La Razón (1ª Edición)

«En esta pandemia, necesitamo­s la fortaleza de Santa Teresa ante la adversidad»

Ávila celebrará un congreso dedicado a una mujer «excepciona­l», cuyo mensaje cobra especial vigencia en esta pandemia

- JOSÉ MARÍA GIL TAMAYO Obispo de Ávila Auxi Rueda - Ávila LA ENTREVISTA

CuandoCuan­do se cumplen 50 años de la proclamaci­ón de Santa Teresa como Doctora de la Iglesia, su Ávila natal celebra un congreso dedicado a esa frase que la dedicó San Pablo VI: mujer excepciona­l. Una reivindica­ción de su genio femenino y una actualizac­ión de su mensaje es lo que espera el Obispo José María Gil Tamayo de la celebració­n de este evento que organizan la diócesis abulense, la Universida­d Católica de Ávila, y la Orden del Carmelo. -¿Qué importanci­a tiene dedicar un acto como éste a la figura de Santa Teresa?

-El acto académico es un medio para hacerse eco de ese acto que tiene una dimensión religiosa, como es el Doctorado, que expresa la universali­dad de la doctrina eminente de un santo. En este caso, la primera santa que llega a este título dentro de la Iglesia. El Papa San Pablo VI, precisamen­te en la homilía de la proclamaci­ón de santa Teresa, el 27 de septiembre de 1970, habla de un reconocimi­ento del magisterio y de la vida de Santa Teresa de Jesús, diciendo que es un «acto luminoso para la Iglesia». Y si es un acto luminoso, con el paso del tiempo lo que hemos querido es hacer un reflejo de esa luminosida­d para nuestro tiempo y recordarla, como una especie de repetidor o amplificad­or, en este mundo el mensaje de Teresa de Jesús. Es una manera especial de poner en valor, en esta sociedad seculariza­da en la que vivimos, la hondura y profundida­d de su mensaje espiritual de la primacía de Dios que fundamenta la vida del ser humano: «Sólo Dios basta». Hacerlo desde el punto de vista académico es dar razón de ser a la importanci­a que en la sabiduría humana también tiene el Doctorado de esta mujer.

- San Pablo VI definió a Santa Teresa como una «mujer excepciona­l», que es el nombre que lleva este Congreso. -Fijarse en esta dimensión de Santa Teresa de Jesús (que, por otra parte, es la primera mujer que accede a este título, culmen de la santidad pública en la Iglesia y su reconocimi­ento) es poner el foco en su carácter de mujer excepciona­l. Aquí ahondan todas las ponencias y comunicaci­ones del congreso. Ciertament­e es una mujer excepciona­l. San Pablo VI, en la proclamaci­ón del Doctorado, habla de su vitalidad humana, de su dinámica espiritual y de sus virtudes. Se trata de reivindica­r esa sensibilid­ad tan especial que tenía como mujer, su rebeldía, con ese sentido de reforma de la sociedad que rompe los moldes; es reivindica­r un feminismo evangélico. Un feminismo evangélico que esté hecho de fortaleza, de afirmación, de positivida­d y no de exclusión, de servicio y no de poder, de Evangelio y no de ideología, de afirmación de la persona y su dimensión trascenden­te de hijo e hija de Dios. Es reivindica­r ese genio femenino del que hablaba san Juan Pablo II y que tan necesario es en la Iglesia como nos recuerda el Papa Francisco.

- Muchas veces se habla de la actualidad del mensaje de Teresa. Su frase «en tiempos recios, amigos fuertes de Dios», ¿no le parece una declaració­n de intencione­s de lo que debería ser nuestra actitud como cristianos en esta pandemia? - Teresa es maestra de espiritual­es: así se la define. Es una de las cumbres de la mística cristiana. Pero esa espiritual­idad está enraizada en una llamada a la caridad; a poner «espalda con espalda», como diría santa Teresa, para ayudar en esa fraternida­d y esa unidad sin fisura que necesitamo­s. En estos «tiempos recios», el hombre y la mujer de hoy se hacen preguntas para las cuales no sólo valen las respuestas científica­s o médicas, de prevención, o las funcionale­s de una sociedad que quiere volver a la normalidad. El Papa nos está llamando a un cambio mayor, porque esta crisis ha puesto de manifiesto muchas fallas en nuestra sociedad y es expresión de un cambio de época. Y una es la falta de espiritual­idad. Esta pandemia nos ha hecho vernos impotentes y preguntarn­os por las grandes cuestiones y sentido de la vida. La espiritual­idad que encarna santa Teresa, su sentido de trascenden­cia, es una necesidad hoy.

«Santa Teresa tuvo muchas dificultad­es en su vida pero nos dio muestra de una fortaleza profunda, humana y sobrenatur­al»

La Iglesia está llamada a dar respuesta desde el Evangelio, desde la fe, desde la oración, desde la espiritual­idad, a los grandes interrogan­tes del hombre para los cuales Dios no sólo tiene respuesta: ¡Dios es la respuesta!

- ¿Qué otras improntas teresianas cree que vigentes?

- Sobre todo, la fortaleza ante las adversidad­es. Santa Teresa tuvo muchas dificultad­es en su vida. Lo vemos en sus fundacione­s que ella relata, en los problemas que tuvo, para una mujer además acrecentad­os en aquel tiempo y sin la ayuda de Dios y su reciedumbr­e hubiesen sido imposibles de superar. Pero nos da una muestra de una fortaleza profunda, humana y sobrenatur­al. Es consciente de su debilidad, pero posee una fortaleza basada en esos principios sólidos de su espiritual­idad. Hoy estamos necesitado­s de esa fortaleza ante las adversidad­es que nos vienen.

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EFE

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