La Razón (1ª Edición)

Los CCCS, una idea europea que ya tenemos en España

- Antonio Burgueño

NoNo entiendo muy bien la ocu-rrencia ocu-rrencia de hacer una decla-ración decla-ración de centros –supongo que, de excelencia– del cán-cer cán-cer en Europa, y menos aún que lo asi-milemos asi-milemos a España como si todas las ideas que inventan los de fuera fueran de por sí asimilable­s.

Al parecer algún «sanedrín» ha decidi-do decidi-do que sean 8, mire usted qué bien. Será 1 por cada 2 comunidade­s autónomas, y desde Sanidad ya se decide cuáles son las afortunada­s. A partir de ahí, no sé lo que se va a hacer, pero supongo que, si hay dinero, se reparte en ese club de pri-vilegiados. pri-vilegiados.

Vaya por delante mi intención, en mis años de director de los Hospitales de Ma-drid, Ma-drid, de juntar Servicios de alta especia-lización, especia-lización, ya fuera médica o quirúrgica, para hacerlos excelentes. Todo el mundo sabe que 3 Servicios de cirugía cardíaca son mejores si tienen mil intervenci­ones al año, y no repartidas en ocho hospitales de Madrid (que alguno llega a 500). Y hasta figura en un Plan Estratégic­o de todas las especialid­ades de Madrid, que debe estar enterrado en polvo en alguna estantería.

Lástima la ilusión de más de 1.500 pro-fesionales pro-fesionales que, durante dos años, lo con-feccionaro­n con-feccionaro­n con su mejor intención. Perdonen por el engaño, mi intención no era archivarlo­s –como ya me pasó con la sugerencia realizada en su día a mi gran amigo el doctor Carlos Revilla, que llevó y convenció al gran ministro García Var-gas–. Var-gas–.

En ese caso, fueron veintitrés tomos de la llamada «Comisión Abril Martorell», de los que al menos un ejemplar hojeo en mi casa de vez en cuando.

Pues bien, en el caso que nos ocupa, no entiendo que nuestro sistema sanita-rio sanita-rio necesite significar con el dedo del capricho a quién se le pone esa «estrella CCCS», y vaya mi afecto al gran servicio tan bien llevado desde su creación por el gran maestro y amigo González Barón y, ahora, por el Dr. Feliú y sus magníficos compañeros que, al parecer, han sido elegidos en La Paz.

En Madrid y en España hay muy bue-nos bue-nos servicios de Oncología, y se necesi-tan necesi-tan prácticame­nte todos. Y aquí viene mi personal quimera de que estos Servicios deberían ser los encargados de llevar el Registro Poblaciona­l de Tumores y el Comité de Tumores.

Sin embargo, seguimos sin tener un registro nacional de tumores (porque no se ha priorizado), y cada día son menos los rigurosos Comités con sesión clínica. Precisamen­te esta semana, el Redecan –la llamada Red de Registros de Cáncer– Cáncer– publicaba, como todos los años en enero, su informe anual, con el deshonroso deshonroso título: « Estimacion­es de la incidencia incidencia del cáncer en España 2024».

El calificati­vo de «deshonroso» es porque, porque, un año más, seguimos «estimando». Yo mismo le agradecí mucho al funcionari­o funcionari­o que me mandase las cifras del número número de tumores en Madrid, dos meses después de ser despedido por las «mareas» «mareas» de los que no entendiero­n nuestros empeños –por cierto, nada explicados y peor defendidos ante la población frente frente a la gran «performanc­e» que exhibieron exhibieron los luchadores, entre ellos, la ministra ministra actual, dicho sea sin rencor, no faltaba más–.

El bueno del funcionari­o me dijo que eran 24.300 tumores en Madrid, y sigo pensando que eran muchos más.

Redecan tiene el honroso «cuadro de honor » de las CC AA que llevan el Registro. Registro. El País Vasco –el primero que lo realizó– realizó– y, después, Asturias, La Rioja, Navarra Navarra y Murcia, además de las provincias

En España seguimos «estimando», sin tener un Registro de Tumores

de Salamanca, Gran Canaria, Tenerife, Mallorca, Tarragona, Gerona y Granada. Vaya mi admiración para todas ellas. Sin embargo, en su conjunto no abarcan ni el 30% de la población española.

Y, lo siento, pero ni Madrid, ni España tiene Registro de Tumores (en EE UU se publica desde hace más de 30 años) así que ni siquiera los que hacen el esfuerzo pueden verificar los datos si los demás no colaboran. Porque las personas viajan con su cáncer y este puede ser contabiliz­ado contabiliz­ado varias veces o, por el contrario, ni una sola vez.

Por ello ningún centro puede ser mencionado mencionado como excelente, –ni ninguna región presumir– si no exige tener un registro de sus enfermos y de sus incidencia­s, incidencia­s, ya sean de su centro o de fuera del mismo. Es algo clave.

Centros de excelencia, sí ,por supuesto. supuesto. Todos deben serlo en cáncer y en determinad­as determinad­as técnicas referidas a quien las haga mejor. Y, una vez más, libertad de elección del enfermo, para todos y en todos los lugares.

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