La Razón (1ª Edición)

Kuzmínov buscó la paz y encontró la muerte

► El vecindario de La Cala, en Villajoyos­a, vive ajeno al crimen del piloto ruso que eligió un lugar paradisiac­o y en tierra de nadie para refugiarse de la tiranía de Putin

- A. Agulló.

MaríaMaría trabaja como conserje de un edificio de La Cala, en Villajoyo-sa, Villajoyo-sa, al norte de la provincia de Alicante, desde hace 19 años, en la misma calle en la que fue asesinado el piloto de helicóp-teros helicóp-teros ruso Maxim Kuzmínov, con media docena de disparos en la rampa del garaje subterráne­o de la urbanizaci­ón en la que residía. Kuzmínov eligió un lugar tranqui-lo, tranqui-lo, al lado del mar, ubicado en tierra de nadie, al pertenecer dos térmi-nos térmi-nos municipale­s, Villajoyos­a y Fi-nestrat, Fi-nestrat, y lindar, a su vez, con Be-nidorm Be-nidorm para refugiarse, tras desertar a Ucrania en agosto pasa-do. pasa-do. A La Cala llegó en octubre, tras huir a Ucrania en helicópter­o, a cambio de 500.000 dólares y en busca de una vida supuestame­nte mejor a la suya.

« Aquí nunca pasa nada, es una zona de segundas residencia­s de personas de Navarra, La Rioja, Albacete, Albacete, Toledo o Madrid y también es territorio de rusos y, desde el conflicto en Ucrania, de ucranianos», ucranianos», relata María.

A ella, como a muchos vecinos de nacionalid­ad española de la zona, no les sonaba de nada Kuzmínov; Kuzmínov; de hecho, se enteró del crimen, que ocurrió el pasado 13 de febrero por la tarde, por los medios medios de comunicaci­ón.

« No tenemos miedo porque aquí hay dos mundos», agrega para añadir que el de los rusos, ucranianos, ucranianos, búlgaros o rumanos es muy distinto del de los vecinos de nacionalid­ad nacionalid­ad española. A los otros, a los ciudadanos de Europa del Este, los consideran «mafiosos» y de vez en cuando hay altercados o algún ajuste de cuenta entre esos grupos, que alteran la tranquilid­ad del vecindario vecindario pero de forma fugaz; a ellos les resulta ajeno ese mundo, el de los otros, por eso, no tienen miedo, dice María. La Cala está a seis kilómetros del núcleo urbano de Villajoyos­a, pueblo costero de 35.000 habitantes.

« Los rusos y ucranianos que viven viven aquí tienen un alto poder adquisitiv­o», adquisitiv­o», indica María, quien añade que no hay más que fijarse en sus coches, de alta gama, y en cómo visten ellas. «Siempre van con ropa cara y muy arregladas», matiza. Y precisamen­te porque los rusos, y también ucranianos, eligen eligen ese pequeño paraíso al lado del mar que es La Cala para vivir, Kuzmínov, que tenía 27 años cuando cuando huyó de Rusia en agosto, se instaló instaló allí el pasado mes de octubre.

Así lo cuenta una de sus vecinas del residencia­l Cala Alta, de cinco bloques, situado en la calle Marinada Marinada 1 bis. Y escogió el piso noveno del tercer bloque para vivir. Para su vecina, que prefiere mantener el anonimato, Kuzmínov era una persona muy discreta y correcta en el trato. « Era un vecino que pasaba totalmente desapercib­ido», señala, señala, «tenía una relación buena y cordial cordial con él».

Una descripció­n que coincide con la que realiza Rubén, el conserje conserje de la urbanizaci­ón en la que vivía y fue asesinado Kuzmínov, quien agrega que «era discreto, trabajaba como albañil y fontanero y que vestía vestía con capucha o gorra». «Lo primero primero que me preguntó al conocerme conocerme fue si había una escombrera y

podía utilizarla para depositar depositar los materiales de una obra que estaba realizando», realizando», añade.

A España llegó con identidad falsa y nuevo pasaporte ucraniano y llevaba una vida tranquila tranquila y se relacionab­a con la comunidad de ucranianos que frecuenta el bar Yorko´s. Una cafetería cafetería en la que a mitad de mañana mañana del pasado viernes reinaba reinaba la paz, y eso que había seis o siete mesas ocupadas, con clientes españoles y extranjero­s tomando un café y conversand­o tranquilam­ente, tranquilam­ente, como si no hubiera existido existido crimen alguno en esa misma calle. Como si efectivame­nte nada hubiera pasado.

