La Razón (1ª Edición)

«El arte no es curativo pero tiene la capacidad de consolar»

Escritor El autor francés presenta «Los ojos de Mona», el gran fenómeno literario sobre el arte en Europa

- Víctor Fernández.

EsEs probableme­nte una de las grandes sorpre-sas sorpre-sas literarias de este curso. « Los ojos de Mona», del historia-dor historia-dor del arte !omas Schlesser – publicado en castellano por Lu-men Lu-men y en catalán por Empúries– ha sido comparado con « El mundo de Sofía» por su papel divulgador a través de un relato ficticio, en este caso, el mundo del arte. El libro es la historia de Mona, una niña a la que le quedan 52 semanas antes de perder la vista por una enfer-medad. enfer-medad. Su abuelo decide que en ese tiempo ella puede ver 52 obras maestras de los museos del Lo-uvre, Lo-uvre, Orsay y el Pompidou, un via-je via-je en busca de la belleza en el que encontramo­s a Botticelli, Vermeer, Goya, Frida Kahlo o Picasso. El autor habló ayer con este diario de una obra que se ha traducido en una treintena de lenguas en sesen-ta sesen-ta países.

¿Su libro nos plantea el museo ideal?

No lo creo. Es una novela, pero es cierto que cuando comencé a trabajar trabajar en este libro, habría querido tener una visión ideal, perfecta y exhaustiva. Por razones que son realmente literarias, fue necesario tomar decisiones. Y estas decisiones, decisiones, de hecho, no las tomé tanto yo sino el personaje de Henry, el abuelo. Esta es una historia en la que hay obras muy hermosas.

Henry y Mona dedican una semana semana a contemplar y comprender comprender un cuadro. ¿Miramos bien el arte en los museos?

No formo parte de las personas que culpan a quienes miran las obras de arte a su manera, ya sea muy rápido, entre la multitud, con un teléfono móvil en la mano. Cada uno es libre de mirar el arte como quiera. Ahora bien, en el libro libro cuento otra historia: el libro es más bien una reivindica­ción del tiempo largo frente a las obras.

Los grandes museos están masificado­s. masificado­s.

Tiene razón que eso es así para el Prado, el Louvre, el Metropolit­an o el Pompidou. Pero en España, Francia, Estados Unidos o Italia hay una cantidad de pequeños museos e iglesias en los que hay obras absolutame­nte maravillos­as. maravillos­as. Lo que quiero decir con esto es que « Los ojos de Mona» no es simplement­e una invitación a hacer hacer un espacio para pasar mucho tiempo frente a las obras maestras del Louvre, Orsay o de BeaubourgP­ômpidou. BeaubourgP­ômpidou. Esta experienci­a se puede tener en todas las circunstan­cias, circunstan­cias, y lo que espero es que dé ideas para todos los museos del mundo.

¿Cómo ha sido la selección de las 52 obras para la novela?

El personaje de Henry tiene una cultura clásica muy amplia y también también alguien que siempre cultiva un espíritu de apertura y ampliación ampliación de horizontes. Por lo tanto, cuando está en los museos con Mona, siempre va a querer, por un lado, sensibiliz­arla a cosas que son imprescind­ibles y, de vez en cuando, cuando, también hacerla desviarse un poco del camino principal. En cuanto a las cosas imprescind­ibles, imprescind­ibles, por ejemplo, podría ser una fresco de Botticelli. Las tres gracias de Botticelli en el Louvre, eso es imprescind­ible. Pero de vez en cuando, él se permite una desviación. desviación. Por ejemplo, cuando se trata de sensibiliz­ar a Mona sobre el surgimient­o de la fotografía, podría podría haber recurrido a uno de los pioneros franceses, como Nadar o como Gustave Le Gray. Sin embargo, embargo, elige a una fotógrafa estadounid­ense estadounid­ense extraordin­aria que es Julia Margaret Cameron, que es mucho menos icónica. Lo mismo ocurre cuando ve a un artista muy icónico, de vez en cuando elige una obra suya que es muy conocida conocida y, otras veces, una que es mucho mucho menos conocida. En el caso de Jean-michel Basquiat, en el Centro Pompidou, hay dos obras. Una es muy popular, el gran lienzo « Mercado de esclavos». Y luego está un segunda obra en papel, un doble cráneo. Y deliberada­mente, tanto yo como Henri como personaje, personaje, hacemos este pequeño desvío desvío que se hace para dar un aspecto aspecto un poco más singular.

¿Qué le parecen acciones de protesta en los que se arroja pintura pintura o sopa a un cuadro?

Me entristece. Si se hace este tipo de acción significa que ya no podemos podemos comunicarn­os. Sin embargo, embargo, creo que el diálogo no debería romperse, especialme­nte en el ámbito de la cultura y el arte, que realmente no está exento de críticas, críticas, ni mucho menos. En cuanto a las cuestiones sociales y ambientale­s, ambientale­s, realmente es un ámbito que busca ser muy constructi­vo. Por lo tanto, es un poco como si nos disparáram­os disparáram­os en el pie al hacer esto. Algunos artistas a los que se arroja sopa fueron humillados en su momento. momento. Es como si la humillació­n volviera a empezar. Pienso en un artista como Claude Monet quien si hubiera visto tendría roto el corazón. corazón.

¿El arte es curativo?

En el libro se transmite impresión arte curativo, pero no me atrevo a darle ese valor. Afirmar que el arte es terapéutic­o es una representa­ción representa­ción poco fiel. El arte no cura pero sí tiene la capacidad de consolar.

Si se arroja pintura o sopa a una obra de arte significa que no sabemos comunicarn­os»

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M. GONZÁLEZ/SHOOTING

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