La Razón (1ª Edición)

La imputación del Supremo a Puigdemont

- Luis María Anson de la Real Academia Española

ApesarApes­ar de las declaracio­nes rotundas de Pedro Sán-chez Sán-chez o de las solapadas de Feijóo o las cínicas de la teniente fiscal con el Constituci­onal al acecho, la Sala Penal del Tribunal Supremo ha decidido por unanimidad investigar al prófugo golpista Carlos Puigdemont por un delito más: el de terrorismo. La abruma-dora abruma-dora mayoría de los fiscales del alto tribunal, así como las más destacadas representa­ciones de la judicatura se manifestar­on en la línea que ahora ha emprendido el Tribunal Supremo, reconocido por todos desde hace tres siglos como ejemplo de independen­cia y profundo conocimien­to de las leyes.

Los políticos como el resto de los ciudadanos deben some-terse some-terse ante los jueces, recordando la frase célebre de Cicerón en De Officiis: «Cedant arma togae», que las armas cedan ante las togas. La decisión del Tribunal Supremo ha desarticul­ado la operación de Pedro Sánchez que prometió el oro y el moro, también la dignidad de España, para arrancar por los pelos su investidur­a en el Congreso de los Diputados. El sanchismo supo desde hace cinco años que se enfrentarí­a con graves dificultad­es si no sometía el poder judicial al ejecutivo, al mejor estilo mar-xista. mar-xista. Aunque en opinión de algunos ha conseguido cuartear al Tribunal Constituci­onal, jueces y magistrado­s han resistido los embates sanchistas y han mantenido la separación de poderes, poderes, conforme a la Constituci­ón, así como la independen­cia en la administra­ción de Justicia. Pedro Sánchez sabía lo que podía ocurrir y por eso sigue luchando denodadame­nte para controlar el poder judicial. Está claro que no lo ha conseguido y la decisión del Tribunal Supremo compromete, al menos en parte, su acuerdo con Puigdemont, convenient­emente retocado y consistent­e en que el prófugo regrese a Cataluña en triunfo, absuelto de los delitos que cometió a lo largo del proceso independen­tista independen­tista catalán, conforme a la ley de Amnistía, aprobada ayer por el Congreso de los Diputados.

La convocator­ia de elecciones en el País Vasco y Cataluña ha enrarecido la situación. Parece un despropósi­to pretender gobernar teniendo que complacer a los quince partidos de Sumar y a los cuatro independen­tistas, dos de ellos de extrema izquierda, Bildu y ERC, y dos de derechas, PNV y Junts.

Las elecciones generales tocan ya a rebato. Sánchez se resistirá resistirá como una pantera de Java a convocarla­s, pero tal vez no le quede otro remedio que ceder en otoño, porque si no, quizá se tropiece con una moción de censura.

«Los jueces independie­ntes están desbaratan­do los acuerdos de Sánchez con los partidos independen­tistas, dos de extrema Izquierda, Bildu y ERC; dos de derechas, PNV y Bildu»

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