La Razón (1ª Edición)

Draghi moldea el destino de Italia

El «premier» presenta un ambicioso programa de recuperaci­ón post pandemia con el que acabar con dos décadas de estancamie­nto gracias a los fondos europeos. La transición energética y la digitaliza­ción marcan las prioridade­s

- Ismael Monzón - REABREN RESTAURANT­ES, BARES, TEATROS Y MUSEOS

No hay una cuestión más trascenden­tal para Italia en las próximas semanas, meses y años. Lo sabían quienes mejor interpreta­n la política de este país, cuando antes de las Navidades comenzó una campaña de acoso y derribo contra el entonces primer ministro, Giuseppe Conte. El ataque lo encabezó el también ex primer ministro Matteo Renzi, que consiguió convencer al presidente de la República, Sergio Mattarella, de que nadie pilotaría esta operación como el ex presidente del Banco Central Europeo. Mattarella llamó a Mario Draghi con ese cometido: guiar Italia en la gestión de los fondos de recuperaci­ón europeos. Ahora ese momento ha llegado. Ayer, el economista presentó su plan ante la Cámara de Diputados, horas antes de desvelárse­lo a su Gabinete. Ahora el texto debe convertirs­e en decreto, tras pasar por el Consejo de Ministros, y ser enviado a Bruselas antes del 30 de abril.

«En el conjunto de acciones que os presento está, sobre todo, el destino del país. La medida de su papel en la comunidad internacio­nal. Su credibilid­ad y reputación como fundador de la Unión Europea y protagonis­ta del mundo occidental», afirmó solemnemen­te el primer ministro. La importanci­a se mide al peso. El trance es tan crucial debido a que Italia es el primer beneficiar­io de los fondos de la UE. Draghi explicó que el volumen total de inversione­s asciende a 248.000 millones, incluidas partidas correspond­ientes a los próximos años y el reintegro de los fondos de cohesión. Del plan aprobado hace unos meses por Bruselas, llegarán a Roma 191.500 millones, a los que el Estado italiano aportará unos 30.000 millones adicionale­s. Es decir, en total 221.500 millones de euros.

Italia ha conseguido llegar a estas cifras debido al impacto de la covid, que golpeó en Europa por primera vez aquí y que ha dejado solo en este país 120.000 fallecidos y una caída del PIB del 8,9%. Aunque también influyen las buenas artes negociador­as italianas, maestros de la diplomacia, sea quien sea su primer ministro. El acuerdo lo firmó Conte el pasado verano, aunque lo aplicará Draghi en los próximos meses. Los primeros 20.000 millones podrían llegar ya en julio. Una de las debilidade­s que se le achacaban a Conte es que no tenía la suficiente autoridad internacio­nal para defender el plan ante las exigencias en materia de reformas que exigirá Bruselas. El pasado fin de semana, la presidenta

La gestión de los fondos quedará en manos directas de Draghi, que ejercerá como mediador último ante Bruselas

El desempleo juvenil, la inserción laboral de las mujeres y el desarrollo del sur de Italia son otros objetivos del plan

de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó varias veces a Roma para pedir más explicacio­nes sobre el plan italiano antes de hacerlo público, a lo que Draghi contestó que él mismo se convertía en garante. «Ya es suficiente, Italia merece un respeto», fueron las palabras de Draghi, según la prensa italiana. Quién sabe si la transcripc­ión es literal o se trata de un modo de apuntalar mediáticam­ente la credibilid­ad del ex presidente del BCE.

Eso quedará para los próximos meses. Mientras, el documento definitivo ya está aquí. El primer ministro diseccionó los diferentes capítulos y sus correspond­ientes partidas. La más cuantiosa correspond­e a «la revolución verde y la transición ecológica», con casi 60.000 millones. La digitaliza­ción e innovación tecnológic­a se llevarán más de 40.000 millones, mientras que se destinarán más de 30.000 millones a educación y 15.000 a sanidad. También hay un importante plan de infraestru­cturas y otro para el desarrollo de las zonas más empobrecid­as. Las prioridade­s no son muy diferentes a las de otros países. La hoja de ruta la marca Bruselas, que establece la dirección hacia la que deben virar los diferentes sistemas productivo­s. Los Estados solo ejecutan. En el caso italiano, Draghi calcula que todas estas reformas tendrán un impacto adicional del 3,6% del PIB y de un 3,2% de la ocupación hasta 2026. Italia espera la lluvia de millones como una oportunida­d única para salir de dos décadas de estancamie­nto económico y de un sistema altamente ineficaz. De ahí que la digitaliza­ción y la innovación tecnológic­a tengan un peso tan importante.

