La crispación, la gran aliada
A poco más de una semana del 4-Mvemostrescomportamientos muy definidos. Por un lado la campaña «tranquila» de Ayuso y Bal. Por otro, la ferocidad que muestran Podemos y Vox, y por último, la falta de iniciativa de PSOE y Más Madrid, que esperaban merendarse a los morados, y ahora ven con preocupación la última carta jugada por Podemos. Desde que comenzó la campaña, los datos daban por extraparlamentario a Cs, pero no alejaban demasiado del 5% a Vox y a Podemos. El voto útil hacia el PP estaba debilitando a los de Abascal, así como el crecimiento de Más Madrid a costa del PSOE y sobre todo de UP, comprometía la existencia de los de Iglesias.
El cuerpo a cuerpo entre Monasterio e Iglesias da oxígeno a dos partidos que todas las encuestas los situaban cuartos o quintos, cercanos a la línea roja del 5% y muy alejados de los tres primeros: PP, PSOE y Más Madrid. Gracias a la estrategia de la tensión elegida por Vox y UP superan cada uno en estos momentos el 8% de los votos, lo que les permite subsistir en la Asamblea con 12 y 11 escaños, respectivamente. Pero para ello no deberán levantar el pie del acelerador de la crispación hasta el mismo 4-M.
Vox apuesta por la estrategia de visibilidad que le da la confrontación con la extrema izquierda y que justifica el voto hacia Monasterio, diferenciándose del PP. Al mismo tiempo, Voxpreparalanegociacióncon el PP para después del 4-M, por lo que tiene la pretensión de al menos repetir con 12 escaños para no mostrarse débil ante un PP que está unificando a la carrera la mayor parte del voto de las derechas.
La participación que se prevé es de entre el 68 y el 69%, que sería de entre el 64 y el 65% si añadimos los residentes en el extranjero. El PSOE es el principal causante de mantener unos niveles de participación que favorecen la victoria de las derechas, pues hasta el 11,1% de sus votantes se abstendrían ahora, frente a tan solo el 6,7% de MM o el 6,6% de UP.