«Entendí el desencanto con el 15M porque fue una enmienda a la totalidad»
El director del podcast Carne Cruda retrata con tono subversivo en su primera novela, «La caída del imperio», la deriva de una generación en proceso de búsqueda
MadridMadrid lleva varias horas despierta y en uno de tantos rincones con sol que se parapetan entre los espacios satinados de si-llas si-llas mecidas por la luz cálida del mediodía y el sonido de las conver-saciones conver-saciones alargadas en voz alta y el campanilleo de vasos de cerveza poniéndose como estopa del Bar La Junta, enclavado en el madrile-ño madrile-ño barrio de Prosperidad, nos es-pera es-pera Javier Gallego. Periodista, escritor y músico si nos ajustamos al orden cronológico de su biogra-fía biogra-fía pero no necesariamente al de sus pasiones, el director del irreve-rente irreve-rente y meritorio podcast Carne Cruda –primero en España finan-ciado finan-ciado por sus oyentes y ganador de un Premio Ondas en 2012– se lan-za lan-za por primera vez al terreno es-parcido es-parcido de la novela con « La caída del imperio» (Random House). Sirviéndose de un estratégico uso onomatopéyico del lenguaje, en ocasiones proyectado con la voca-ción voca-ción dadaísta de moldearlo y retor-cerlo retor-cerlo hasta alcanzar el realismo fonético de dispersión sonora que los espacios descritos generan: ba-res ba-res de rock, garitos oscuros y cerra-dos cerra-dos como la boca de un muerto o locales nocturnos frenéticos con estructuras disueltas en drogas, Gallego describe con ritmo y una diferenciada voz literaria la deriva existencial de un grupo de amigos que cabalgan por el exceso de la noche madrileña con la losa de las expectativas condicionando todos sus movimientos. Los hijos legíti-mos legíti-mos del 15M transitan por el mal-ditismo mal-ditismo de un presente que les da la espalda mientras caemos en la cuenta de que ya va siendo hora de comer, pero en masoquista ejerci-cio ejerci-cio de profesionalidad, al menos por el momento, nos conforma-mos conforma-mos con el alimento de la palabra. Que será mucha y saciará tanto como una buena tortilla.
Para un periodista que ya se había había atrevido con la poesía, con las columnas e incluso con la libertad libertad del formato cómic, ¿la prosa de una primera novela era el paso natural?
En realidad es un paso que yo quería quería haber dado muchísimo antes. Para mí la realidad es que mi primera primera novela llega muy tarde. Yo quería haber sido un novelista joven, joven, pero terminé siendo un periodista. periodista. Un periodista que se ha dedicado dedicado con mucho ahínco y con mucho interés al ámbito radiofónico radiofónico fundamentalmente, aunque luego también al periodismo escrito. escrito. Eso me ha quitado muchísimo tiempo. La aventura de Carne Cruda Cruda tampoco ha sido nada fácil y a mí es algo que me ha quitado mucho mucho tiempo, todo el que precisamente precisamente una novela requiere, porque si no los personajes abandonan la historia, te abandona y llega un momento que no estás, te cuesta volver a entrar. Pero volviendo a tu pregunta en realidad no es que me lo pidiera el cuerpo ahora, sino que me lo pidió hace muchos años y ahora por el impulso de Belén Bermejo, Bermejo, una editora que desgraciadamente desgraciadamente murió mientras yo estaba en el proceso de escritura y que se convirtió en una gran amiga mía, me lancé por fin.
¿Hasta qué punto diría que los miedos generacionales que padecen padecen los protagonistas de «La caída del imperio?» están directamente directamente relacionados con las expectativas?
Totalmente. Creo que además son miedos que están compartiendo muchas generaciones, no solo la de la novela, sino muchas de las que han venido después. Casi toda generación generación ha tenido miedo al futuro, pero había futuros más prometedores. prometedores. La del libro es una generación que tenía una promesa por delante que de repente desapareció. Se enfrentan enfrentan al miedo de pensar ¿dónde y cómo voy a vivir? ¿Quién quiero ser cuando han desaparecido todas las certidumbres? ¿A dónde vamos? O sea, creo que se hacen las preguntas preguntas fundamentales que se hace cualquier persona, pero el problema problema de esta generación, e insisto, las que están viniendo después, es que se instalen por la fuerza en una juventud juventud eterna. Que en algunos casos casos puede ser vocacional, pueden querer vivirlas, pero en otros casos es sobrevenida.
¿Y qué porcentaje de responsabilidad responsabilidad política hay en esta situación? situación?
Aunque sea compartido con la capacidad capacidad de movilización ciudadana, ciudadana, la responsabilidad de las instituciones instituciones políticas es mucho mayor. Evidentemente este mundo no está funcionando y cuando la propia la gente joven dice «no puedo entender entender por qué tengo que destinar el 70% de mi sueldo en pagar un piso o por qué tengo 45 años y sigo viviendo viviendo con cuatro personas», las cosas no van bien.
El espíritu social canalizado en el 15M pretendió cambiar eso...
Sí, pero ¿qué queda realmente de aquello? Muchas de las corrientes ideológicas relacionadas con el feminismo feminismo o la justicia social se mantuvieron mantuvieron activas, pero yo siempre he entendido el desencanto con el 15M porque era una enmienda a la totalidad. Y lo triste es que solo se ha conseguido una enmienda a la parcialidad.
Para mí la realidad es que mi primera novela llega muy tarde. Yo quería ser un novelista joven»