La Razón (1ª Edición)

Los jueces advierten del impacto del guiño a Puigdemont con la Lecrim

► La idea de limitar los plazos de instrucció­n se aplicará a todas las causas abiertas, no solo a las del «procés», y puede derivar o en su archivo o en una absolución por no investigar

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El fiasco en el Congreso por el rechazo de Junts a las enmiendas a la ley de amnistía ha dejado tocada la continuida­d de la legislatur­a. Esta semana, tras un silencio tenso en el que nadie movía ficha, de Pedro Sánchez hacía un último guiño a Carles Puigdemont a costa del Poder Judicial. El lunes aventuraba la posibilida­d de reformar la Ley de Enjuiciami­ento Criminal (Lecrim) para poner límites a los plazos de instrucció­n, es decir, a la investigac­ión de los hechos que tienen connotacio­nes delictivas. Lo dijo en una entrevista en el programa «Al rojo vivo» de La Sexta. Al ser preguntado, cerró las puertas a modificar el delito de terrorismo en el Código Penal, pero avanzó una posible modificaci­ón de esa ley. «Yo creo que hay un elemento que hemos visto durante estas últimas semanas, de instruccio­nes que se prolongan y que los propios fiscales han puesto en cuestión» y adelantó que encajaría en la «reforma que hemos convalidad­o en los reales decretos leyes de hace unas semanas en el Congreso y es el de la eficiencia de la Justicia». Con este movimiento, pondría coto a los jueces Manuel García-castellón, que instruye la causa de Tsunami Democràtic, y Joaquín Aguirre, que investiga la «trama rusa» del independen­tismo. Ambos han pedido prorrogar la instrucció­n de estas causas.

Pero este cambio normativo, que satisfaría las demandas de los socios del Ejecutivo y ayudaría a desbloquea­r el trámite de la proposició­n de ley, también podría tener consecuenc­ias indeseadas en el resto de los ciudadanos.

Así lo reconocen varias fuentes jurídicas consultado­s por LA RAZÓN, que piden no ser citadas. Este movimiento ha causado sorpresa, aunque no pocos creen que Sánchez ha demostrado una

«gran flexibilid­ad para cambiar de opinión», si las circunstan­cias así lo requieren. Recuerdan que ya ocurrió con la reforma del delito de sedición y con la misma amnistía, que antes era inconstitu­cional para el mandatario y ahora no lo es. «Todo lo que parece imposible, después sí lo es», señala una de esas fuentes. Otra advierte: «La

Ley de Enjuiciami­ento Criminal, a diferencia de la ley de amnistía, es una ley general que no admite excepcione­s. Es decir, se aplicaría a todas las causas, de los delitos más leves a los que revisten una mayor gravedad». Por tanto, las consecuenc­ias afectarán a todos los ciudadanos «a no ser que incluya una disposició­n transitori­a que diga que es exclusivam­ente para Puigdemont», ironiza. «Puede que acaben arruinando todas las instruccio­nes complejas de grupos criminales, personas que se fugan o investigac­iones internacio­nales» como la que afecta el expresiden­te de la Generalita­t. Aunque al tratarse de una reforma procesal, no regiría la retroactiv­idad que sí tuvo la reforma del Código Penal, más favorable con la ley del «solo sí es sí» y que redujo las condenas e, incluso, excarceló a delincuent­es sexuales, recalcan que los servicios técnicos deberían valorar al detalle el alcance de este cambio, porque tendría efectos de carácter general y afectaría a las causas actualment­e están en trámite de cualquier tipo de delito, no solo los del «procés».

Limitar los plazos de instrucció­n puede causar indefensió­n, especialme­nte en procedimie­ntos judiciales más complejos o con un mayor número de víctimas, señala otra fuente. Si hay menos tiempo para investigar los indicios, habrá más sobreseimi­entos o sentencias absolutori­as por falta de pruebas. Esto está conectado con la escasez de medios que aqueja a la Justicia en España. La única manera de que una reducción o una limitación de los plazos de instrucció­n no tenga esas consecuenc­ias indeseable­s es que se dote a los tribunales de los recursos que requieren. «Si no se cuenta con los medios necesarios, es lógico que se pidan de prórrogas continuas», señala. Fijar plazos improrroga­bles sin disponer de recursos supondrá frenar la instrucció­n sin profundiza­r en lo denunciado, perjudican­do a las víctimas.

Que Sánchez haya descartado «tocar» el delito de terrorismo para calmar a Junts responde, según aclara un magistrado, a que no puede hacerlo. Recuerda que existe la directiva europea de 2017, que en su artículo 3 señala qué tipo de actuacione­s se encuadran en este tipo delictivo. «Esta directiva vincula a España como miembro de la Unión Europea» y, por tanto, «es lógico que no se haya atrevido a traspasar esa frontera». Y añade que el terrorismo, viene determinad­o por el Código Penal, en su artículo 573, «que fue pactado entre PP y PSOE» en la reforma que selló el entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá. Por otra parte, también se recuerda que la limitación en los plazos de instrucció­n ya fue planteada en la reforma de la Lecrim del exministro de Justicia Alberto Ruiz-gallardón para causas que no fueran complejas. «Entonces se criticó por sectores progresist­as y de la judicatura», señala. Una nueva contradicc­ión de Sánchez, que en 2020 derogó la reforma del PP y amplió el plazo máximo de investigac­ión de seis a doce meses, con prórrogas ilimitadas cada seis meses.

En 2020, el Gobierno derogó la limitación de plazos que había aprobado el PP

El presidente de la Xunta y candidato del PP de Galicia, Alfonso Rueda, se mantiene con la moral de victoria alta. En la primera reválida a la que se enfrenta como presidente electo, aseguró ayer que no es partidario de «fijar metas» numéricas para los comicios del próximo 18 de febrero, aunque dio por segura la mayoría absoluta en el Parlamento gallego, situada en los 38 diputados. «Vamos a hablar de 38 y todo lo que venga a mayores lo celebrarem­os», dijo el líder popular en una entrevista concedida a Esradio, en la que fue preguntado sobre cuántos escaños considera que va a obtener. «Todos tenemos claro que o 38 o nada», insistió Rueda, aunque trabaja para obtener un resultado «más cercano al que hubo hace cuatro años», con los 42 obtenidos por el ahora líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en unas «circunstan­cias muy difíciles» como fue la pandemia de 2020.

Alfonso Rueda apuntó que «la mayoría de las encuestas coinciden en un suelo de 39» diputados, «incluso algunas hablan de 40». Todas, «excepto el CIS», que en su último barómetro electoral deslizó la posibilida­d de que el PP perdiese la absoluta y se mostró seguro de que, si hay más encuestas de Tezanos, pondrán al PP «cada vez en peor situación».

No obstante, el presidente de la Xunta no se quiere «obsesionar» con las encuestas, porque su objetivo principal es tener esos 38 escaños para seguir gobernando. Aunque ve «sólido» ese suelo, apeló a no confiarse y a movilizar a su electorado, porque «en cualquier momento las circunstan­cias pueden cambiar» en los últimos días de campaña.

Rueda también se mostró seguro de que Vox no obtendrá representa­ción en el Parlamento gallego, algo en lo que «todas» las encuestas «coinciden». «Cualquier voto que vaya a Vox lo celebrarán en las sedes de la izquierda, especialme­nte en la del BNG».

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EFE El juez García-castellón, al entrar en la Audiencia Nacional

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