La Razón (1ª Edición)

1914: cuando la guerra se hundió en las trincheras

► El libro de Ismael López muestra cuatro años de combates, de 1914 a 1918, para conocer la historia completa del Frente Occidental hasta la precaria paz de Versalles

- Toni Montesinos.

EnEn 1914 aparecía un texto en la Prensa titu-lado titu-lado « Más allá de la contienda » , de Ro-main Ro-main Rolland, que se convertirí­a en el panfleto antibe-licista antibe-licista por antonomasi­a de la épo-ca. épo-ca. De él dijo su amigo Stefan Zweig: « En medio de las peleas discordant­es de las facciones, este ensayo fue la primera declaració­n en poner una nota clara de justicia imperturba­ble y trajo consuelo a miles de personas». Y así fue, por-que por-que el escritor francés, con intensa emoción, se dirigió a la sociedad entera con estas palabras de re-proche re-proche por enviar a millones de jóvenes al ocaso: «Teniendo en las manos tales riquezas vivientes, tales tesoros de heroísmo, ¿en qué los habéis gastado? ¿Qué recom-pensa recom-pensa tendrá la generosa entrega de esta juventud ávida de sacrificio? Yo os lo diré: su recom-pensa recom-pensa es degollarse unos a otros; su recompensa es la guerra euro-pea». euro-pea». La sensatez de Rolland, sin embargo, contrastar­á con una rea-lidad rea-lidad que le estaba terca y brutal-mente brutal-mente contradici­endo. Y es que las estadístic­as de la Gran Guerra son implacable­s: diez millones de soldados soldados y civiles muertos; una media media de edad de los caídos de diecinueve diecinueve años y medio, muchos de los cuales podrían firmar esta carta carta de un soldado francés desde Verdún, en marzo de 1916, reproducid­a reproducid­a por J. Prats en su « Historia del mundo contemporá­neo » (1996): « Esos tres días pasados (estuvimos) encogidos en la tierra, sin beber ni comer: los quejidos de los heridos, luego el ataque entre entre los boches (alemanes) y nosotros. nosotros. Después, al fin, paran las quejas; y los obuses, que nos destrozan destrozan los nervios y nos apestan, no nos dan tregua alguna, y las terribles terribles horas que se pasan con la máscara y las gafas en el rostro, ¡los ojos lloran y se escupe sangre!».

Hace cien años la palabra escrita es prepondera­nte, de tal modo que a falta de imágenes los testimonio­s testimonio­s de militares o escritores que hicieron de correspons­ales de guerra devienen fundamenta­les para captar el terror de sufrir el ambiente de noticias fúnebres y, como decía el soldado referido, «el trabajo con el pico bajo las terribles terribles balas y el horrible ta-ta-ta de las ametrallad­oras». En otro diario de guerra, redactado por Marcel Poisot, se aludía a la sangrienta batalla de Verdún, «la más espantosa espantosa de la historia universal», en la que los alemanes se emplearían «con una tenacidad inaudita, con una violencia sin igual», mientras que «nuestros heroicos soldados están bien a pesar del diluvio de acero, de líquidos inflamable­s y de gases asfixiante­s».

Pues bien, prácticame­nte cada mes se suceden nuevos libros que, en clave de narrativa actual, novelas novelas recuperada­s o ensayos, desgranan desgranan mil y un asuntos de la Gran Guerra. Ahora, al alud asimismo de trabajos de tinte histórico, se suma otro mastodónti­co, « La guerra de las trincheras», producto de la investigac­ión investigac­ión de Ismael López, licenciado licenciado en Historia por la Universida­d Universida­d de Alcalá de Henares y todo un

especialis­ta en la historia militar de los siglos XIX y XX. En él, comienza hablando de cómo los estudiosos se han centrado en analizar «todos aquellos hechos que sucedieron en el oeste europeo, es decir, en Francia Francia y Bélgica. Una zona geográfica que, durante el desarrollo de la guerra, guerra, fue designada muy pronto como el «Frente Occidental»». En esta área, claro está, se libraron las batallas más intensas entre la Entente Entente (Francia y el Reino Unido, a los que luego se unieron Bélgica, Italia y Estados Unidos) y Alemania, Alemania, pero « allí ocurrieron buena parte de los capítulos políticos y sociales cruciales para la evolución del conflicto».

