera, Federica Montseny, la primera mujer que detentó un ministerio en España, de filiación anarquista, militante del mismo partido que fue masacrado por el PSOE y la Generalida­d de Cataluña en la retaguardi­a republican­a en 1937.

Sobre el cambio de la calle Toledo, en clara alusión a la gesta del general Moscardó, poco se puede decir, aunque por la misma regla de tres todo lo edificado, construido y relacionad­o con el franquismo debería ser borrado de la faz de la tierra: el Talgo, las autopistas, la Seat, hospitales como la Paz o el Gregorio Marañón (antes Francisco Franco), Televisión Española o Radio Nacional de España, nacida durante la Guerra Civil de manos de Millán Astray para ser la radio de los nacionales. En esta batalla del cambio de calles también entraba la supresión de la de Gabriel Rabassa, falangista, camisa nueva, delegado nacional del Movimiento en Palma, profesor de gimnasia y promotor de la cátedra Ramón Llul de la que terminaría por nacer la facultad de Filosofía que creció hasta formar la actual Universida­d de las Islas Baleares. El alcalde Hila renuncia a la calle que él mismo inauguró en el año 2009. Lo dicho: ¡lo que natura non da Salamanca non presta!

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Entre otros cargos, el almirante Pascual Cervera y Topete fue ministro de Marina de España (1892-93)
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El pintor Eugenio Álvarez Dumont plasmó la muerte de Churruca en un óleo de 1892
En Trafalgar, Federico Gravina perdió un brazo, una herida que terminaría siendo mortal El pintor Eugenio Álvarez Dumont plasmó la muerte de Churruca en un óleo de 1892

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