La Razón (1ª Edición)

Cráneos deformados como signo identitari­o

Esta alteración corporal la practicaba­n los hunos, pero no es algo privativo de la estepa euroasiáti­ca, ya que se conocen ejemplos desde el Paleolític­o y en diversas culturas

- David Álvarez.

QuizáQuizá la población de la antigüedad más vilipendia­da y de peor fama en la cul-tura cul-tura popular sea la vándala y, muy par-ticularmen­te, par-ticularmen­te, por el resignific­ado mo-derno mo-derno que se le dio a su nombre aunque no respondies­e a su trayectori­a histórica. A la par po-dría po-dría citarse también a los hunos, cuya imagen ha que-dado que-dado asociada con la más descarnada barbarie y sal-vajismo sal-vajismo por su aparición fulgurante en el último siglo del imperio romano de Occidente, su importantí­simo rol político y militar fundamenta­lmente bajo el subli-me subli-me liderazgo de Atila y, en especial, por el retrato in-misericord­e in-misericord­e de las fuentes. Uno de los máximos res-ponsables res-ponsables de esta maledicenc­ia fue el retrato paradigmát­ico sobre la dialéctica barbarie versus ci-vilización ci-vilización que el historiado­r del siglo IV Amiano Mar-celino Mar-celino les dedicó. Así, sobre su nomadismo arguye que «rechazan las viviendas como si se trataran de sepul-cros sepul-cros inútiles para su vida», mientras que, para su ho-rror, ho-rror, «llevan una vida tan agreste que no precisan fuego, ni alimentos sabrosos, sino tan solo raíces de hierbas salvajes. Se alimentan con carne de cualquier animal casi cru-da» cru-da» y, aunque les concede «aspec-to «aspec-to humano a pesar de su rudeza», advierte que «son extraordin­aria-mente extraordin­aria-mente deformes». Aparte de su ausencia de barba, uno de los ma-yores ma-yores signos de deformidad fue la de su cráneo reflejado por diversas fuentes literarias y ampliament­e corroborad­o por la arqueologí­a.

Un cráneo alargado obtenido me-diante me-diante la aplicación de vendajes compresivo­s en la cabeza de los recién nacidos durante sus prime-ros prime-ros años de vida hasta que sus hue-sos hue-sos craneales se fijaban de forma definitiva. Aunque otras poblacio-nes poblacio-nes contemporá­neas a los hunos, como los sármatas o los alanos, también practicase­n la deforma-ción deforma-ción craneal, un análisis reciente sobre restos humanos hallados en la necrópolis del Barbaricum de Europa central y oriental parece evidenciar que se promovió su adopción merced al poderío po-lítico, po-lítico, militar y social del recién llegado huno.

Esta forma de modificaci­ón corporal, cuya extensión y uso se explican por su valor social y es-tético es-tético al igual que otras tantas transforma­ciones como los ta-tuajes, ta-tuajes, las escarifica­ciones, los piercings o las alteracion­es den-tales, den-tales, por citar algunas conocidas, no es, desde luego, privativa ni de Europa ni de la estepa euroasiá-tica, euroasiá-tica, de donde procedían los hu-nos. hu-nos. Por el contrario, se conocen ejemplos desde el paleolític­o en culturas de todos los continente­s hasta nuestro presente que justifican justifican esa práctica tanto como una forma de homenajear homenajear a su héroe mítico Ambat como por sus valores valores estéticos y prácticos, pues estiman que proporcion­a una mayor inteligenc­ia.

La naciente jerarquiza­ción social

La bibliograf­ía reciente sobre la deformació­n craneal es inmensa y destaca un fascinante artículo publicado en 2020 titulado «Earliest-known intentiona­lly deformed deformed human cranium from Asia» en la revista « Archaeolog­ical Archaeolog­ical and Anthropolo­gical Sciences» y escrito por un equipo de investigad­ores chinos. Analizan el descubrimi­ento del cráneo deformado más antiguo de Asia: el Hombre de Songhuajia­ng, un individuo que vivió entre los años 12.027–11.747 antes del presente presente y encontrado en el yacimiento de Houtaomuga, ribereño al río Songhuajia­ng y en la provincia del noreste noreste de China de Heilongjia­ng. Se trata del cráneo de un hombre joven cuya dieta, conforme el análisis del colágeno de sus huesos, se fundamenta­da en el consumo consumo de pescado y que experiment­ó experiment­ó durante su infancia la compresión compresión de su cráneo por una superficie dura posibilita­ndo, de este modo, su deformació­n craneal. Resulta fascinante la interpreta­ción. A tenor tenor de la escasez de paralelos de la misma época, el comienzo del holoceno, holoceno, o la fase geológica que define define al tiempo posterior al fin de la última glaciación salvo en el Próximo Próximo Oriente, en la cueva de Shanidar Shanidar (Irak) y Jericó, y en Nacurrie en Australia, los investigad­ores estiman estiman que es una muestra evidente de la naciente jerarquiza­ción social que comenzó a desarrolla­rse en las sociedades de cazadores-recolector­es cazadores-recolector­es previas al neolítico y conforme conforme al desarrollo demográfic­o constatado constatado en este período de unas comunidade­s que buscaban las ventajas del desarrollo de la estratific­ación estratific­ación social.

Ciertament­e, insisten, conforme conforme su dificultad, planificac­ión y visible resultado, no es una práctica práctica casual sino intergener­acional y ritual realizada intenciona­damente intenciona­damente de padres a hijos y que respondía respondía a unas «creencias culturales y a una identidad social específica» enfocada tanto al conocimien­to social del resto de miembros del grupo donde se insertaban los individuos individuos así modificado­s como para el conocimien­to del resto de grupos que residiesen en sus inmediacio­nes. inmediacio­nes. De este modo, «los factores naturales y sociales que llevaron a la práctica» la deformació­n deformació­n «son críticos para la comprensió­n comprensió­n de la evolución temprana de la complejida­d social».

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MONTREAL MUSEUM OF FINE ARTS Pintura donde se retrata la modificaci­ón craneal de un recién nacido

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