Lo de Koldo
► Hace tiempo que el PSOE renunció a la transparencia como lo hizo al respeto formal al juego democrático
LeLe suena a Víctor que Sánchez llegó al go-bierno go-bierno aupado por una moción de censura a Rajoy a cuenta de la corrupción. Si mal no recuerda, que cree que no, porque es de buena y ejercitada memoria, exactamente dos días después de la sentencia que condenó al PP por el caso Gür-tel, Gür-tel, los socialistas presentaron en el registro del Congreso la moción que elevó a los altares al actual presiden-te presiden-te en el primero y más trascenden-tal trascenden-tal de los giros de guion que acumu-la acumu-la en su sinuoso camino de apalancamiento en el poder.
El PSOE se presentó entonces como el samurái implacable contra la corrupción; la fórmula de severa seguridad frente a las corruptelas políticas de la derecha, envuelta toda ella en el celofán brumoso y putrefacto de las prácticas corrup-tas. corrup-tas. El PP era el condenado y, por tanto, todo el partido podía ser se-ñalado se-ñalado con el dedo acusador.
Lejos quedaban las andanzas de aquel Juan Guerra conseguidor y descamisado, que se aprovechó de su cercanía al poder para enredar asuntos de influencia y engordar su cuenta personal. Aquello fueron los viejos. El nuevo socialismo de corte sanchista y tecnológico era la pro-mesa pro-mesa de presente y futuro de lim-pieza, lim-pieza, respetabilidad y trascenden-cia trascenden-cia democrática.
El poder tenía que ser abierto, claro y transparente para no dejar dudas de su voluntad e intencio-nes. intencio-nes.
Lo recuerda Víctor para poner en su sitio, o en valor, como dicen los sabios de la cosa económica y so-cial, so-cial, la trascendencia del tsunami que ha provocado el caso del asesor Koldo, el hombre para todo de Ába-los, Ába-los, al que han descubierto a la ca-beza ca-beza de un clan de amiguetes sin escrúpulos capaces de enriquecer-se enriquecer-se en el pantano de la desgracia ajena.
De entrada, porque desmonta de un manotazo de realidad el com-promiso com-promiso de vigilancia de la corrup-ción. corrup-ción. La tenían delante, se ejercía desde territorios cercanos al poder y es posible -porque todavía que-dan que-dan cartas por descubrir- que en el poder mismo hubiera responsabilidades responsabilidades concretas aunque solo fuera fuera por mirar hacia otro lado.
Es difícil no pensar en que la aparente aparente negligencia de Ábalos en el control de su machaca para todo se fuera a quedar ahí, y no haya visto, leído o escuchado algo que sonara sospechoso. Por ejemplo, piensa Víctor, que en marzo de 2020 se cerrara cerrara un contrato de 20 millones por parte de Puertos del Estado, recién llegado Koldo a su Consejo, con la empresa Soluciones, la cabeza de la trama que él controlaba, el mismo mismo día -vaya por Dios- en que se anunciaba la orden ministerial para comprar mascarillas.
O que desoyera las advertencias de propios y extraños sobre los manejos manejos que en su nombre y a su espalda espalda (¿a su lado?) realizaba el tal Koldo.
O que una jefa de gobierno autonómico, autonómico, hoy tercera autoridad del estado como Presidenta del Congreso, Congreso, Francina Armengol, aparcara aparcara en el silencio algo tan raro como un contrato firmado por ella misma para proveer a Baleares de mascarillas mascarillas que en realidad no servían para nada.
El tal Koldo ejercía poderes sin cuento y sin control alrededor de un ministro Ábalos que desdeñaba los avisos y no parecía demasiado aplicado aplicado en su obligación de contener al ex leñador. Más bien al contrario, lo colocaba a él en consejos de empresas empresas y a su señora (también detenida detenida en esta trama) en el propio Ministerio.
Hace tiempo que el PSOE renunció renunció a la transparencia como lo hizo al respeto formal al juego democrático. democrático. Ya no se esfuerza en explicar por qué traga con todo, ni en dar detalles de los marrones que se come ni las monedas que entrega al independentismo para seguir dirigiendo el gobierno de España. Lo único que afirma es algo argumentalmente argumentalmente flojo como asegurar que todo vale con tal de evitar que gane la derecha, como si no fuera regla elemental del juego democrático democrático la posibilidad de alternancia.
De tanto repetirlo, al final parece que nos estábamos acostumbrando acostumbrando a normalizar renuncias imposibles, imposibles, traspaso de líneas rojas y argumentarios argumentarios predemocráticas.
Pero esto de Koldo es mucho más difícil de parar. No valen argumentos argumentos toscos ni respuestas de andar por casa. De hecho la torpe comparación comparación que hizo Sánchez entre lo del hermano de Ayuso y esta trama aún por descubrir que tiene raíces en su propio gobierno, ya se ha vuelto en su contra. Hasta los suyos se lo reprochan. reprochan.
Piensa Víctor en Santos Cerdán, el comercial que compra los votos a Puigdemont, seguramente más preocupado por las andanzas de su amigo Koldo, a quien le presentó a Ábalos o al propio Sánchez. O en la presidenta Armengol, revolviéndose revolviéndose en su silla del Congreso ante lo que pueda trascender una vez el juez ha levantado el secreto del sumario. sumario.
Víctor presume, y acaso no le falte falte razón, que esta inesperada resurrección resurrección del caso Juan Guerra en un momento de debilidad general del Partido Socialista y su gobierno va a dejar en una pálida viñeta del pasado pasado aquel caso de corrupción que rompió por la vicepresidencia el gobierno de Felipe González.
Hoy, para el PSOE, esto de Koldo puede ser infinitamente más devastador. devastador. Al tiempo.