La cuarta ola dispara el ingreso y la gravedad en menores de 60
La vacunación de ancianos y personal sanitario reduce las tasas de mortalidad, pero la virulencia de la cepa británica amenaza con desbordar las UCIS
El hombre es el único animal capaz de tropezar con la misma piedra en varias ocasiones y la pandemia de la Covid-19 vuelve, una vez más, a dejar constancia de ello, incluso cuando se trata de una cuestión tan vital como la salud pública. A tenor de los datos, España lo ha vuelto a hacer y, a pesar de la experiencia acumulada durante este último año, nuestro país está inmerso en lo que los especialistas ya definen como la cuarta ola del coronavirus.
Las previsiones no son nada halagüeñas, ya que, aunque se espera que esta tormenta resulte algo más llana que la anterior, los expertos alertan de que la variante británica, ahora dominante en nuestro país, puede jugar una mala pasada a la hora de disparar la tasa de contagio en personas jóvenes, lo que revertirá en un mayor número de hospitalizaciones y, por tanto, en la saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIS), ya de por sí bastante repletas actualmente, con un porcentaje de ocupación superior al 40% en varias comunidades autónomas, pues apenas ha dado tiempo a que se vacíen tras la tercera ola.
A pesar de las restricciones puestas en marcha en Semana Santa, el incremento de las interacciones sociales durante los días festivos ha vuelto a declinar la balanza y dar alas al virus. «Desde principios de abril estamos viendo un ascenso constante y muy preocupante de contagios que resulta dispar en los diferentes territorios debido a la varielos de criterios y medidas que se han puesto en marcha durante los días festivos, pero sí hay una característica común en la mayoría de comunidades autónomas, y es que la curva comienza a tomar una verticalidad peligrosa como consecuencia de que la variante británica, mucho más contagiosa y también más peligrosa, ya es la dominante», alerta Álex Arenas, catedrático de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universidad Rovira i Virgili (URV), quien lamenta que «se baraje la posibilidad de levantar el estado de alarma el próximo 9 de mayo sin tener un plan B, pues estamos viendo que la pandemia no está controlada».
MÁS JÓVENES
En la radiografía de la cuarta ola de la Covid-19 hay un protagonista indiscutible que la diferencia de todas las anteriores y es la vacunación masiva de los ancianos y del personal sanitario, lo que sin duda ha modificado el escenario. «Gracias a la inoculación de la gente más vulnerable, como personas dependientes y que viven en residencias, ahora apenas nos llegan mayores de 80 años con la enfermedad, aunque todavía hay algunos casos como consecuencia de las grietas del plan de vacunación actual, mientras que se ha notado un fuerte incremento de jóvenes contagiados que desarrollan la Covid-19. Todo ello baja la edad media de ingresados en torno a los 58 años, lo que significa que hay pacientes de muy corta edad», advierte Juan González del Castillo, coordinador del Grupo de Infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).
Ese dato resulta determinante y muy característico, «pues en la ola anterior la media ya bajó considerablemente, aunque se quedó rondando los 65 años. Este nuevo descenso de la edad de los ingresados en planta y en UCI ejemplifica que hay muchas personas jóvenes que lo pasan realmente mal tras la infección por el SARSCOV-2», alerta Germán Peces Barba, vicepresidente neumólogo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), quien recuerda que «esta enfermedad ha demostrado que no es sólo una cuestión de mayores, por lo que resulta imprescindible protegerse».
Las cifras no dejan lugar a dudas, ya que, según el último informe de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, el 13,8% de pacientes hospitalizados por Covid-19 en nuestro país tiene entre 60 y 69 años, mientras que, en los albores de la tercera oleada, allá por el 13 de enero de 2021, este colectivo sólo suponía el 10,9%, lo que significa un crecimiento de tres puntos. «Ahora mismo este grupo de edad es el más delicado, pues son personas relativamente jóvenes, pero que suelen presentar patologías previas o comorbilidades como diabetes, hipertensión u obesidad, lo que les pone en la cuerda floja y agrava su pronóstico hasta requerir en muchas ocasiones respiración asistida y atención en UCI», advierte Mari Cruz Martín Delgado, ex presidenta de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc). Pero no son las únicas, ya que el 7,4% de las personas hospitalizadas por codad