Dickens nació en Irán
Majid Majidi estrena el viernes «Hijos del sol», la fábula con mapa del tesoro incluido que le sirvió para triunfar en el Festival de Venecia y denunciar el trabajo infantil en su país
En el mismo mundo en el que la tecnología cada día rompe más barreras educativas y el éxito se mide en bucles y se paga en criptomonedas, hay todavía unos 350 millones de niños y niñas entre los 5 y los 17 años que trabajan todos los días. Según los datos de Unicef, la mitad lo hace en condiciones de explotación, sin los descansos reglamentarios y apenas con una retribución simbólica que, sin embargo, puede significar la vida o la muerte para sus familias. Fuera de la vergonzante cifra quedan los que se ven obligados a dedicarse a actividades delictivas u opacas, como es comprensible. Esta situación, junto a la anécdota que conoció de primera mano sobre un colegio del sur de Teherán (zona obrera) que se caía a pedazos por intentar educar con sus propios medios y sin ayuda estatal a los niños trabajadores, llevó al director iraní Majid Majidi a escribir y rodar «Hijos del sol», que se estrena el viernes en las salas españolas.
Entre Boyle y Truffaut
«Irán es un país mucho peor para ser niño ahora que hace 25 años», explica el realizador en entrevista con LA RAZÓN y en relación a «Children of Heaven», uno de sus filmes de más éxito, estrenado en 1997, y en el que también contaba con niños en el reparto principal. Y sigue: «Cada año que pasa, las situaciones económicas y sociales son más complicadas y ellos son las primeras víctimas de la debacle. Las guerras en la zona o la misma pandemia, que crea a la vez un problema económico, harán que la de los niños sea la siguiente gran crisis».
Esos niños a los que la legislación iraní permite trabajar ya desde los 15 pero que según organizaciones como Human Rights Watch empiezan a los 12, toman en la película el rostro del debutante Roohollah Zamani: «Lo elegimos entre un cásting de más de 4.000. Él trabajaba ayudando a su familia, pero al ver su talento natural frente a la cámara quedamos impresionados. Ahora se ha hecho famoso y está trabajando en una serie de televisión. Para mí eso es una alegría, ya que generar esperanza es alguien es suficiente motivo para hacer una película como esta», confiesa.
En «Hijos del sol», Zamani da vida a Ali, el líder de una pequeña banda de niños trabajadores que roba neumáticos de coches de lujo para luego revenderlos o negociar con el caucho. A través de uno de sus «jefes» sin escrúpulos, Ali descubrirá que debajo del colegio al que acuden los que, como él, tienen que ayudar a subsistir a sus familias, hay un supuesto tesoro. Con el beneplácito del conserje del centro y el director del mismo dudando de las buenas intenciones de los menores al matricularse, el filme sirve como retrato naturalista de ese Teherán que va más allá de los titulares sensacionalistas en clave nuclear o política y analiza el hundimiento de facto del «bienestarismo» en uno de los estados que mejor educación llegó a tener en el mundo durante los años setenta.
A medio camino entre un drama social escapista, propio de Danny Boyle, y ese cruce adrenalínico con el cine del primer François Truffaut, como si «Los Goonies» de repente quisiera despertar conciencias en glorioso estallido realista y social, la