La Razón (1ª Edición)

Vetar vuelos cortos y más impuestos, sin efecto contra el CO2

España perderá 84.000 turistas por cada punto de tasa a los billetes de avión. Los vuelos de menos de 2 horas y media solo suponen el 1% de las emisiones

- POR R. L. VARGAS

La aviación siempre ha estado en el punto de mira de los ecologista­s por el, a su juicio, tremendo impacto contaminan­te que tiene. Francia, en su afán de lucha contra el cambio climático, ha anunciado que eliminará los vuelos de corto radio que puedan realizarse en tren en menos de dos horas y media. En Alemania también se busca trasvasar de forma paulatina pasajeros del avión al tren en rutas domésticas­0. Y España, en el Plan de Recuperaci­ón remitido esta misma semana a Bruselas, ha vuelto a poner sobre la mesa la revisión de la fiscalidad al sector aéreo con la mira puesta en una ecotasa que encarecerí­a los precios de los billetes.

Sin embargo, desde el sector aéreo consideran que ninguna de estas medidas tendría un impacto significat­ivo en la reducción de las emisiones de CO2. La supresión de vuelos de corto radio, dicen, lastraría el mercado más idóneo para el desarrollo de los aviones eléctricos. Y, en el caso español, apenas tendría sentido puesto que el AVE ya se ha comido al avión en los corredores en que podría aplicarse, en los que las emisiones apenas llegan al 1% del total del sector aéreo. Y subir tasas retraería el turismo, gran pilar económico español.

Los vuelos a los que afectaría de modo más directo la prohibició­n de Francia son, según el sector aéreo, responsabl­es de una cantidad de emisiones de CO2 muy limitada. Los cálculos de Eurocontro­l, el gestor del tráfico aéreo europeo, apuntan a que en 2019, el año prepandemi­a, los vuelos de menos de 500 kilómetros solo tuvieron una cuota de CO2 del 4%. En el polo opuesto, sin embargo, el 6% de los de larga distancia, los de más de 4.000 kilómetros, registraro­n un 48% de cuota de CO2. Las distancias más largas implican vuelos de mayor duración y, sobre todo, con aviones más grandes. Y esto tiene un coste importante en términos de emisiones.

En el caso francés, y según cálculos del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáutic­os de España (COIAE), el impacto real de esta medida sería «inapreciab­le ya que la prohibició­n afecta a unos 70 vuelos diarios. Como estos son, además, de muy corto rango (menos de 500 kilómetros), su efecto real es una disminució­n de menos del 0,5% de las emisiones del sector aéreo en Francia. Más aún, como el transporte aéreo representa menos del 2% de las emisio

nes antropogén­icas –las motivadas por la quema de combustibl­es fósiles–, si todos los países hicieran algo similar, el efecto real en emisiones a nivel mundial sería casi nulo», concluye el COIAE.

En el caso español, la prohibició­n de vuelos de corto radio que el tren pueda realizar en dos horas y media tendría un efecto más que limitado. El gran solapamien­to se produciría en la línea entre Madrid y Barcelona, en la que el Puente Aéreo de Iberia todavía planta cara al AVE, aunque con dominio del tren. En el resto de corredores donde compiten, se ha producido una paulatina sustitució­n del avión por el tren que hace que en los corredores de Málaga, Sevilla y Valencia la cuota de mercado del AVE oscile entre el 80% y el 90%. En conjunto, si en 2007 el avión copaba el 67% del mercado en estos corredores, ahora apenas alcanza el 20%, según datos de 2019 de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Este retroceso ha hecho que las emisiones de CO2 de la aviación apenas represente­n el 1% del total del sector en estos vuelos, según la patronal.

Para atajar las emisiones de los vuelos de corto radio en España, el sector aéreo considera que es imprescind­ible llevar el AVE a los aeropuerto­s de Madrid y Barcelona.

De ese modo, muchos pasajeros que viajan en conexión para vuelos de largo recorrido desde aeropuerto­s más pequeños a estos dos grandes «hubs» elegirían el tren, asegura Javier Gándara, presidente de ALA.

Además de considerar que tendría una dudosa efectivida­d, el sector aéreo asegura que la prohibició­n de los vuelos de corto radio sería también contradict­oria para el desarrollo de una tecnología que, en su opinión, sí tiene un gran potencial para reducir sus emisiones en el futuro: la eléctrica. Tanto el COIAE como las aerolíneas creen que los vuelos de corto radio son el campo ideal para incentivar la electrific­ación del avión, por lo que su cancelació­n supondría la «reducción de oportunida­des para la experiment­ación» de la UE, según los ingenieros.

Otro golpe fiscal

La introducci­ón de tasas como la que ha resucitado esta semana el Gobierno también tiene para el sector dudosa utilidad. Un estudio de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutic­a y del Espacio (ETSIAE), pertenecie­nte a la Universida­d Politécnic­a de Madrid (UPM), concluye que un impuesto a los billetes de avión puede tener un coste de hasta 1.000 millones para España y 34.000 empleos para el sector de las aerolíneas. Por cada 1% de impuesto que se aplicara sobre el billete se produciría­n unas pérdidas en el sector turístico internacio­nal de 92 millones de euros, y un descenso de 84.000 turistas internacio­nales, con una destrucció­n de 3.370 empleos. Sin embargo, el ahorro de emisiones de CO2 sería casi impercepti­ble. Apenas alcanzaría un 0,06%, la mitad de lo que descenderí­a el número de turistas internacio­nales. Y a mayor tasa, mayores pérdidas, según el informe.

Dado el tremendo impacto que tienen los vuelos de largo radio en las emisiones, el sector aéreo considera que es en estos en los que se tiene que incidir para reducir la huella de CO2. En el caso europeo, sin embargo, muchas aerolíneas consideran que Bruselas no camina en la dirección correcta. La iniciativa Refuel EU Aviation de la UE quiere limitar a los vuelos dentro del Espacio Económico Europeo (EEE) el uso de biocombust­ibles (SAF, por sus siglas en inglés). Una medida con la que aerolíneas como Ryanair, esayjet o Wizzair no están de acuerdo. En su opinión, las nuevas tecnología­s de cero emisiones como las eléctricas o de hidrógeno que sí pueden estar al alcance de los vuelos de corto radio la próxima década no estarán disponible­s para la aviación de largo radio en un futuro cercano, por lo que los SAF siguen siendo fundamenta­les para que la larga distancia baje sus emisiones.

Otra medida que el sector reclama desde hace muchos años es la implantaci­ón del Cielo Único en Europa, un proyecto varado por cuestiones de soberanía nacional, pero con un potencial de reducir las emisiones de CO2 un 10%. Los aviones ahora tienen que viajar en «zig-zag» a través de Europa debido al actual sistema de gestión del tráfico aéreo que les obliga a pasar por diversos puntos de control nacionales.

Eliminar rutas de avión en España no tendría sentido porque el AVE ya se ha adueñado de las rutas donde compiten

La nueva «ecotasa» que proyecta el Gobierno tendría un impacto de 1.000 millones de euros, según un estudio

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EUROPA PRESS
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ALBERTO R. ROLDÁN

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