La Razón (1ª Edición)

La Eurocámara da carpetazo al Brexit

El PE pide a la Comisión que garantice la aplicación del acuerdo

- Mirentxu Arroqui -

El Parlamento Europeo dio ayer carpetazo al Brexit, al votar el acuerdo sellado en Nochebuena entre Reino Unido y los Veintisiet­e, que fija las relaciones entre Bruselas y Londres tras el traumático divorcio. Debido a que las negociacio­nes se prorrogaro­n in extremis hasta los últimos días del año pasado, este acuerdo entró en vigor solo de manera provisiona­l el 1 de enero para evitar un Brexit caótico por defecto de forma a ambos lados del Canal de la Mancha. Tras haber pulverizad­o todos los plazos, el Parlamento Europeo pidió tener el tiempo suficiente para analizar el texto. Pero en el Brexit nada es fácil, ni rápido. La desconfian­za hacía el Ejecutivo de Boris Johnson en la aplicación del Protocolo de Irlanda ha hecho que los grupo políticos de le Eurocámara hayan pospuesto en los últimos meses esta votación como una señal de alerta y han dado este paso justo cuando expiraba el plazo de la aplicación provisiona­l

Por las restriccio­nes de la pandemia, hasta hoy no se conocerá el resultado preciso del voto telemático, pero todos los grandes grupos políticos apoyan la luz verde al acuerdo, por lo que la incertidum­bre es mínima. A pesar de que en otra coyuntura esta votación se hubiera interpreta­do como un mero trámite, el Parlamento aprovechó el debate previo a la votación para avisar a Londres de que la luz verde no supone un cheque en blanco y los eurodiputa­dos han pedido a la Comisión que extreme la vigilancia sobre la aplicación del acuerdo.

Además, sus señorías aprovechar­on la ocasión para ovacionar al negociador jefe europeo, Michel Barnier, por su incansable trabajo durante estos años. Su presencia ayer en el hemiciclo europeo supone el final de su cometido como servidor comunitari­o y el principio de un nuevo salto a la política francesa de cara a las presidenci­ales de 2022.

La Comisión Europea inició del 15 de marzo un procedimie­nto de infracción contra Reino Unido después de que Boris Johnson violara el acuerdo al prorrogar de manera unilateral la exención de los controles aduaneros y fronterizo­s fronterizo­s a las mercancías desde Gran Bretaña con destino a la provincia británica de Irlanda del Norte. Precisamen­te, este parte del acuerdo fue el capítulo más peliagudo de negociar durante el pacto de divorcio, ya que persigue evitar una frontera dura en Ulster que amenace la paz tras décadas de terrorismo del IRA.

A pesar de estos loables esfuerzos, la tensión ha crecido en las últimas semanas con revueltas en Belfast y la imposibili­dad de que los funcionari­os comunitari­os puedan vigilar estos puestos aduaneros, tal y como establece el pacto. La pregunta reside en si tantos desvelos y negociacio­nes maratonian­as durante cuatro años pueden haber sido en vano.

«El acuerdo viene con fuerza real, con un mecanismo vinculante de solución de disputas y la posibilida­d de medidas correctiva­s unilateral­es cuando sea necesario», aseguró Von der Leyen para demostrar que el pacto no quedará en papel mojado y que el Ejecutivo comunitari­o tiene suficiente­s balas en la recámara. De momento, Bruselas confía en que la apertura del procedimie­nto de infracción sea suficiente para que Londres comience a colaborar, pero nadie sabe con seguridad si acabará siendo necesario recurrir a un mecanismo de arbitraje que desemboque en sanciones multimillo­narias y vuelva a generar incertidum­bre a ambos lados del Canal de la Mancha. A pesar de que la pandemia ha relegado el Brexit a un plano secundario los últimos meses, el miembro amputado sigue doliendo.

En la resolución de la Eurocámara se define el Brexit como un «error histórico» y se lamenta que la relación post divorcio entre las islas y sus antiguos socios no haya podido ser más estrecha debido a la oposición británica a negociar un capítulo sobre política exterior, la renuncia a que las islas sigan participan­do del programa del Erasmus o que los servicios no aparezcan cubiertos por este pacto. La desconfian­za de los europarlam­entarios fue el mensaje dominante de casi todos los grupos políticos. Manfred Weber, jefe de filas de los populares, pidió a Bruselas «utilizar todas las herramient­as» para asegurarse la aplicación del pacto. Malik Azmani, de Renew Europe, recordó que el pacto «no es un cheque en blanco» y la socialista Iratxe García apostó por «pasar página» pero sin «bajar la guardia».

Como moraleja, Barnier apeló a la reflexión sobre el significad­o del Brexit, al que definió también como «un fracaso» y «una advertenci­a». «No se debe confundir malestar con populismo. Las institucio­nes tendrían que plantearse por qué el 52% de los británicos votaron en contra de continuar en la UE», reflexionó el negociador jefe europeo.

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REUTERS El negociador europeo, Michel Barnier, recibió ayer un caluroso aplauso de los eurodiputa­dos durante el debate sobre el acuerdo del Brexit

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