COMUNISMO Y MISERIA
«Pablo,«Pablo, ¿comunismo o libertad?», le preguntaban al candidato de Podemos, a lo que respondía: «Comunismo, qué cojones». Pues eso, Iglesias nos previene contra el fascismo, y promete el comunismo. Sabido es que la capital de España está llena de fascistas. Casi todos somos fascistas. Los veo en las colas del hambre. Y a eso el exvicepresidente le quiere poner freno no con flores ni con palabras de paz y amor. En una de sus múltiples intervenciones, el podemita exponía su programa: «Yo voy a ir a ese Parlamento burgués de mierda a liarla, a montar el pollo». Tras expresar la «emoción» que sentía ante el «típico momento masculino» de ver cómo un grupo de manifestantes agredía a un policía, trasladaba su solución: «Hay que aprender a hacer cócteles molotov y prepararse para tomar las armas». Y sentenciaba: «La clave del poder no está en el Parlamento, sino en nuestras pelotas». Por fin, la receta económica: «Hay que dejar de vivir de alquiler para vivir okupando».
Con el tiempo, nuestro visionario estalinista ha ido perfeccionando su programa: impuestos de todo tipo para que los fascistas de Madrid paguen por patrimonio, sucesiones, donaciones, transmisiones, por disfrutar de los parques y restaurantes (tasas verde y turística), etcétera. En definitiva, por vivir. Junto a eso, multiplicar las plazas de funcionarios, crear decenas de nuevas empresas públicas, colocar a su gente en Observatorios, Mesas, Comisiones, Foros y Asociaciones, a los que atiborraría a subvenciones. Así hasta consumir por completo la riqueza actual de España implantando la miseria que han llevado los comunistas a Cuba y Venezuela.
Queda claro.