La corrupción socialista da alas a los ultras en Portugal
► Por primera vez desde la instauración de la democracia en 1974, el partido de extrema derecha Chega puede ser decisivo para la gobernabilidad del país
PortugalPortugal fue inmune durante años a los cantos de sirena de la derecha populista que iba ganando te-rreno te-rreno en Europa. Pero Chega (Bas-ta, (Bas-ta, en español) nació para poner fin a su excepcionalidad. El parti-do parti-do se inscribió en mayo de 2019 y en las elecciones legislativas de octubre de ese mismo año con-quistó con-quistó su primer escaño en la Asamblea Nacional. Experimen-taría Experimen-taría a partir de ese momento un crecimiento exponencial que la sitúa hoy como tercera fuerza po-lítica po-lítica por detrás de las dos grandes familias: el Partido Socialista (PS, progresista) y el Partido Social De-mócrata De-mócrata (PSD, conservador). Y con opciones reales de decidir la gobernabilidad del país.
La historia de éxito lleva impresa la imagen de André Ventura (Sintra, 1983). Licenciado en Derecho por la Universidade Nova de Lisboa. Comentarista deportivo en prensa y televisión. Hincha de Benfica. Exmilitante del PSD y fundador de Chega a raíz, precisamente, de una escisión de los conservadores que expresaba su descontento con la moderación quien era entonces su líder, Rui Rio.
«Un gran número de dirigentes regionales y nacionales salieron de los dos partidos de la derecha clásica, de los democristianos del CSD y del PSD», recuerda Manuel Loff, profesor Historia Contempo-ránea Contempo-ránea en la Universidade do Porto. Pero Ventura construyó el partido a su imagen y semejanza, rom-piendo rom-piendo lazos con su tradición po-lítica. po-lítica. Colocó los cimientos de una formación que comenzó a nutrir-se nutrir-se de la crisis de identidad de la derecha tradicional como fuerza opositora a los socialistas y, sobre todo, del resentimiento.
¿Cuál es el caladero de votos de Chega? Loff responde: «Tiene un porcentaje de apoyo superior en-tre en-tre la población activa, en concre-to concre-to entre las clases medias bajas, entre los sectores que tienen mie-do mie-do a perder su estatus. Hablamos del pequeño funcionariado públi-co, públi-co, de pequeños empresarios. Tie-ne Tie-ne bastante más representatividad en el mundo rural que en el mun-do mun-do urbano. Desde el punto de vista político, la gran mayoría son votantes de la derecha tradi-cional». tradi-cional».
El historiador, que viene estu-diando estu-diando a la ultraderecha portugue-sa portugue-sa desde su irrupción hace cinco años, señala que los de Ventura cuentan con «un electorado mayoritariamente mayoritariamente masculino, las mujeres mujeres se sienten muy poco atraídas por Chega. Tiene ahora por primera primera vez bastante apoyo entre los jóvenes, jóvenes, pero poco entre los mayores pensionistas».
Chega también ha utilizado como gasolina los casos de corrupción corrupción que han salpicado a los dos grandes partidos. Sin ir más lejos, al Partido Socialista del primer ministro ministro saliente António Costa, que se vio obligado a renunciar en noviembre noviembre al saberse investigado en un caso de corrupción que implicaba implicaba a personas de su más absoluta absoluta confianza. Aquel suceso fue la génesis de la crisis política que deberá deberá resolverse en las elecciones legislativas del domingo, en las que los sondeos conceden a Chega una intención de voto de un 15% o 16%. Obtendría casi uno de cada cinco votos.
Empezó con un 21%, pero se ha ido desinflando. El discurso anticorrupción anticorrupción no ha resultado ser tan efectivo como se esperaba. «Es curioso: curioso: durante la campaña, el tema de la corrupción no es que haya desaparecido, pero ha ido perdiendo perdiendo fuelle, porque la distancia temporal temporal entre el anuncio de la dimisión dimisión de Costa y las elecciones ha difuminado el contexto», sostiene Loff.
Las llamadas al voto útil de Luís Montenegro, candidato de la coalición coalición conservadora Alianza Democrática Democrática (AD), también han golpeado golpeado a Chega en su línea de flotación. El líder de centroderecha ha insistido en que no gobernará en coalición con Ventura, pero no ha excluido la posibilidad de gobernar gobernar en minoría con su respaldo parlamentario. Ventura, sin embargo, embargo, ha hecho una campaña dura, sembrando dudas sobre el proceso electoral y criminalizando a los inmigrantes, especialmente a la comunidad gitana. Y pese al bajón bajón en los sondeos asegura que los suyos salen por primera vez a ganar. ganar.
Las líneas de su programa, que retratan a Chega como un partido de matriz conservadora, ultranacionalista ultranacionalista y liberal, recogen propuestas propuestas en materia de política exterior exterior como «luchar en Bruselas por un nuevo tratado europeo en la línea defendida por los países del Grupo de Visegrado» o trasladar la Embajada portuguesa en Israel a Jerusalén.
La columna vertebral ideológica es difusa. «Siempre se ha discutido mucho quién es la inspiración de Chega: si Vox o la ultraderecha europea; europea; si Vox o el bolsonarismo. Me inclino a pensar que es mucho más el bolsonarismo, y en ese sentido el tema de la corrupción está presente presente en Chega como estaba en las campañas de Bolsonaro. Y esto es importante, porque tienen en el partido un conjunto importante de expertos electorales que vienen de Brasil», reflexiona Loff. Eso explica las declaraciones de Ventura el pasado pasado miércoles en un mitin en Algarve
La salida de Costa al saberse investigado por una trama que afectó a su entorno desató las elecciones
Algarve en el que apareció con el líder de Vox, Santiago Abascal, en las que dijo que, en caso de ganar las elecciones, elecciones, vetará la entrada en Portugal Portugal del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. «Si fuera primer primer ministro, el señor Lula da Silva permanecerá en el aeropuerto de Lisboa y no entrará aquí. Si insiste, irá a la cárcel. Pero él ya sabe lo que es esto también,
no será una gran novedad para