El salto de Carlos Sainz
El de Ferrari sale sexto. Alonso, décimo y a más de medio segundo del otro Alpine, se quejó del tráfico
Hace pocas semanas Mattia Binotto, máximo responsable del equipo Ferrari, no ocultaba su satisfacción por tener a sus dos pilotos en la Q3 y muy cerca entre ellos. Y lo hacía en clara referencia al rendimiento, el pasado año, de Sebastian Vettel, muy lejos siempre de Leclerc, sobre todo los sábados. Las cosas han cambiado mucho en Maranello y, aunque el coche no está para ganar carreras, es cierto que su evolución es tremenda.
Carlos Sainz, sexto en la parrilla de salida hoy, ha dado un paso más en su adaptación al coche y a la «Scuderia». A igualdad de neumáticos y circunstancias quedó a apenas una décima de su compañero, una igualdad que le faltó en las primeras carreras y que le acerca al objetivo que le pidieron desde el equipo. La pista de Barcelona siempre marca la tendencia competitiva que tendrá cada coche el resto de la temporada y la sorpresa de ayer fue ver que Ferrari y Alpine clasificaban por delante de Mclaren e incluso por delante del Red Bull de Pérez, que corrió toda la jornada afectado por mareos.
Sainz parece haberse despojado ya de cualquier presión que suponga vestir de rojo «Ferrari» y ayer apuntó directamente al podio si alguno de los de arriba no tiene un buen día o falla: «Al final ahora dependes de que ellos no estén y queremos podios sin depender de los demás», explicó el español, que, a pesar de estar «yendo bien todo el fin de semana» su equipo todavía no está donde quiere estar. «Es un circuito (Montmeló) que todos conocemos muy bien. Por eso hay muy pocos errores y si los hay, son muy pequeños, de una o dos décimas», consideró Sainz.
A pesar de su meritorio sexto puesto, el piloto español opinó que la posición en la salida aún hubiese podido ser mejor: «Es una de las clasificaciones más fuertes que he hecho en Ferrari hasta la Q3 y en esta ronda he hecho una vuelta muy buena, pero en la chicane he perdido dos décimas que me dan bastante rabia». Sainz llega a la carrera de casa como piloto de Ferrari y, por desgracia, no es como lo imaginaba, con las gradas vacías a excepción de los 1.000 abonados del Circuit que ocupan la tribuna de la recta principal.
Fernando Alonso concluyó en décima posición, alcanzó la Q3, pero quedó demasiado lejos de su compañero Esteban Ocon, que partirá desde la quinta plaza. El asturiano se quejó del tráfico en sus vueltas y su mejor registro quedó a más de medio segundo del otro Alpine. El coche galo confirmó las buenas sensaciones mostradas en Portugal y hoy se espera que sus dos pupilos acaben en la zona de puntos.
No se espera una carrera llena de sobresaltos, ni muchos adelantamientos. Además, el nuevo diseño de la curva 10 ha dejado indiferente a los pilotos, que dudan de su eficacia y que de pueda favorecer la escalada de posiciones y los movimientos en la carrera. La salida, con Lewis Hamilton en su histórica pole número cien, será un momento clave y desde ahí la prueba tiene toda la pinta de convertirse en todo un carrusel a menos que la bajada de temperaturas desconcierte a algunos equipos.