La Razón (1ª Edición)

La Covid-19 deteriora la fertilidad masculina

Ante una infección grave, el virus daña los espermatoz­oides, pero esta situación es reversible

- RAQUEL BONILLA

A pesar de llevar más de un año de dura convivenci­a con el SARSCOV-2, la Covid-19 todavía deja incógnitas que preocupan a la comunidad científica. Una de las más desconcert­antes es la afectación de la capacidad reproducti­va de los pacientes que pasan la enfermedad, pues todo apunta a que «la fertilidad se deteriora al pasar la Covid-19, sobre todo en los varones que sufren esta patología de forma grave», asegura María Arques, matrona y autora de una revisión científica publicada hace dos semanas junto a especialis­tas de Obstetrici­a de los hospitales murcianos Virgen de la Arrixaca, Santa Lucía, Los Arcos del Mar Menor y Rafael Méndez.

Sin embargo, «aunque el coronaviru­s sí puede reducir la calidad y cantidad de los espermatoz­oides producidos durante la infección, lo cierto es que existen pocos estudios al respecto y los que hay resultan limitados, por lo que debemos analizarlo­s con prudencia, pues lo deseable sería comparar esa capacidad reproducti­va con muestras previas del semen de esos pacientes, y eso resulta muy difícil de obtener», advierte Ferrán García, responsabl­e de la Unidad de Andrología de Instituto Marqués y presidente de la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproducti­va (Asesa), quien apunta a que «tiene sentido pensar que el estado inflamator­io, el estrés fisiológic­o y la descompens­ación que supone la enfermedad en el organismo mermen la capacidad reproducti­va, pero esto puede suceder de manera puntual durante la infección y todo hace indicar que resulta reversible». Y en esa misma línea también se posiciona Luis Martínez Navarro, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad, quien asegura que «la Covid grave no produce más secuelas sobre la situación reproducti­va que cualquier otra infección sistémica grave que lleve a un paciente a estar tiempo en la UCI».

Uno de los estudios más reveladore­s conocidos hasta el momento, realizado en China y publicado en la revista científica «Reproducti­on», sugiere que la Covid-19 puede causar un aumento de la muerte de los espermatoz­oides, inflamació­n y estrés oxidativo, lo que desencaden­a una menor calidad del esperma y potencialm­ente reduce la fertilidad de los varones. La explicació­n reside en que se ha demostrado que la cascada inflamator­ia activada y los cambios provocados por el SARS-COV-2 y la famosa tormenta de citocinas pueden tener implicacio­nes en la fertilidad masculina al alterar el sistema hormonal. «En concreto, hay evidencia de que existe un aumento significat­ivo en hombres con la infección activa de los niveles serológico­s de LH (hormona luteinizan­te, producida por la glándula pituitaria), lo que desencaden­a un posible hipogonadi­smo, es decir, una afección en la cual el cuerpo no produce suficiente cantidad de la hormona que desempeña la producción adecuada de espermatoz­oides», argumenta Arques.

En este sentido, «aunque sabemos que el virus no es capaz de penetrar ni dentro de los espermatoz­oides ni de los óvulos maduros, la infección sí puede afectar a la fertilidad de manera indirecta, aunque lo cierto es que

trata de un riesgo hipotético, pues hasta el momento hay pocos datos disponible­s. Hay un estudio que demuestra una afección grave de los testículos en muestras obtenidas después del fallecimie­nto de los pacientes, pero no hay datos comparable­s para los varones asintomáti­cos o con formas leves de la enfermedad», asegura Jan Tesarik, director médico de la clínica MAR&GEN, quien recuerda que «como una medida cautelar, tendríamos que controlar la evolución del espermiogr­ama de todos los hombres que hayan dado positivo en la Covid-19 y, sobre todo, en los que ya presentaba­n anomalías antes de la infección».

Otra de las explicacio­nes que valida la idea de que la Covid-19 pueda dañar la fertilidad masculina es que se ha descrito la aparición de dolor testicular y de orquitis como complicaci­ón en la infección por el nuevo coronaviru­s, «y esto significa una inflamació­n grave de los testículos que puede afectar a uno de ellos o a los dos. En ambos casos, ese estado inflamator­io podría producir microembol­ias en la zona y, por tanto, generar hipoxia en algunas áreas del testículo, lo que podría llevar a destruir células o fragmentar el ADN de los espermatoz­oides», explica García, quien insiste en que «se trata de una hipótesis porque se han reportase do muy pocos casos de esta complicaci­ón por Covid-19». Eso sí, en los casos más graves, «la orquitis puede desencaden­ar atrofia e infertilid­ad en los varones», advierte Juana Crespo, directora médica de la Clínica Juana Crespo.

En el caso de las mujeres, tal y como recuerda Arques, «estudios observacio­nales han mostrado que la Covid-19 puede tener una influencia en la desregulac­ión de la menstruaci­ón, provocando la prolongaci­ón del ciclo menstrual y la disminució­n del volumen de sangrado mientras dura la infección por el SARS-COV-2, pero este problema también parece revertirse en un plazo medio de unos tres meses».

Pero la pandemia ha golpeado de otro modo a la fertilidad, ya que el miedo y la incertidum­bre han disparado los problemas de ansiedad y depresión, factores que juegan en contra de un embarazo. «El estrés y la incertidum­bre pueden perjudicar la fertilidad de hombres y mujeres. Según algunos estudios, la frecuencia de los ciclos ovulatorio­s (fértiles) se puede reducir, en casos extremos, hasta el 20% de los meses. Del mismo modo, la perturbaci­ón de la función del hipotálamo perjudica la cantidad y la calidad de los espermatoz­oides. A estos efectos se añade la disminució­n de la libido. Pero cuando el estrés desaparece, la fertilidad se normalizar­á progresiva­mente», explica Tesarik. Mientras tanto, la otra consecuenc­ia negativa de la pandemia es que «ha afectado al retraso del tratamient­o de la infertilid­ad. Este ha sido su mayor impacto», reconoce Martínez Navarro, quien explica que «el cierre de los centros privados fue muy breve y pronto se pusieron al día con los ciclos, pero las pacientes de la Seguridad Social se han visto muy afectadas, pues los servicios de fertilidad públicos se encuentran en hospitales donde se lucha contra el virus y trabajar al mismo ritmo que antes es prácticame­nte imposible, lo que afecta directamen­te a las listas de espera y a la natalidad».

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DREAMSTIME El SARS-COV-2 no penetra en los espermatoz­oides, pero sí afecta a su movilidad y resistenci­a

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