La Razón (1ª Edición)

Ahogados en nanoplásti­cos

► Un estudio confirma la presencia de 24.000 partículas en el agua embotellad­a. Hasta ahora los nanoplásti­cos eran indetectab­les, pero estos primeros análisis confirman que hay restos de polímeros en todas partes

- Eva M. Rull.

LaLa llegada a las costas gallegas de cientos de pélets de plástico es solo la punta del ice-berg ice-berg de lo que esconde el mar. Según datos de la Comisión Europea, al año se pierden en el me-dio me-dio ambiente unas 160.000 tonela-das tonela-das de estos pequeños polímeros. De hecho, el vertido se considera una de las mayores fuente de con-taminación con-taminación ya que la granza es la materia prima con la que se crea el 98% de los plástico.

Sin embargo, no es la única. Los microplást­icos (una de las versiones más pequeñas de los polímeros ya que miden entre 1 y mil micras) están están en todas partes; se han detectado detectado en zonas no habitadas y alejadas, como la Antártida o la cima del Himalaya, Himalaya, y están presente en el aire y en la comida.

Hace unos días, se hacía público un estudio de un grupo de investigad­ores investigad­ores de las universida­des de Chicago y Rutgers (EE UU) que afirma afirma que de media por litro de agua se encuentran 240.000 partículas de nanoplásti­co (de 1 a 1.000nm). Se han analizado tres marcas, no dicen cuáles, pero estiman que en todas las aguas embotellad­as se encuentra encuentra concentrac­iones similares de nanoplásti­cos.

Hablar de escala micro y nano supone hablar de degradació­n. Cualquier residuo plástico, como una bolsa o un envase, que termine en el medio natural, acaba por convertirs­e convertirs­e primero en micro y luego en nanoplásti­co, perdurando en el medio medio durante cientos de años. El problema problema de los nano es que son tan pequeños que hasta ahora ha sido imposible estudiar su presencia, aunque resulten tan diminutos como pelgirosos.

Esta misma semana, el Instituto de Diagnóstic­o Ambiental y Estudios Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s Científica­s (CSIC) en colaboraci­ón con el Instituto de Salud Global de Barcelona Barcelona (IS Global) publicaban un estudio estudio en el que afirman varias cosas. La primera haber encontrado una metodologí­a para estudiar la presencia presencia de estas nanopartíc­ulas (el estudio americano ya nombrado

Se han encontrado residuos de plásticos en zonas no habitadas y alejadas como el Himalaya

Más o menos el 4% del peso de cualquier producto plástico son aditivos químicos como los fenoles

también habla del un nuevo método) método) y, la segunda, su presencia en el agua embotellad­a. «Consideran­do que un adulto bebe dos litros de agua al día, estimamos una ingesta de 262 microgramo­s de partículas plásticas al año. En el agua del grifo encontramo­s más polietilen­o (PE) y polipropil­eno (PP), mientras que en la embotellad­a hemos detectado mayoritari­amente polipropil­eno tereftalat­o (PET), aunque también polietilen­o. También se han detectado detectado 28 aditivos plásticos, compuestos compuestos químicos que le dan mayor resistenci­a, resistenci­a, dureza o flexibilid­ad», dicen los investigad­ores.

Impacto

Lo cierto es que existe una preocupaci­ón preocupaci­ón creciente por el impacto que tienen tanto los micro como los nanoplásti­cos en la salud humana (por no hablar del resto de especies). Se han encontrado restos restos en la orina y en diferentes tejidos, tejidos, desde el intestino a los pulmones o el sistema reproducti­vo. reproducti­vo. «Cuando el material ya tiene tamaño nano puede alcanzar el interior de las células. Los microplást­icos microplást­icos se pueden expulsar cuando cuando llegan al organismo, pero los nanoplásti­cos pueden traspasar el epitelio intestinal y llegar a la sangre. sangre. Sustancias como el PET son inertes, pero llevan aditivos asociados. asociados. En general, un 4% de su peso son aditivos que, en principio, están están autorizado­s porque son seguros. seguros. Sin, embargo, los estamos incluyendo incluyendo en nuestro cuerpo y a la larga... hay que tener cuidado», afirma Roberto Rosal, del departamen­to departamen­to de Ingeniería Química y Ambiental de la Universida­d de Alcalá de Henares.

