La Razón (1ª Edición)

«Hay un diagnóstic­o excesivo del síndrome ‘‘Munchausen por poderes’’»

A través de un estudio genético, esta científica española logró la liberación de una madre australian­a condenada por el asesinato de sus cuatro hijos en Australia

- Carola García de Vinuesa Macarena Gutiérrez. Inmunóloga y genetista

ElEl nombre de esta inmu-nóloga inmu-nóloga se hizo mun-dialmente mun-dialmente conocido en 2023 por liderar una investigac­ión en Aus-tralia Aus-tralia que sacó de la cárcel a Ka-thleen Ka-thleen Folbigg, condenada por matar a sus cuatro bebés. Resultó que no era culpable de nada, como mucho, de ser portadora de una alteración genética causante de arritmias y muerte súbita. Carola García de Vinuesa, gaditana resi-dente resi-dente en Londres, donde actual-mente actual-mente trabaja en &e Francis Crick Institute, charla con LA RAZÓN en un receso de la XIV Conferenci­a Internacio­nal Hipertensi­ón y Ri-ñón. Ri-ñón. Tiene un discurso apasio-nante apasio-nante y apasionado, el tema no es para menos. El caso de Kathleen no es único y la española ya ha sido requerida para ayudar a otras tan-tas tan-tas madres acusadas injustamen-te. injustamen-te. Dice que hay un sobrediagn­ós-tico sobrediagn­ós-tico de «Munchausen por poderes» a las mujeres, el trastorno que lle-va lle-va a un progenitor a dañar inten-cionalment­e inten-cionalment­e a los hijos para atraer atención médica. Otro acto de ma-chismo ma-chismo que puede salir tan caro como la vida.

¿Cómo llegó a participar en el caso de Kathleen Folbigg?

Me llamó un chico que había sido estudiante en mi departamen­to y que luego hizo la carrera de Derecho. Derecho. No estaba trabajando para este caso, pero vio un programa y pensó que había algo raro. Me preguntó si ya existían pruebas genéticas para determinar la causa de muerte muerte súbita con niños que habían fallecido fallecido hacía 30 años y le contesté que sí. Entonces, él contactó con los abogados de Kathleen y les dijo que se plantearan hacer un estudio genético.

¿Usted lo veía factible?

Nosotros teníamos las herramient­as herramient­as y en nuestra investigac­ión estábamos estábamos haciendo cosas parecidas. Como era muy complicado, ofrecimos ofrecimos empezar por la madre porque a veces estas enfermedad­es son heredadas. Nos dieron acceso a la cárcel para poder cogerle muestras. muestras. Ya llevaba 15 años en una prisión prisión de máxima seguridad y desde que me contactaro­n en 2018 hasta su liberación en 2023 pasaron otros cinco.

¿Qué descubrier­on?

Vimos que ella era portadora de una mutación en un gen. Era nueva, nueva, nunca se había encontrado antes, antes, pero el gen se había asociado ya con muerte súbita en la infancia y nos pareció muy sospechoso. Emocionado­s por el hallazgo, escribimos escribimos una carta a los abogados explicando lo que habíamos encontrado encontrado y ellos lo mandaron a la Corona de Nueva Gales del Sur. Convocaron un comité de expertos y una revisión legal del caso.

No se lo pusieron fácil.

Nos forzaron a que tenía que ser una probabilid­ad del 90 por ciento. Y lo difícil era que teníamos que hacer más pruebas funcionale­s, pruebas que son de laboratori­o. Entonces convocamos a un equipo internacio­nal para la tarea. En la primera revisión legal hubo un gran escepticis­mo con la variante que presentamo­s, no había ningún experto en el tribunal, ni en la enfermedad enfermedad de la calmodulin­opatía ni en cardiologí­a genética. Lo cual era terrible porque, dios mío, era un caso muy serio e iba a ser la última última revisión.

Qué frustrante todo, ¿no?

Contacté con los mayores expertos en el mundo en calmodulin­opatía y, simplement­e contándole­s lo que teníamos, nos dieron la razón. Emitimos Emitimos un informe firmado por estas eminencias apoyando que esta era la causa más probable de muerte de los cuatro niños y tampoco fue suficiente. El juez daba más peso al contenido de los diarios de la madre, madre, en la que ella escribía que se sentía culpable.

Pero siguió con la cruzada.

Los genetistas del equipo de Sidney seguían escépticos arguyendo que la madre no estaba afectada. ¡Es que a ella no le habían hecho un estudio cardiológi­co completo! Sabíamos Sabíamos que había tenido una historia historia larga de síncopes, desmayos con pérdida del conocimien­to.

¿Qué hicieron a continuaci­ón?

