El líder del Polisario está acusado de genocidio en la Audiencia
Rabat protesta oficialmente y «expresa su decepción por un acto contrario al espíritu de asociación y buena vecindad»
La protesta oficial marroquí no se hizo esperar. En el mediodía del domingo, con el país en el letargo de su segundo fin de semana de Ramadán, el Ministerio de Exteriores magrebí hacía público un comunicado a través de Twitter expresando «su decepción» por la presencia del líder del Polisario en un hospital de Logroño. «El Reino de Marruecos deplora la actitud de España, que acoge en su territorio al llamado Brahim Ghali, líder de las milicias separatistas del ‘Polisario’, procesado por graves crímenes de guerra y graves violaciones de los derechos humanos».
La nota, que asegura que lo ocurrido es «contrario al espíritu de asociación y buena vecindad» y «afecta a una cuestión fundamental para el pueblo marroquí y sus fuerzas vivas», suscita «una gran incomprensión e interrogantes legítimos» al Gobierno español.
A continuación, el comunicado del Ministerio se pregunta por qué el líder del Polisario entró en España «a escondidas y con un pasaporte falso» y por qué Madrid no creyó necesario informar a Rabat, así como por las razones por las que la justicia española «no ha reaccionado aún a las numerosas denuncias planteadas por las víctimas».
La nota emitida por la Cancillería marroquí concluye asegurando que lo sucedido explica que el embajador de España en Rabat fuera convocado el pasado sábado en la sede de Exteriores en Rabat con objeto de «exigirle las explicaciones necesarias sobre su actitud y la de su Gobierno».
La protesta oficial se ha producido menos de un día después de que el portal Le360 se hiciera eco del malestar de un alto responsable de la diplomacia marroquí en una nota que ya advertía de que la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, era «demasiado optimista» cuando aseguraba el pasado viernes que las relaciones bilaterales no se verían afectadas. La misma fuente deploraba, en términos casi calcados a los de la nota oficial de este domingo, la «actitud desleal» del Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusaba directamente de «eludir sus obligaciones judiciales». «Cuando se pretende ser un socio estratégico no se es cómplice con los enemigos de ese socio», remataba el citado alto responsable de la diplomacia marroquí.
Casi seis meses de tensión
La crisis abierta a raíz de la hospitalización en la capital riojana del líder del Polisario culmina casi medio año de tensión entre Madrid y Rabat. No en vano, la XII Reunión de Alto Nivel (RAN) España-marruecos, prevista para el pasado mes de noviembre –la última se celebró en 2015 pese a que cuando se lanzó el formato en 1993 se preveía una convocatoria anual– y cancelada el 10 de diciembre, bre a una semana para su celebración, sigue aplazada sine die.
La razón oficial del aplazamiento inicial de la cita a febrero fue la situación sanitaria generada por la pandemia, pero no hay demasiadas dudas de que en Marruecos dolió mucho un tuit publicado el 15 de noviembre por el entonces vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en el que pedía la celebración de un referéndum para la «libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental». La primera reacción de Rabat fue anunciar, a primeros de diciemque diciemque el rey Mohamed VI no participaría en la cita junto a Pedro Sánchez (habría sido la primera vez que un presidente español no se entrevistara con el soberano alauita al término de una RAN). Una semana después, el propio Iglesias renunciaba a integrar la delegación española en Rabat. Tres días más tarde la XII RAN se iría definitivamente al traste.
Sin embargo, y a pesar de la situación sanitaria, el día 22 de diciembre el soberano alauita presidía la firma en Rabat de una declaración con- junta con repre- sentantes ma- rroquíes, israelíes y esta- dounidenses que sellaba el restablecimiento de relaciones entre Rabat y Tel Aviv. Un día antes el Gobierno de España convocaba a la embajadora marroquí en Madrid tras las declaraciones del primer ministro marroquí, Saadeddine El Othmani, en las que afirmaba en una televisión saudí que Ceuta y Melilla eran «tan marroquíes como el Sáhara».
terrorismo, detención ilegal, torturas y desapariciones.
Llegó a estar citado a declarar el 19 de noviembre de 2016, a las 11:30 de la mañana, pero no compareció.
Lo que tratan ahora los querellantes, según fuentes próximas a los mismos, es que no vuelva a ocurrir. Que sean adoptadas las medidas necesarias para asegurar su permanencia en territorio nacional hasta que se le pueda tomar declaración y, si procede, ser imputado por los referidos delitos.
Incluso, uno de los abogados personados ha dirigido un mensaje, a través de correo electrónico, a la Comisaría de Policía de Logroño, en el que, según ha sabido LA RAZÓN, le informa de la presencia de Ghali en esa ciudad y les recuerda que se halla investigado en la Audiencia Nacional por los citados delitos. La finalidad es que se adopten las medidas precisas para que no abandone el hospital si no es para comparecer ante los tribunales.
El jefe del Frente Polisario llegó al aeropuerto de Zaragoza en un avión medicalizado procedente de Argel (los polisarios suelen disponer de pasaportes diplomáticos); se da por hecho que pasó la correspondiente aduana al provenir de un país ajeno al espacio Schengen (se desconoce con qué identidad lo hizo, con la suya o la que ha utilizado, falsa, de Mohamed Ben Batouche); y fue trasladado en una ambulancia a la clínica San Pedro de Logroño, donde se encuentra internado en la Unidad de Cuidados Intensivos. Le acompañaba, al menos, un familiar.
Fuentes marroquíes, consultadas por LA RAZÓN, no alcanzan a comprender lo ocurrido y, además, manifestaron su extrañeza (y malestar) por lo que ha pasado; sobre todo, porque se tratara de ocultar un trato de favor al que consideran uno de sus peores enemigos.
Lo de la utilización de la identidad falsa se ha llegado a interpretar en estos medios, no sólo como un intento de engaño a Rabat sino como un ardid para sortear así a la propia Justicia Española.
Se da por hecho que la llegada de Ghali a España, a un aeropuerto en el que, en teoría podía pasar desapercibido, y su ingreso en el hospital de la capital riojana, fue negociado al más alto nivel entre España y Argelia, país que mantiene en su territorio al Frente Polisario, en especial en los campos de Tinduf.
Por si quedaban pocas dudas, un artículo publicado el pasado marzo en la revista Bab –que edita la agencia oficial de noticias MAP– afirmaba que «la posición sobre la cuestión [saharaui] de Pablo Iglesias, jefe de filas del partido de izquierdas y sobre todo vicepresidente segundo del Gobierno de coalición de izquierda, ha estado repetidamente en el origen de las crisis políticas con Marruecos».
Con todo, el pasado 23 de febrero los ministros de Exteriores de Marruecos y España mantuvieron una reunión telemática para abordar algunas de las cuestiones de la agenda bilateral, incluida la aplazada RAN. El penúltimo contratiempo se producía el 29 de marzo, cuando Marruecos suspendía de manera unilateral las conexiones aéreas con España, dejando atrapados a miles de turistas.
La protesta oficial de este domingo, relativa a la cuestión más sensible a este lado del Estrecho, marca un hito más en las siempre tensas pero buenas relaciones entre dos países condenados por la geografía y múltiples intereses. No será el último episodio.