El yoga, la New Age y el esoterismo: ¿dopaje para la fe?
► Inés Fernández de Gamboa gana el premio a la mejor teóloga del año por un ensayo sobre las contradicciones entre el cristianismo y las espiritualidades de moda
ElEl imaginario colectivo sobre el perfil de un teó-logo, teó-logo, si es que lo hubie-ra, hubie-ra, pasa por esbozar la efigie algo pálida de un varón, clérigo, metido en años, ratón de biblioteca y que literalmente sabe latín, además de ser capaz de recitar los versículos del Pentateuco vinculándolos con la exégesis que Santo Tomás de Aquino realiza so-bre so-bre el Hexamerón. Pero, de repente, entra por la puerta Inés Fernández de Gamboa y rompe sin buscarlo con cualquier esquema preconce-bido. preconce-bido. Madrileña de 33 años, más que preparada pero hablando en cristia-no cristia-no sin ambages y con un lenguaje alérgico a la naftalina. Aderezado con «look» casual bohemio que bo-rra bo-rra todo atisbo de ser una «raruna». Y, sobre todo, abordando esta teolo-gía teolo-gía de calle y no de abstracciones, la que vincula a Dios con lo cotidiano. Quizá por eso esta investigadora se ha alzado con el VI Premio de Ensa-yo Ensa-yo Teológico Joven PPC, que ha re-conocido re-conocido su obra «Guiados por el Espíritu». Con este trabajo busca qué hay detrás de prácticas de inte-rioridad inte-rioridad de moda como el mindful-ness, mindful-ness, el yoga, el esoterismo o la New Age para «desentrañar la manera en que la espiritualidad cristiana se entrelaza o desvincula».
En medio de una sociedad secu-larizada, secu-larizada, donde se abandona la vi-vencia vi-vencia religiosa y más aún la vincu-lada vincu-lada a la Iglesia como institución, pero en la que el común de los mor-tales mor-tales se pregunta por el sentido de la vida para elaborar una especie de religión «a la carta», tal y como aler-ta aler-ta Inés: «No podemos disociarnos y parcelar lo que somos». «Este estu-dio estu-dio surge desde mi experiencia pas-toral. pas-toral. Es un tema que me inquietaba y quería dar visibilidad. He conocido conocido a mucha gente insatisfecha que estaba buscando con sinceridad y haciéndose preguntas, pero no sabía sabía encaminar esa reflexión y acaba enredándose en un consumismo espiritual». «El mal espíritu, esto es, el demonio, se puede colar por aquí como capa de bien y tenemos la responsabilidad responsabilidad de formarnos para ejercer un discernimiento en libertad libertad y con argumentos».
Por eso se lanzó como investigadora investigadora a desemarañar esta madeja: «La práctica del mindfulness desde una perspectiva cristiana puede ampliar nuestro sentido de conciencia conciencia y apertura a la presencia de Dios. A mí me ha ayudado, pero corre corre el riesgo de acabar ocupando el lugar de la fe». Y añade: «La pregunta pregunta es si estamos utilizando el mindfulness mindfulness como un fin en sí mismo o como un medio para acercarnos a Dios y vivir nuestros valores más coherentemente», alerta.
Con relación al yoga, se remite al pronunciamiento ya emitido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que «invita a un discernimiento cuidadoso cuidadoso al incorporar elementos de esta práctica no cristiana». «Por eso, más que rechazo, es una llamada a la cautela, para que nuestra relación con Dios no se desvirtúe», deja caer. A lo que no da tregua alguna la docente docente premiada es a la llamada New Age, que para ella «tiende a ver a Dios como una energía impersonal, una fuerza cósmica...». De la misma manera, advierte de cómo el tradicionalismo, tradicionalismo, la milagrería y las revelaciones revelaciones apocalípticas « pueden llevar a peligros cuando se desvían hacia el esoterismo o la manipulación manipulación de la fe».
Frente a esta tendencia, subraya cómo «la fe cristiana afirma la existencia existencia de un Dios personal que se revela a través de su Palabra y la encarnación encarnación de Jesucristo». Es más, en su ensayo, a la vez que desenmas
carar las fronteras de estas prácticas, profundiza en cómo «la espiritualidad espiritualidad cristiana está encarnada» y «busca la integración de toda la persona»: persona»: «Jesús de Nazaret proporciona proporciona un marco sólido para abordar los desafíos éticos, morales y existenciales existenciales de nuestro tiempo».
Preocupada por la oleada de cursos cursos y sesiones de interioridad en los colegios con niños y adolescentes desde su empeño en que la teología tenga una aplicación en el día a día, alerta al profesorado y a las familias de «si no sabemos afrontarlo con criterio, podemos encontrarnos que potenciamos una interioridad vacía, vacía, en la que hacemos silencio solo para conectar con nosotros mismos». mismos». García de Gamboa sabe de lo que se habla: «El Papa Francisco nos habla de dos formas de herejía que están presentes hoy con rostros nuevos. nuevos. El gnosticismo se palpa en la New Age y el pelagianismo se manifiesta manifiesta en posturas más tradicionalistas tradicionalistas que se atrincheran para dar una aparente seguridad y se olvidan de que el Señor nos envía a obrar en espíritu y en verdad, a vivir con libertad libertad nuestra fe como hijos y no como esclavos. ¿El antídoto? «Una espiritualidad espiritualidad equilibrada, superando estructuras que nos atan y nos aprisionan», aprisionan», sostiene.
Y lo hace, con el aval de haber rematado rematado sus estudios sobre la llamada llamada «ciencia de Dios» en la Universidad Universidad de Deusto de Bilbao que comenzó en la Gregoriana de Roma. «Soy teóloga por vocación y el Señor me lo ha ido confirmando. Decidí estudiar teología por inquietud personal, personal, tenía sed de más y en la teología teología he encontrado respuestas», explica. A la vez, no duda en reconocer reconocer lo mucho que las mujeres pueden pueden aportar a una disciplina históricamente históricamente topada por hombres. «Nosotras podemos hacer una hermenéutica hermenéutica de la Sagrada Escritura con sensibilidad, ternura, maternidad, maternidad, calidez...».
Para la pensadora, se alternan dos herejías en la actualidad: el pelagianismo y el gnosticismo
«Las mujeres aportamos a la hermenéutica de la Biblia más ternura y calidez», señala