Afecta a todos los niveles. Desde las oficinas de los servicios públicos hasta el aparato judicial, una de las grandes moles anquilosad­as que el Gobierno pretende reactivar. Draghi ejemplific­ó que en Italia se necesitan de media 500 días para concluir un proceso civil por los 200 de Alemania, un retaso motivado principalm­ente por la burocracia. Además, esta modernizac­ión del Estado debería incidir en mayores oportunida­des para los jóvenes, ya que el paro juvenil y el empleo de baja calidad son otros de los grandes males de Italia. Se supone que las generacion­es que acaban de integrarse al mercado laboral están mejor preparadas para afrontar la digitaliza­ción. Draghi incidió insistente­mente en los jóvenes, en una mayor inserción laboral de las mujeres y en el desarrollo de la Italia meridional, otra de las grandes deficienci­as de este país. «Si crece el sur, crece Italia», pronunció el primer ministro, que dedicó uno de los capítulos de las inversione­s únicamente a estas regiones atrasadas.

A Draghi solo le interrumpi­eron esta vez los aplausos de la Cámara de Diputados. Las disputas entre los partidos que apoyan su Gobierno de unidad han crecido en los últimos días, sobre todo a propósito de las restriccio­nes, pero en este aspecto nadie quiere quedar fuera de la foto. Cada una de las formacione­s ha buscado asegurar sus banderas políticas, aunque nadie se ha manifestad­o claramente en contra del plan. Solo los ultraderec­histas Hermanos de Italia han elevado las quejas por el hecho de que Draghi ha esperado al último minuto para anunciar su proyecto y lo mandará a Bruselas sin apenas debate parlamenta­rio. La gestión de los fondos quedará en manos directamen­te de Draghi, que ejercerá como mediador último ante las institucio­nes comunitari­as, si bien también delegará las relaciones con la Comisión en su ministro de Economía.

«Estoy seguro de que la honestidad, la inteligenc­ia y el gusto por el futuro prevalecer­án sobre la corrupción, la estupidez y los intereses particular­es», afirmó el primer ministro al término de su discurso. La relevancia es tal que intenta evitar que un asunto considerad­o de Estado se convierta en otro elemento más de la batalla política. Por eso advirtió que «retrasos, ineficienc­ias o visiones miopes por encima de bienes comunes pesarán directamen­te en nuestras vidas».

Italia emprendió ayer un proceso paulatino de reapertura que comenzó en las catorce regiones con bajo riesgo de contagio catalogada­s como «zonas amarillas», incluidas Lacio y Lombardía, cuyas capitales son Roma y Milán, respectiva­mente. En ellas, volvieron las clases presencial­es a los colegios hasta la secundaria, los bares y restaurant­es comenzaron a servir comidas y cenas en terraza y hasta el inicio del horario del toque de queda, a las diez de la noche, y se permite el regreso de museos, cines y teatros con aforo limitado. Desde ayer solo cinco regiones se encuentran en riesgo medio o «zona naranja» (al norte, el Valle de Aosta, y al sur, Sicilia, Calabria, Basilicata y Apulia), mientras la isla de Cerdeña es la única que queda como «zona roja» o mayor nivel de restricció­n. Italia registró 8.444 nuevos contagios de coronaviru­s y 301 muertos en las últimas 24 horas, informó el Ministerio de Sanidad. Desde que se inició la pandemia, han muerto 119.539 italianos por covid-19.

es prof. de Comunicaci­ón Política en la American University

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REUTERS El «premier» italiano, Mario Draghi, presenta ante la Cámara de Diputados las líneas maestras de su plan de recuperaci­ón post pandemia

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