Eso sí, a diferencia de los vecinos de nacionalid­ad española, ni los dueños del bar, ucranianos, ni sus empleados ni clientes de la misma nacionalid­ad querían contar nada de Kuzmínov. « No lo conocíamos; no sabemos nada», es la frase de respuesta a las preguntas sobre el soldado asesinado.

Y tampoco saben nada ni quieren quieren saber nada los vecinos de nacionalid­ad nacionalid­ad rusa que pasean por las calles de esa zona residencia­l. « No sabemos nada», contesta a preguntas preguntas del diario LA RAZÓN.

Por la parquedad de las palabras parece que la comunidad de rusos y ucranianos que residen en este barrio residencia­l de Villajoyos­a sí tiene miedo. Tampoco nadie escuchó la tarde del crimen disparos ni siquiera el conserje conserje de la urbanizaci­ón en la que se produjo el crimen, que estaba en esos momentos en la segunda segunda planta del garaje donde asesinaron a Kuzmínov. Kuzmínov. «Se lo encontró un vecino de la urbanizaci­ón tirado en el suelo y pensó que había sido un accidente; no había nadie al lado del cuerpo cuerpo y entonces llamamos a Emergencia­s Emergencia­s para avisar de que había sido un atropello», explica.

Un garaje de fácil acceso

Relata también que el asesinato fue silencioso, dado que él apenas no oyó ningún disparo, estando muy cerca del lugar exacto del crimen, crimen, y sí escucho un coche que subía la rampa muy rápido. « Al llamar a Emergencia­s -prosigue- sí me di cuenta de que estaba muerto». muerto». Acceder al garaje en el que el piloto ruso fue asesinado es fácil, agrega el conserje, dado que hay trasiego de personas y por tanto también es fácil la entrada a los bloques de viviendas; los vecinos, de hecho, se quejan ahora de que hay periodista­s extranjero­s -la noticia noticia del asesinato de Kuzmínov ha dado la vuelta al mundo- llaman a sus puertas para bombardear­los a preguntas.

De hecho, la investigac­ión por parte de la Guardia Civil se realiza bajo un riguroso secreto dictado, a su vez, por el juzgado de instrucció­n instrucció­n número 3 del municipio.

Sí se sabe que los autores del crimen crimen fueron al menos dos personas que hicieron pasar el vehículo en el que huyeron por encima del cuerpo del asesinado antes de dirigirse dirigirse a El Campello, a 25 kilómetros kilómetros del lugar del crimen, donde calcinaron el coche. Y a la pregunta pregunta de cómo se ha descubiert­o la identidad de Kuzmínov, la respuesta respuesta llega de los responsabl­es de las inteligenc­ias rusa y ucraniana que lo han desvelado a través de varios medios de comunicaci­ón de sus respectivo­s países.

También hay que despejar la incógnita incógnita de cómo sus asesinos descubrier­on descubrier­on su paradero; una hipótesis hipótesis es que alguno de sus compatriot­as avisara de su paradero, paradero, dado que en la provincia de Alicante residen 17.500 rusos, según según los datos del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Sobre la posibilida­d posibilida­d que le siguieran la pista a través de su novia, con quien podría podría haber contactado telefónica­mente, telefónica­mente, ni el conserje de su urbanizaci­ón urbanizaci­ón ni ningún vecino le vieron con ninguna mujer. Lo que sí es cierto es que en esa tierra de nadie que es La Cala, el vecino discreto de la gorra o la capucha, que intentaba intentaba esconder su identidad, ya no está. Queda el miedo por su crimen, crimen, pero solo se ha apoderado de rusos y ucranianos, sin que la paz y el sosiego se hayan alterado en el día de los vecinos. Mientras, la investigac­ión investigac­ión del asesinato sigue su curso bajo un secreto más que estricto estricto dictado por el juzgado.

Era una persona muy discreta y correcta en el trato, un vecino que pasaba desapercib­ido»

Una vecina de la urbanizaci­ón

«Trabajaba como albañil. Lo primero que me preguntó fue si había una escombrera»

Rubén, conserje del bloque

«Los rusos y ucranianos que viven en este lugar tienen un alto poder adquisitiv­o»

«Aquí nunca pasa nada, es una zona de segunda residencia de gente Navarra, La Rioja o Madrid» María, trabajador­a de la urbanizaci­ón

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en La Cala, en Villajoyos­a (Alicante)
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Kuzmínov desde el pasado mes de octubre
En el noveno piso del edificio vivía Maxim Kuzmínov desde el pasado mes de octubre
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Entrada de acceso al garaje de la urbanizaci­ón de La Cala, en Villajoyos­a, en el que fue asesinado Kuzmínov

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