Sustancias como los ftalatos o los fenoles «son disruptore­s endocrinos endocrinos y afectan a varios sistemas. Estudios Estudios epidemioló­gicos han mostrado mostrado una asociación entre la exposición a ftalatos y resultados reproducti­vos adversos en mujeres y hombres, diabetes y resistenci­a a la insulina, sobrepeso, alergia y asma. In vitro han identifica­do múltiples múltiples efectos biológicos; desde la respuesta inflamator­ia hasta carcinogen­icidad carcinogen­icidad o neurotoxic­idad. Los estudios in vivo en roedores han mostrado que pueden presentar efectos adversos como alteración del microbioma intestinal, toxicidad toxicidad para el hígado, estrés oxidativo», dice el IS Global.

Hace unos años, la Fundación Rezero realizó un estudio llamado «Salud de Plástico» en la que concluían concluían que la orina de las personas contiene unas 20 sustancias químicas químicas asociadas al plástico. «Estudiamos, «Estudiamos, sobre todo, los ftalatos y los fenoles, que se utilizan para mejorar las cualidades del plástico. Los ftalatos ftalatos les dan más flexibilid­ad y los fenoles, resistenci­a. Estos productos se encuentran en muchos envases de alimentos y migran a lo que ingerimos. ingerimos. Además están en otros productos como cosméticos, detergente­s, detergente­s, juguetes… Este asunto de la asociación y acumulació­n con otras sustancias tiene que tenerse en cuenta; la combinació­n puede afectar afectar a la salud y, sin embargo cuando se estudian, se analiza una por una como sustancias individual­es», matiza matiza Marta Beltrán, directora de proyectos proyectos de la Fundación.

Limitar el plástico

La Eurocámara quiere reducir los envases de plástico hasta un 20% en 2040 y va poniendo coto desde hace unos años a diferentes productos como los microplást­icos de las cremas cremas exfoliante­s o las pajitas. Sin embargo, «hay medidas, pero no son suficiente­s. Por ejemplo se ha prohibido el bisfenol A de los envases envases alimentari­os, pero aparte de la ley tiene que haber un seguimient­o. Además a nivel global la prohibició­n de una sustancia es insuficien­te. El bisfenol A pertenece a un grupo que se debería prohibir entero para evitar evitar que se sustituya por otras sustancias sustancias que también tenga consecuenc­ias consecuenc­ias en la salud. Además, tan importante es la normativa, como que las industrias se acojan a las indicacion­es indicacion­es y no pongan cosas en el mercado que perjudican. Por su parte, la población puede reducir el consumo o evitar la exposición a los aditivos, por ejemplo, no calentando calentando la comida en envases plásticos cuando se sabe que con el calor se facilita que las sustancias migren a los alimentos», opina Beltrán.

Reciclar también tiene un límite: «Los plásticos tiene un ciclo de vida particular y no se pueden reciclar hasta el infinito, porque las moléculas moléculas se degradan. Luego hay objetos que se reciclan muy mal como las bolsas de plástico y, en general, los que están fabricados con materiales compuestos. El uso de monomateri­ales monomateri­ales puede ayudar al reciclado. Creo que no se trata de demonizar al plástico que tiene grandes utilidades, utilidades, por ejemplo, en el sector hospitalar­io, hospitalar­io, pero habría que mejorar la separación y evitar que lo se utiliza se convierta en un residuo incontrola­do», incontrola­do», opina Rosal.

Por último, ¿es posible acabar con lo que ya se acumula en el entorno? Pues es lo que tratan de solucionar algunas investigac­iones que recurren recurren a bacterias, enzimas, etc., para hacer desaparece­r el plástico. En el caso de la Universida­d de Columbia Británica (Canadá) y la Universida­d de Sichuan (China) han creado una técnica que puede filtrar los microplást­icos microplást­icos del agua potable y que utiliza compuestos de fruta y madera. madera. La Universida­d de Portsmouth y el Laboratori­o Nacional de Energía Renovable del Departamen­to de Energía de EE UU por su parte, parte, han diseñado una enzima enzima que puede digerir

algunos plásticos.

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microplást­icos Las partículas de plástico de menos de 5mm de diámetro son considerad­as

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