Rafael Benjumea
La bondad y la amistad corrían por su sangre y el amor aEspañ asaltabaa borboto ne sen sus venas. senos ha muerto, en plena madurez, Rafael Benjumea, empresario anticipativo y hombre profundo, consecuente con sus ideas en su vida, y estamos desolados.
El presidente ejecutivo de la fundación Duque de Soria, desde sus inicios, era una de esas personas buenas, en el sentido machadiano de la palabra, que pasan por la vida aupando lo que parecería imposible y haciendo el bien.
Su discreta y austera manera de ser, me recordó siempre al español laborioso y educado, por su manera de hacer el camino, el que se hace al andar, por encima de cualquier dificultad, más que al noble que fue: marqués de val de cañas y conde de Guadalhorce. Una de sus mayores alegrías, tras superar el Covid, fue volver ala ejemplar institución que encabezan la Infanta Margarita y el Duque de Soria, para retomar los trabajos que habrían de reunir en Madrid, como ya lo había logrado anteriormente por primera vez en la historia, a los hispanistas de todo el mundo, acontecimiento de verdad asombroso, que presidió incrédulo, pero feliz, el Rey Felipe.
La Fundación Duques de Soria, a la que tanto debe España y que ha proyectado a Castilla y León en el mundo, cogió velocidad con Rafael Benjumea, que supo ser un humanista inquieto y bien conectado, empeñado en inculcar valores y sentido del deber, a través de cientos de actividades llevadas a cabo, desde Soria, por todo el mundo.
Se ha muerto con las botas puestas. Como se van los amantes de la luz y dela vida, después de la bondad y la amistad corrían por su sangre y el amor aEspañ asaltaba a borboto ne sen sus venas, después de construir algo sólido y singular, en su peripecia personal, familiar y profesional. Luego de mostrar el camino, con un trabajo tenaz y serio, alejado de crispaciones , a los que enseñan a odiar a España, a despreciar a España, a subestimar el Hispanismo y nuestra Comunidad Iberoamericana de Naciones. «La pena y la que no es pena,» Rafael, amigo, todo es hoy pena para mi.
«Me recordó siempre al español laborioso y educado»