El violinista en el corazón
Daniel Gómez Ramírez, de 24 años, natural de Ciudad Real es el MIR número uno de España. Su otra gran pasión es el violín, al que se inició con 8 años
«Los últimos nueve meses fueron hasta once y doce horas diarias de estudio, no te podías distraer con nada, aunque en eso también te ayuda mucho tu academia». Daniel acaba de recibir su nota de examen de MIR, que le deja una media de 9,45 sobre 10. Lo suficiente para elegir y emprender sus pasos hacia donde quiera. Es natural de Ciudad Real, donde ha estudiado la carrera dentro de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-la Mancha. Es quien encabeza la lista de todos los MIR de España, un título que ya no se lo quita nadie. Aunque pareciera no importarle demasiado.
«Dudo entre cardiología y medicina interna, aunque muy probablemente me vaya hacia la primera», admite Daniel quien durante su estancia profesional en el Hospital de Ciudad Real ya ha publicado incluso un libro junto al cardiólogo Jesús Piqueras Flores. Se trata de «Electrocardiografía para estudiantes de Medicina», una manera fácil de explicar e interpretar un electrocardiograma para no iniciados. «A veces los profesionales utilizamos una jerga demasiado técnica, que es imposible que pueda ser comprendida incluso por los propios estudiantes de Medicina», asegura.
Su otra gran pasión es la música, el violín al que se inició cuando apenas contaba con ocho años y al que ha dedicado también diez años de su vida. «Cuando llegué a los dieciocho, me di cuenta de que me haría falta todo el tiempo del mundo para Medicina... Contemplé la posibilidad de continuar con la carrera de Música, pero pensé que quizá tuviera menos salidas que Medicina... Así que me fui a la facultad y decidí que la música y el violín me acompañaran el resto de la vida como hobby».
De esta forma, tenemos a todo un señor cardiólogo que interpreta tranquilamente obras de Bach, Vivaldi y Mozart. «Mis preferidos son los barrocos, Bach sobre todo... El Concierto en Mi Mayor de Bach para violín es uno de mis preferidos, aunque quizás la obra que lleve más dentro sea la Simphonye espagnole de Édouard Lalo, que la toqué además en mi recital de fin de grado... Y sí, durante el encierro y las horas de estudio, de vez en cuando tocaba el violín para distraerme y despejarme un poco», asegura.
Sobre la posibilidad de pasar consulta con alguna de sus piezas de fondo, sonríe y dice que «no estaría mal, siempre que al paciente no le molestase». Música que llega al corazón para sanar el corazón.
Mientras tanto, decide hacia dónde encaminar su actividad profesional. «Hasta ahora he trabajado en el Hospital General de Ciudad Real, que me parece increíble... Tengo una experiencia sensacional con todos los compañeros, pero quizá por el momento que es de mi vida, pudiendo elegir, decida buscar otros lugares, sobre todo para conocer otras formas de hacer las cosas... Y luego, probablemente, por qué no, podría haber ocasión de volver».
Daniel ha vivido sus 24 años en Ciudad Real, esta pequeña capital manchega que se ha convertido en las últimas décadas una auténtica ciudad de servicios. «Es una ciudad cómoda, agradable, con calidad de vida, sin duda», señala. Todos los lugares están más o menos próximos y hasta casi puede irse andando a todos lados. Pero la capacidad de elección y las ganas de seguir aprendiendo probablemente haga que Daniel encamine sus pasos hacia otros lugares.
Quienes lo conocen, dicen de él que es un auténtico crack y que «ya se sabía que su nota sería la primera», según un compañero de clase. Los exámenes de MIR que se acaban de conocer ahora se han visto afectados también por la pandemia, en tanto que han sufrido retraso tanto en la convocatoria como en la corrección.
«Sabía que el examen se me había dado bien y que obtendría buena nota, pues utilicé la plantilla correctora y la calificación era buena». Estos días la vida de Daniel se ha visto alterada por las llamadas de compañeros, médicos, familiares, periodistas y hasta políticos. «Creo que el consejero de Sanidad me ha llamado, pero me ha sido imposible hablar con él todavía».
Leonardo fue un artista integral, piedra angular del Renacimiento y uno de los mejores humanistas. De hecho, es él quien recupera esa concepción de las antiguas Grecia y Roma. Daniel, en su modestia, se ha convertido en un Leonardo manchego, que domina todas las disciplinas, de Bach a Galeno. Un violinista en el tejado de la medicina.