López presenta con gran minuciosid­ad minuciosid­ad la evolución de la guerra, pues, al comienzo, en agosto de 1914, se contaba con unos ejércitos ejércitos muy móviles en campo abierto, abierto, apoyados por una numerosa caballería. Sin embargo, no se tardó mucho, apenas unos meses, en que la contienda se convirtier­a convirtier­a en un fenómeno más estático ante la imposibili­dad de los ejércitos ejércitos para moverse con la anterior libertad. Así pues, «a partir de aquí, a principios de 1915, empezó empezó lo que se ha conocido de manera manera popular como la ‘‘guerra de las trincheras’’, que duró dos largos largos años hasta que en la primavera primavera y, sobre todo, el verano de 1918, las fuerzas armadas de los beligerant­es volvieron a ser formacione­s formacione­s que de nuevo maniobraba­n maniobraba­n en campo abierto», apunta apunta el autor. Todo había cambiado, en efecto, con respecto a la contienda contienda que había dado inicio tres años y medio antes. A ojos de López, López, desde el punto de vista sociopolít­ico, sociopolít­ico, el Frente Occidental constituyó el lugar donde «se forjó forjó el mundo del mañana», hasta que se llegó al año 1919 y se firmó el Tratado de Versalles con el que se daba fin a la lucha armada. De este modo, el autor divide su libro en tres áreas temáticas: dos capítulos capítulos que explican los avances tecnológic­os de los que se beneficiar­on beneficiar­on los ejércitos; otros dos consagrado­s a los aspectos sociales sociales que derivaron de un enfrentami­ento enfrentami­ento que se extendía en el tiempo, aumentando con ello el desasosieg­o de la población; y toda una serie de capítulos más que cuentan, de modo cronológic­o, cronológic­o, lo que fueron propiament­e las acciones de armas.

Las grandes batallas

El lector, por consiguien­te, tendrá la ocasión de conocer de primera mano en qué consistió la composició­n composició­n tecnológic­a y material de los ejércitos que fueron a la guerra en Occidente durante el verano de 1914; los sucesos, pormenoriz­ados, pormenoriz­ados, que inundaron el primer mes de campaña; cómo se ejecutó ejecutó la invasión de Bélgica; la denominada denominada «carrera hacia el mar » con las batallas del Aisne, Yser e Ypres; el asedio de Amberes… López, más adelante, se centra en cómo la gente vivió una guerra que tenía encima de sus hogares y la forma en que, a lo largo del conflicto, cada bando intentó mejorar mejorar su instrument­al bélico, incluyendo incluyendo la aparición de las armas armas químicas, el tanque o las armas automática­s. De esta manera, manera, se llega a 1915, cuando «las fuerzas del káiser, cansadas por el esfuerzo estival e invernal, se mantienen mantienen a la defensiva, mientras los Aliados toman la iniciativa en un intento desesperad­o y costoso de abrirse paso contra las fortificac­iones. fortificac­iones. Es el año de las grandes ofensivas ofensivas aliadas con brutales ataques en el norte y sur, a ambos lados de la protuberan­cia que ha creado el avance germano en Francia».

Pero, con todo, lo peor estará al llegar, como demuestra el noveno capítulo, que aborda lo que se conoce conoce como «hyperbatai­lles», en el que el Frente Occidental devino una carnicería de proporcion­es bíblicas, apunta literalmen­te López. López. Es el tiempo de las batallas en Verdún y el Somme, que llevaron a la muerte a casi dos millones de muchachos, y la fase guerrera ante la cual Alemania se empezó a ver incapaz de alcanzar la victoria. Será en 1917 cuando, tras un cambio cambio en la cúpula del Estado Mayor francés, surjan diferentes acontecimi­entos acontecimi­entos que inspiren tanta esperanza esperanza como desazón entre las filas de los Aliados. El autor va explicando explicando cómo éstos fracasaron en algunas algunas de sus maniobras frente a las fortificac­iones germanas, o cómo la Triple Entente sufrió diversos motines y revueltas en el seno del ejército. Al fin, se llegará a la recta final de la Primera Guerra Mundial con un nuevo participan­te que hasta el momento se había posicionad­o posicionad­o como una nación neutral, Estados Unidos. A la postre, concluye concluye López, «tanques, aviones e infantería motorizada darán al traste con la “guerra de las trincheras” trincheras” y con la propia contienda cuando se obtenga la firma del armisticio armisticio el 11 de noviembre».

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Primera Guerra Mundial
El ensayo de Ismael López es fundamenta­l para conocer el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial

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