La Razón (1ª Edición)

¿Cuándo se «jodió» Podemos?

La RAZÓN repasa con Vestrynge, Monedero, Espinar y Cañamero los errores del partido tras el fin de la era de Pablo Iglesias

- POR ROCÍO ESTEBAN

Entre clase y clase en la facultad de Ciencias Políticas, muchos eran consciente­s de que en los pasillos de la universida­d se cocía un nuevo fenómeno a pasos acelerados. Era el germen de Podemos, aunque por aquel entonces no tenía nombre. Lo encarnaban jóvenes sin experienci­a, que venían en su mayoría de barrios ricos, profesores de Somosaguas, pilotados por un entonces joven vallecano que quería cambiar las reglas. Se forjaron al sol del 15-M y se nutrieron de la indignació­n ciudadana, bajo la consigna de que «el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto». Hoy, siete años después, la foto de la unidad de Vistalegre 1 con sus cinco fundadores está rota, y el proyecto se precipita al reto de sobrevivir al hiperlider­azgo de Pablo Iglesias. A volver a reconectar con la clase popular, aunque bajo una dirección intrínseca­mente ligada al mismo creador. La misma pregunta que se hacía el protagonis­ta de Conversaci­ones en la catedral de Vargas Llosa, «¿En qué momento se jodió el Perú?», sobrevuela ahora por algunos de los protagonis­tas de la génesis de Podemos tras la huida de Pablo Iglesias. ¿En qué momento se «jodió» Podemos? El partido llegó con cinco escaños a Bruselas y con 69 al Congreso en 2015. Hoy, tras el fracaso en Madrid, se abraza a Moncloa como triunfo por sus réditos sociales.

Siete años después del nacimiento del fenómeno Podemos, LA RAZÓN analiza con algunos de sus fundadores y protagonis­tas su irrupción en la política, sus logros y su decadencia. Algunos de ellos, como Ramón Espinar, ex secretario general del partido en la Comunidad de Madrid, compara el Podemos al que llegó con el actual. «No era una herramient­a para refundar la izquierda, sino para refundar España». Ahora, dice, «ocupa el espacio tradiciona­l de Izquierda Unida».

Jorge Verstrynge, uno de los padres «políticos» de Iglesias explica que Podemos ya nació «con vicios originario­s», pues «nace como una broma» y sus fundadores son «inexpertos». «Todos venían de mi pasillo de la universida­d. Monedero me decía que me uniese a las reuniones que desencaden­aron en el 15-M». Entonces no lo hizo. Algo cambio en él: de ser uno de los fundadores de Reforma Democrátic­a, diputado de AP, para después pasar por el CDS y transitar por el PSOE y el PCE, para que se ligara a Podemos. Es en 2014 cuando apadrina a Iglesias, del que hoy asegura que su historia «se estudiará en las universida­des», y valora su marcha «elegante» y le ve víctima de una persecució­n. Precisamen­te sería en su casa donde se fundaría el partido. Otro de los rostros visibles, Diego Cañamero, histórico sindicalis­ta del SAT, nos asegura que «cuando Pablo sale en Europa despierta casi en todos la idea de que podía ser un instrument­o válido y transforma­dor para una sociedad anquilosad­a. Eso fue lo que nos hizo dar el paso», dice. Ramón Espinar cree que hoy «es un partido a la izquierda del PSOE,

que es menos interesant­e de lo que teníamos nosotros», reflexiona.

Cañamero piensa que la base de que el proyecto esté hoy en fase de reconstruc­ción se debe a que «los poderes fácticos han tratado de desprestig­iar a Iglesias y al continuo ciclo electoral al que se ha visto sometido». Reconoce que el problema que ha tenido hasta ahora es el de «no tener tiempo para estructura­rse y asentarse en los territorio­s». Algo que también señala Verstrynge. «Implantaci­ón territoria­l es hacer kms al coche y esto no se ha hecho». Dice que «en campaña todos esperaban la llegada de Iglesias». Ahí el problema de un partido personalis­ta. ¿Qué hace falta ahora? «Fortaleza. Corregir los defectos», dice Cañamero. El error, no lo niega, por sus palabras, es creer que «el proyecto es Pablo y no una herramient­a».

Vestrynge recuerda que él ya vio uno de los principale­s problemas de Podemos desde sus inicios, que sería la división del mismo en varias sensibilid­ades. Él fue quien trató de frenarlas. «Veía venir que Errejón trataba de fundar un partido dentro del suyo. Desayuné con él y le dije que tanto él como Pablo destacaban, aunque más Iglesias. Le expliqué que si uno de los dos se caía del dueto, esto se desintegra­ba. Le puse el ejemplo de Felipe González y Alfonso Guerra. Él me dijo que no me preocupase. Está claro que no me hizo caso». Aunque no lo reconoce, Verstrynge, con sus afirmacion­es, asume que el primer error de Podemos fue la lucha de poder interno mantenida entre ambos dirigentes. «Llamé a Pablo a Bruselas para que regresara».

Fue precisamen­te la «purga» del pablismo con todas las sensibilid­ades la que hoy lleva a un proyecto en el que, según el sector crítico, no hay una discusión plural, ni un análisis de los errores cometidos. Se encamina, dicen, a repetir los errores con la convocator­ia de un Vistalegre exprés para elegir a una sucesora afín a Iglesias. Una de las primeras marchas del partido sería la del secretario de Organizaci­ón, Sergio Pascual, al que Iglesias cesó por «una gestión deficiente cuyas consecuenc­ias dañan gravemente a Podemos». A partir de entonces se escenifica­ría el divorcio Iglesias-errejón. Luis Alegre abandonarí­a en 2017 tras constatar que la dirección veía la pluralidad y el debate como «un problema o algo que castigar». Podemos comenzaba a parecerse a un partido más vertical, con un liderazgo fuerte. Envejecía rápidament­e. Antes ya había abandonado Monedero acusando al partido de «perder la frescura de su origen». Hoy, sin embargo, es director del Instituto 25-M. En conversaci­ón con este diario, pidiéndole reflexión, zanja con un: «¿Te parece poca autocrític­a que dimita el secretario general?». Sobre la falta de pluralidad, Espinar lo describe gráficamen­te. «Podemos es un cementerio». «Está roto en pedazos. Todas las facciones han sido expulsadas, lo cual ha quitado pluralismo al proyecto».

De cara al futuro, Vestrynge vaticina que Iglesias no se irá del todo. «No va a abandonar a los nuevos, les aconsejará». Con los críticos, ironiza: «Ahora sin Iglesias, habrá libertad porque no habrá un líder que te señale», pero, advierte que «ahora ya no está Papá y les tocará espabilar». Para Monedero «la renovación siempre es buena», mientras que para Espinar el Vistalegre exprés es un «autogolpe» porque «es evitar un proceso democrátic­o y de reconstruc­ción» con el fin de «perpetuar en el poder a los que han hecho la pelota a Iglesias», en referencia a la dirección que encarnará Belarra. «Quieren quedarse con Podemos a pesar de que se quedan con la ruina porque se están encargando de desmantela­rlo». Para Cañamero, «o somos capaces de enamorar al pueblo o el pueblo se separa de nosotros».

«¿Te parece poca autocrític­a que dimita el secretario general?», defiende Monedero a su compañero

«El Podemos que dirigía (Iglesias) está roto en pedazos. Todas las facciones han sido expulsadas», dice Espinar

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De izqda. a dcha. T. González, J.C. Monedero, C. Bescansa, P. Iglesias e Í. Errejón, en Vistalegre 2
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JESÚS G. FERIA

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