Hasta nunca, «coletas rata»
Debo de dar la razón a la presidenta Ayuso, «lo peor de la política española» se acaba de largar (aunque algo queda, falta Sánchez), y tal como lo hizo Rocío Monasterio al darle su merecido allí donde él pensaba que tenía todo el terreno regado de orégano (radio Ser-vil) con un contundente: «Levántese y lárguese» que todavía resuena como música celestial en mis oídos.
Pablo Iglesias, el más castoso de la casta, se marcha por fin al carajete. Más que marxista, machista-leninista, un traba-mujeres que tal parecía que se inspiraba de las trampas dignas de un Barba Azul al estilo Perrault, aunque devenido un brutal Barbarroja, en el tono terrorista de aquel otro comandante castrista que terminó como todos, con su auto empotrado en un árbol, después de que Castro supiera que estaba escribiendo un libro donde cantaba las cuarenta y más p’allá.
Pablo Iglesias, mentiroso compulsivo, un roedor de la dignidad que precisamente no se quitaba esa palabra de su sucia boca borrándole su significado verdadero; por cierto, qué manera de tener destrozados los dientes y malas las encías estos ñangaretas (comunistas en cubano).
Pues al menos, durante dos años, tendremos fuera de la política a este miserable, aunque según dicen metido en las comunicaciones, manipulando la información. Porque esta gentuza lo que es irse no se largan jamás. Haría falta que detrás de él cogieran vereda también y bien lejos unos cuantos, entre ellos el otro Pablo, el Echenique, directo y sin escala hacia su Argentina natal. Hasta nunca, Pablo Iglesias, Coletas Rata, como te ha rebautizado el sabio pueblo de a pie, qué no diera ahora mismo por ser uno de esos mariachis que han ido a engalanarte con lo mejor de la música mexicana. Hasta nunca.