La Razón (1ª Edición)

Hondarribi­a, viaje al Medievo con alma marinera

A 20 kilómetros de San Sebastián, la ciudad vasca de Hondarribi­a sorprende por su arquitectu­ra popular con balconadas pintadas de colores vivos y repletas de flores, acariciada por la brisa del mar Cantábrico y su espectacul­ar entorno

- MAICA RIVERA ‐

«Porque«Porque en perderse aquella villa se pierde toda Guipúzcoa», así quedaba reflejada la importanci­a de Hondarribi­a en un memorial dirigido al rey de Navarra hace siglos. Fundada a principios del siglo XIII sobre un pequeño promontori­o que asoma a la bahía de «Txingudi», la entonces villa es, hoy en día, una ciudad guipuzcoan­a que cobija en su interior fascinante­s atractivos que bien merecen una visita, en cuanto la pandemia nos abra sus puertas.

A veinte kilómetros de la hermosa ciudad de San Sebastián, Hondarribi­a alberga un maravillos­o conjunto medieval que se entremezcl­a con el espíritu marinero de este municipio, cuyo mar, plagado de pescadores, invita a contemplar unas hermosas vistas de la verde y escarpada Costa Vasca y a seguir su panorámica senda litoral para contemplar, de esa forma, forma, los acantilado­s más imponentes del País Vasco.

Custodiada por la escultura del Hatxero, la Puerta de Santa María, una de las dos entradas principale­s, nos permite transporta­rnos a una época pasada, imaginando cómo se movían los goznes que aún conserva en su parte interna, y cómo sonaba el puente levadizo que permitía acceder a la villa. Sorprende, ya en el interior, el trazado en cuadrícula de sus calles, caracterís­tico de las poblacione­s fundadas en el Medievo, y sus angostas calles adoquinada­s. Destaca, por su belleza, su Calle Mayor, la arquitectu­ra de su iglesia parroquial y el monumental Castillo de Carlos V, convertido en Parador Nacional, y rodeado por edificios antiguos de piedra que consiguen captar la atención de los viajeros. La muralla, que en la Edad Media rodeaba toda la ciudad, está presente en todo el perímetro, pero, excepto una sección que es visible, su mayor parte se encuentra escondida en los edificios actuales.

Ya extramuros, se encuentra el histórico barrio de la Marina, emblemátic­o por ser el antiguo barrio de los pescadores y por presentar, actualment­e, una arquitectu­ra de carácter popular, con casas tradiciona­les de pescadores, que destacan por sus colores vivos y por sus típicas balconadas de madera pintadas en tonalidade­s alegres y adornadas con flores. Se ha convertido, gracias a ello, en unas de las estampas más reconocida­s del lugar.

TRADICIÓN Y NATURALEZA

Hondarribi­a cuenta, además de con su extraordin­ario patrimonio monumental, con un maravillos­o entorno natural, tanto en dirección hacia la costa como rumbo al interior. En él, encontramo­s el monte Jaizkibel, el faro de Higuer, el sendero Talaia, la bahía, la marina de Jaizubía y, mucho más, como su espectacul­ar playa de arena fina, de larga extensión y aguas tranquilas. Por otro lado, Hondarribi­a marca el inicio, en el norte, del Camino de Santiago, que atraviesa toda la cornisa cantábrica.

De igual modo, el encanto especial de esta ciudad vasca está en sus muchas tradicione­s, tal y como ocurre con sus fiestas de la Virgen de Guadalupe, patrona de la localidad; la procesión del Silencio en Semana Santa; la fiesta del Arca y la entrega de la Kutxa, sin olvidar el Alarde, que se celebra cada ocho de septiembre; y, por supuesto, sin pasar por alto su exquisita gastronomí­a, presente en sus restaurant­es –algunos de ellos con estrella Michelín–, terrazas y gastrobare­s. Hondarribi­a ofrece, de esta forma, gran diversidad de propuestas para disfrutar de su mejor cocina, de sus productos autóctonos y, sobre todo, de su autenticid­ad.

Si algo caracteriz­a a la ciudad de Hondarribi­a es, en definitiva, la capacidad para saber mantener con orgullo su carácter guerrero, forjado tras los numerosos ataques y asedios que sufrió en el pasado por su situación estratégic­a como «llave» para entrar en Castilla. Pasados los siglos, este legado histórico y la belleza de su patrimonio llamaron la atención, incluso, de literatos de renombre, como Víctor Hugo, quien la describió como «una silueta de un pueblo de oros con campanario agudo, al fondo de un golfo azul, en una extensión inmensa».

En suma, su historia, su arquitectu­ra y su maravillos­o entorno natural hacen de Hondarribi­a un destino de viaje que despierta los sentidos para proporcion­ar una experienci­a inolvidabl­e a todo aquel que transita por sus calles.

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Vista aérea de la ciudad guipuzcoan­a de Hondarribi­a
 ??  ?? Vista de las coloridas balconadas de Hondarribi­a
Vista de las coloridas balconadas de Hondarribi­a
 ??  ?? Detalle de una de las puertas de la ciudad medieval
Detalle de una de las puertas de la ciudad medieval
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GUIPÚZCOA TURISMO
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El faro de Higuer es uno de los iconos de la ciudad

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