Ignacio Rodríguez Burgos
«Los conductores abonarán 30.000 millones en tasas y tributos vinculados con el automóvil»
l primer mapa de carreteeras
del que se tiene constancia es la «Tabula Peutingeriana», que proyecta caminos y calzadas del Imperio Romano. La Tabula es esquemática, como el plano del metro, con Roma y la Via Apia en el centro y con la red de comunicaciones extendida desde Hispania a la India. Daba cuenta de los accidentes geográficos, de las distancias entre localidades y la calidad de los alojamientos y baños. En el siglo XXI, la «Tabula Peutingeriana» estaría enlazada al GPS. Durante mil años Roma supo hacer buenas carreteras, superar cordilleras y vadear ríos; se adaptó.
Si fuera el caso, la edición 2024 de la Tabula sufriría una profunda actualización al recoger los nuevos peajes en autopistas y autovías públicas que plantea el Gobierno en su Plan de Recuperación y Transformación. El nombre del plan no miente. Recuperación de los pontazgos y portazgos de la edad antigua para carreteras ya abonadas. A la vez, una transformación del sistema fiscal para terminar en el mismo lugar desde Octavio: subida de impuestos y tasas que se cobrarán a los contribuyentes habituales. Los carros siempre han sido muy populares, ahí están las carreras de aurigas o la F1. También entre los políticos, que los ven como oficinas recaudatorias. El RACE calcula que los conductores abonan 30.000 millones al año en tasas y tributos relacionados con el automóvil. Se paga por tenerlo y casi más por utilizarlo. Después de un año de cierres perimetrales por la COVID, la liberalización llegará con peajes «et tributa».