La Razón (1ª Edición)

Lo de Koldo

► Hace tiempo que el PSOE renunció a la transparen­cia como lo hizo al respeto formal al juego democrátic­o

- Juan Ramón Lucas

LeLe suena a Víctor que Sánchez llegó al go-bierno go-bierno aupado por una moción de censura a Rajoy a cuenta de la corrupción. Si mal no recuerda, que cree que no, porque es de buena y ejercitada memoria, exactament­e dos días después de la sentencia que condenó al PP por el caso Gür-tel, Gür-tel, los socialista­s presentaro­n en el registro del Congreso la moción que elevó a los altares al actual presiden-te presiden-te en el primero y más trascenden-tal trascenden-tal de los giros de guion que acumu-la acumu-la en su sinuoso camino de apalancami­ento en el poder.

El PSOE se presentó entonces como el samurái implacable contra la corrupción; la fórmula de severa seguridad frente a las corruptela­s políticas de la derecha, envuelta toda ella en el celofán brumoso y putrefacto de las prácticas corrup-tas. corrup-tas. El PP era el condenado y, por tanto, todo el partido podía ser se-ñalado se-ñalado con el dedo acusador.

Lejos quedaban las andanzas de aquel Juan Guerra conseguido­r y descamisad­o, que se aprovechó de su cercanía al poder para enredar asuntos de influencia y engordar su cuenta personal. Aquello fueron los viejos. El nuevo socialismo de corte sanchista y tecnológic­o era la pro-mesa pro-mesa de presente y futuro de lim-pieza, lim-pieza, respetabil­idad y trascenden-cia trascenden-cia democrátic­a.

El poder tenía que ser abierto, claro y transparen­te para no dejar dudas de su voluntad e intencio-nes. intencio-nes.

Lo recuerda Víctor para poner en su sitio, o en valor, como dicen los sabios de la cosa económica y so-cial, so-cial, la trascenden­cia del tsunami que ha provocado el caso del asesor Koldo, el hombre para todo de Ába-los, Ába-los, al que han descubiert­o a la ca-beza ca-beza de un clan de amiguetes sin escrúpulos capaces de enriquecer-se enriquecer-se en el pantano de la desgracia ajena.

De entrada, porque desmonta de un manotazo de realidad el com-promiso com-promiso de vigilancia de la corrup-ción. corrup-ción. La tenían delante, se ejercía desde territorio­s cercanos al poder y es posible -porque todavía que-dan que-dan cartas por descubrir- que en el poder mismo hubiera responsabi­lidades responsabi­lidades concretas aunque solo fuera fuera por mirar hacia otro lado.

Es difícil no pensar en que la aparente aparente negligenci­a de Ábalos en el control de su machaca para todo se fuera a quedar ahí, y no haya visto, leído o escuchado algo que sonara sospechoso. Por ejemplo, piensa Víctor, que en marzo de 2020 se cerrara cerrara un contrato de 20 millones por parte de Puertos del Estado, recién llegado Koldo a su Consejo, con la empresa Soluciones, la cabeza de la trama que él controlaba, el mismo mismo día -vaya por Dios- en que se anunciaba la orden ministeria­l para comprar mascarilla­s.

O que desoyera las advertenci­as de propios y extraños sobre los manejos manejos que en su nombre y a su espalda espalda (¿a su lado?) realizaba el tal Koldo.

O que una jefa de gobierno autonómico, autonómico, hoy tercera autoridad del estado como Presidenta del Congreso, Congreso, Francina Armengol, aparcara aparcara en el silencio algo tan raro como un contrato firmado por ella misma para proveer a Baleares de mascarilla­s mascarilla­s que en realidad no servían para nada.

El tal Koldo ejercía poderes sin cuento y sin control alrededor de un ministro Ábalos que desdeñaba los avisos y no parecía demasiado aplicado aplicado en su obligación de contener al ex leñador. Más bien al contrario, lo colocaba a él en consejos de empresas empresas y a su señora (también detenida detenida en esta trama) en el propio Ministerio.

Hace tiempo que el PSOE renunció renunció a la transparen­cia como lo hizo al respeto formal al juego democrátic­o. democrátic­o. Ya no se esfuerza en explicar por qué traga con todo, ni en dar detalles de los marrones que se come ni las monedas que entrega al independen­tismo para seguir dirigiendo el gobierno de España. Lo único que afirma es algo argumental­mente argumental­mente flojo como asegurar que todo vale con tal de evitar que gane la derecha, como si no fuera regla elemental del juego democrátic­o democrátic­o la posibilida­d de alternanci­a.

De tanto repetirlo, al final parece que nos estábamos acostumbra­ndo acostumbra­ndo a normalizar renuncias imposibles, imposibles, traspaso de líneas rojas y argumentar­ios argumentar­ios predemocrá­ticas.

Pero esto de Koldo es mucho más difícil de parar. No valen argumentos argumentos toscos ni respuestas de andar por casa. De hecho la torpe comparació­n comparació­n que hizo Sánchez entre lo del hermano de Ayuso y esta trama aún por descubrir que tiene raíces en su propio gobierno, ya se ha vuelto en su contra. Hasta los suyos se lo reprochan. reprochan.

Piensa Víctor en Santos Cerdán, el comercial que compra los votos a Puigdemont, segurament­e más preocupado por las andanzas de su amigo Koldo, a quien le presentó a Ábalos o al propio Sánchez. O en la presidenta Armengol, revolviénd­ose revolviénd­ose en su silla del Congreso ante lo que pueda trascender una vez el juez ha levantado el secreto del sumario. sumario.

Víctor presume, y acaso no le falte falte razón, que esta inesperada resurrecci­ón resurrecci­ón del caso Juan Guerra en un momento de debilidad general del Partido Socialista y su gobierno va a dejar en una pálida viñeta del pasado pasado aquel caso de corrupción que rompió por la vicepresid­encia el gobierno de Felipe González.

Hoy, para el PSOE, esto de Koldo puede ser infinitame­nte más devastador. devastador. Al tiempo.

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PLATÓN
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