La Razón (1ª Edición)

«Es responsabi­lidad de Netanyahu traer a los rehenes negociando»

► «El sufrimient­o de allá y de acá es casi el mismo», lamenta esta hebrea de 62 años en una entrevista con LA RAZÓN en un kibutz en el norte de Israel

- Maya Siminovich.

ClaraClara Marman en estos días vive sola en una casita alquilada en un kibutz del norte de Israel, vecina de una de sus hijas, Maayan. En Nir Yizjak, el kibutz fronterizo con Gaza del que ella y cuatro miem-bros miem-bros de su familia fueron secues-trados secues-trados el 7 de octubre, quedó una casa semidestru­ida y los vestigios de una tragedia que le hacen im-posible, im-posible, por ahora, decidir si algún día va a querer volver. En Gaza continúan su hermano, Fernando, y su pareja, Luis.

« El 7 de octubre estaba con mis visitas en mi casa, mis hermanos, Gabriela Leimberg y Fernando Marman, la hija de Gabriela, Mía, y Luis Har, mi pareja», relata Clara pausadamen­te. « El día anterior la pasamos lindo, por la tarde toma-mos toma-mos mate, como buenos argenti-nos, argenti-nos, comimos, charlamos... Pen-sábamos Pen-sábamos dormir hasta tarde y disfrutar del fin de semana. Pero a las seis y media de la mañana em-piezo em-piezo a sentir misiles.

Algo a lo que en la zona lindera a la Franja de Gaza estamos acos-tumbrados acos-tumbrados a oír desde hace 20 años. Le dije a Luis “vamos a tener que despertar a todos y entrar en el refugio”. Tranquilam­ente, fui-mos fui-mos despertand­o a quien no se despertó, hice cafecito, traje torta. Pero lo diferente esta vez era que no paraban los misiles. En el grupo de WhatsApp del kibutz nos dije-ron dije-ron que no saliéramos del refugio. Por suerte, mis hijas no estaban en casa», añadió mirando a Maayan, sentada a su lado.

El papel de Clara en su familia es el de tranquiliz­adora, y cuando Maayan la llamó para saber si estaban estaban bien, como hacen todos los israelíes cuando hay sirenas, Clara hizo lo propio. Le dijo que había terrorista­s en otras comunidade­s, pero no en la suya. « Ella no sabía que sí que habían entrado ya en Nir Yizjak », rememoró Maayan. «Una hora después recibí una llamada llamada de la hija de Luis. Ella me mandó la conversaci­ón que tuvo con él. Vi una foto con una silla y un palo que pusieron para que no entrasen al refugio. Luis escribió que los oía dentro de la casa, rompiendo rompiendo cosas, hablando en árabe y mandó un beso final», contó Maayan.

Sobre la silla y el palo, Clara sonríe sonríe y procede a explicar: «Una amiga amiga desesperad­a me describió cómo estaban destruyend­o su casa. Por eso pensamos que debíamos debíamos buscar la forma de que no abrieran la puerta del refugio. Mi hermano es muy técnico y sugirió poner un palo en el picaporte. Los refugios son para misiles, armas químicas, pero no para invasiones. invasiones. A las 11:15 intentaron abrir la casa de fuera, no lo lograron, rompieron rompieron todos los vidrios de las ventanas ventanas y entraron y poco después abrieron la puerta del refugio y, sin ningún problema, se cae el palo, se cae la silla...». Clara añade: « Hubo 60 casas saqueadas, pero de la única casa de Nir Yizjak de la que se llevaron secuestrad­os fue la mía: nosotros cinco».

«Tirotearon el cuarto y nosotros cinco, por suerte, estábamos en la otra punta. Mi hermano les dijo “¡no tiren, no tiren!”, creo que se lo dijo en castellano, Gabriela estaba muy asustada “¡nos matan a todos!”, todos!”, y les dije “hagamos lo que nos digan y todo saldrá bien”. Yo pensaba que, al ser un kibutz fronterizo, fronterizo, tendríamos al Ejército allí mismo y estaba segura de que íbamos íbamos a salir de casa y ahí nos salvaban. salvaban. Pero no fue así».

Subieron a Gabriela y Mia a una camioneta, Mía con su perrita. Después subieron a los demás. «Y de ahí nos llevaron un largo camino. camino. Creo que fue más de tres horas, de un coche a otro coche, hasta que llegamos al lugar donde estuvimos estuvimos durante los 53 días».

«Mucha gente se pregunta cómo Mia logró pasar a Bella, su perrita, con ella», preludia Clara. « Nosotras Nosotras salimos de la casa en camisón, y supongo que una niña que sale de la cama con su camisón y un perrito, segurament­e ellos pensaron pensaron que es un muñeco. Sabemos que para los musulmanes lo perros perros son animales impuros y nos llamó mucho la atención que no dijeran nada y estuvimos todo el tiempo en alerta. Pero en el camino camino en un momento Bella empezó a mover la colita, y parece que empezaron empezaron a pensar, lo dejamos acá, que se vaya con ella, si, no, si, no… y Mia dijo “¡es mío!” y no dejó que la agarraren y ellos le hicieron caso».

« Bella es parte de la familia y se

 ?? ??
 ?? ?? Mayaan Sigal-Koren, hija de Clara Marman
Mayaan Sigal-Koren, hija de Clara Marman

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain