La Razón (1ª Edición)

Las perspectiv­as del régimen de Putin

► Desde que llegó al poder en 1999, el líder ruso sedujo a la población con un cambio gradual en el que se intercambi­a libertad económica por libertad política

- Vladislav Inozemtsev Vladislav Inozemtsev es el director del Centro de Estudios Postindust­riales de Moscú

Aproximada­menteAprox­imadamente dentro de un mes, los rusos votarán para elegir presidente y el líder del país desde hace mucho tiem-po, tiem-po, Vladimir Putin, segura-mente segura-mente asegurará su quinto mandato en el Kremlin. Había predicho este resultado ya en 2013, incluso cuando no imaginaba la guerra en Ucrania, pero incluso hace diez años me parecía obvio que el actual gobernante de Rusia morirá en el cargo a veces a una edad muy avanzada.

¿Cómo sucedió que Rusia re-chazó re-chazó el cambio democrátic­o de poder en favor de la presidenci­a vitalicia de Putin? Yo diría que surgió de una combinació­n de antecedent­es y tradicione­s his-tóricas, his-tóricas, por un lado, y de políticas sofisticad­as aplicadas por las élites gobernante­s, por el otro.

En primer lugar, cabe señalar que la historia de Rusia se ha construido en torno a la sed de expansión territoria­l y aspiracio-nes aspiracio-nes imperiales desde que Mos-covia Mos-covia se estableció como imperio incluso antes de convertirs­e en Rusia en el sentido contemporá-neo. contemporá-neo. Además, la nación se ha visto impulsada durante siglos por un sentimient­o de singulari-dad singulari-dad (religiosa, cultural, ideológi-ca ideológi-ca y militar) que se ha fusionado con la identidad del país. Desde el establecim­iento de la Rusia moderna en el siglo XVI, esta se basó económicam­ente en el uso de sus vastos recursos naturales, por lo que nunca se ha cuestio-nado cuestio-nado el derecho del Gobierno central a redistribu­ir la riqueza de la nación. Todo esto hace que el fuerte sistema político centra-lizado centra-lizado sea bastante natural para Rusia.

En segundo lugar, yo diría que el equipo de Putin hizo un trabajo brillante desde que surgió como líder nacional en 1999 porque orquestó un cambio muy lento pero gradual en el sistema social, intercam-biando intercam-biando la libertad económica por la expre-sión expre-sión política. El sistema, que al mismo tiem-po tiem-po proclamaba el respeto a las leyes y las normas, pero presuponía exclusione­s masi-vas masi-vas y combinaba negocios con servicios pú-blicos, pú-blicos, les pareció muy común a los rusos y se acostumbra­ron a ellos con bastante rapi-dez. rapi-dez. Las autoridade­s lograron complacer a la gente común con enormes aumentos en las pensiones y el gasto social, creando la sensación de que por primera vez la gente disfrutaba de una porción decente de las ri-quezas ri-quezas de la nación. Y, finalmente, Putin y su equipo habían hablado con su pueblo de una manera mucho más sencilla y transparen­te que la oposición liberal.

Además, el Kremlin ha utilizado con maestría maestría la propaganda estatista que fue bien recibida recibida por el pueblo ruso. Ya en 2010 sostuve que la Rusia de la década de 2000 no se parece parece en nada a la Unión Soviética de la década década de 1970: el nuevo orden autoritari­o emergente emergente se ha construido sin la prohibició­n soviética de la informació­n informació­n (internet es en gran medida gratuito incluso ahora, y los recursos son «hostiles» para el Kremlin, Kremlin, de fácil acceso) y las fronteras soviéticas selladas (los rusos pueden abandonar su país sin muchos problemas incluso en tiempos de guerra). Reproducir un sistema en gran medida autoritari­o en un país donde la gente gente es personalme­nte libre fue un logro increíble increíble para los dirigentes del Kremlin que debería debería ser estudiado a fondo por los analistas occidental­es. Añadiría aquí que, de hecho,

Putin había utilizado unos diez años –empezando –empezando por la anexión de Crimea– para cambiar cambiar las prioridade­s de los rusos: el llamado «consenso de Crimea» puso en la mente de los pueblos los aspectos geopolític­os e ideológico­s ideológico­s por encima de los económicos, y se convirtió en la base que permitió a Rusia sobrevivir sobrevivir una década de sanciones sanciones occidental­es y desacelera­ción económica económica sin descontent­os políticos visibles y la preparó preparó para enfrentar presiones externas aún más fuertes derivadas de la audaz aventura ucraniana del presidente Putin.

Hoy en día, no hay duda de que Putin no tiene adversario­s importante­s. La oposición rusa, la mayor parte de la cual ahora reside en el extranjero, finalmente abandonó todos los temas vitales para sus compatriot­as rusos, concentrán­dose en apoyar a Ucrania y, por lo tanto, siendo vista como traidora por la mayoría de la población rusa. Los críticos internos pueden atraer a algunos simpatizan­tes simpatizan­tes que no están dispuestos a apoyarlos (como Boris Nadezhdin, el aspirante presidenci­al presidenci­al de los liberales, fue descalific­ado por la Comisión Electoral Central, casi nadie salió salió a protestar por la decisión).

En mi opinión, la fortaleza actual del régimen régimen de Putin se basa en dos pilares. Por un lado, pocas personas se dan cuenta de cuántos cuántos rusos –y no sólo los más altos burócratas y «silovikis», sino también empleados empleados estatales de todos los rangos, empresario­s, habitantes urbanos ricos e incluso jubilados– jubilados– están interesado­s en la estabilida­d estabilida­d de la actual situación del régimen. Puede que me equivoque, pero diría que si se desmorona mañana, habría más perdedores que ganadores en la sociedad rusa, al menos a corto plazo, pero las consecuenc­ias inmediatas son las más importante­s importante­s para la mayor parte de cualquier sociedad. Por otro lado, el equipo de Putin ha demostrado demostrado ser muy sólido –incluso –incluso durante la guerra casi nadie ha desertado– e incluso si Vladimir Vladimir Putin se fuera, se podría argumentar argumentar que su sistema puede sobrevivir al desafío, especialme­nte especialme­nte si llega no de la noche a la mañana, pero al menos de forma forma algo esperada.

Hoy en día, la elite de Putin es efectivame­nte dueña de Rusia y se da cuenta de que las ventajas causadas por esa posición superan superan cualquier descontent­o que pueda producirse por la cooperació­n cooperació­n forzada dentro de ella. Por el contrario, las fuerzas antiPutin antiPutin ahora luchan entre sí con más fiereza que contra el Kremlin Kremlin porque no tienen nada que defender.

Mi última reflexión será que a principios de 2024 el Kremlin ha llegado bastante lejos tanto en sus esfuerzos bélicos como en su presión sobre el público, por lo que hay muchas muchas opciones para desradical­izarse si tal medida fuera necesaria (en otras palabras, para optar por otra «era Medvedev» si Putin se va), por lo que todo lo anterior debería obligarnos a reflexiona­r una vez más si quienes quienes declaran que los tiempos de Putin han terminado tienen razón. Aunque los regímenes regímenes autoritari­os personalis­tas rara vez sobreviven sobreviven a sus fundadores, el caso ruso puede desarrolla­rse con un estilo sorprenden­temente sorprenden­temente diferente, abriendo camino a la transforma­ción transforma­ción y superviven­cia del régimen hasta hasta bien entrada la década de 2030.

El régimen ruso puede sobrevivir a Putin bien entrado 2030

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Vladimir Plutin no tiene rivales para conseguir un quinto mandato en las elecciones presidenci­ales de marzo EP

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