Volvimos a convocar un equipo de expertos aún más amplio y volvieron volvieron a sacar los mismos resultados: esta mutación es patogénica, causa arritmias. Entonces lo publicamos en una revista de la Sociedad Europea Europea de Cardiologí­a. Juntamos la evidencia funcional y la evidencia genética. Pusimos todos los datos genéticos, incluidas unas variantes encontrado en los dos hijos varones varones que podían haber contribuid­o a su muerte. Y luego la evidencia de la miocarditi­s de la niña mayor, que fue la última en morir. En su día, al forense le alertaron de que había habido tres muertes previas en la familia y entonces, en vez de poner miocarditi­s, puso causa indetermin­ada indetermin­ada en el informe de muerte. El indulto lo apoyaron tres ganadores del Premio Nobel. En tres semanas teníamos 150 firmas.

¿Y ni por esas?

Le presentaro­n la evidencia al fiscal de Nueva Gales del Sur y tardó un año en responder. En vez de darle el indulto, abrió una segunda revisión revisión legal del caso. Y tardó otro año en convocarse.

¿Cómo lo vivió personalme­nte?

Fue muy desagradab­le. En la segunda segunda revisión legal del caso yo creo que tenían que probar que habían agotado todos los caminos y me trataron muy mal, intentando demostrar que no era objetiva. Sacaron Sacaron quince páginas con mis tuits, incluidos los retuits, y los leyeron como si los hubiera escrito yo.

¿Cómo fue el gran día?

Hubo dos buenas noticias. Primero le dieron el indulto después de la segunda revisión legal, que fue el 5 de junio del 2023. Y luego, el 13 de diciembre, el Tribunal Supremo la exoneró oficialmen­te. Es decir, la declararon inocente.

¿Llegaron a conocerse?

Sí. Fui a verla a la cárcel antes de marcharme de Australia a vivir a Londres. Llevábamos cuatro meses meses esperando y aún no habíamos tenido noticia del indulto. Quise decirle que, por lo menos, lo habíamos habíamos intentado y que muchos científico­s científico­s estábamos convencido­s de que era inocente. Cuando salió de la cárcel, la Academia de Ciencias organizó una visita a Canberra y pudo conocer a todos los que habían habían trabajado en su caso en el laboratori­o laboratori­o en la secuenciac­ión de su genoma. Fue muy bonito.

¿El padre de los niños ayudó?

Estaban separados y no colaboró. Y fíjate que acaba de morir hace un par de días de una parada cardíaca a los 55 años. Él no quiso secuenciar­se secuenciar­se para ayudar a dilucidar la muerte de los niños. Yo creo que le convencier­on de que ella era culpable culpable con una estadístic­a que se ha demostrado errónea, aquello que defendía Roy Meadow de que «una muerte súbita es una tragedia; dos resulta sospechoso y tres es asesinato». asesinato». Eso no es verdad.

¿Qué le dijo Kathleen cuando se conocieron?

Ella estaba muy, muy agradecida. Ya cuando fui a verla le había cambiado cambiado la vida porque hasta enton

El juicio fue muy desagradab­le, trataron de que pareciera que yo no era objetiva»

ces había tenido que estar en una prisión de alta seguridad, en aislamient­o. aislamient­o. Sobre todo por su protección protección porque a las que han matado a niños las tratan muy mal. Cuando salieron los primeros artículos y la petición en los medios firmada por 150 científico­s famosos y médicos de todo el mundo le mandé como 60 copias a la cárcel para que las distribuye­ra entre sus amigas y los celadores. Me contó que recibió una tarjeta muy bonita de sus compañeras compañeras firmada por 50 de ellas dándole la bienvenida a la cárcel principal. Decía que era la primera vez que había podido cortar un filete filete con cuchillo y tenedor y que se sentía más normal.

Entiendo que no se trata de un caso aislado.

El caso de Kathleen ha sido muy gratifican­te porque llevaba 20 años en la cárcel, pero no es único. Ahora hay uno en Grecia muy parecido, parecido, una mujer acusada de matar matar a sus tres niñas. Yo fui a dar evidencia al juicio en Atenas, en noviembre fui. Pidiendo que se le hiciera un análisis genético completo completo a la familia, pero se lo han denegado. Tienen que tomar una decisión en las próximas dos semanas, semanas, ¡un jurado popular! Y eso después de una campaña terrible en los medios de comunicaci­ón donde la han puesto de asesina. « La Medea de Atenas», la llaman.

Tristement­e la van a declarar culpable. culpable.

La mujer suele ser la acusada.

En primer lugar, hay misoginia. Y, en segundo, son las madres las que llevan a los niños a los médicos, las que los llevan al hospital y las que están en la habitación cuando mueren. Hay un sobrediagn­óstico de « Munchausen por poderes», madres a las que acusan de haber matado o infligido daño a sus hijos. hijos.

Yo trabajo con una doctora en Australia que tiene ahora 600 casos casos de este tipo. Ella está convencida convencida de que el 75% son falsos y hay evidencia médica para apoyarlo.

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JESÚS G. FERIA

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