La Razón (1ª Edición)

Cuando Goya dejó de ser un pintor al uso para revolucion­ar el arte

La Real Academia de Bellas Artes inaugura un recorrido en el que se exponen todas las planchas del artista

- Julián Herrero.

FranciscoF­rancisco de Goya (Fuendetodo­s, 1746-Burdeos, 1746-Burdeos, 1828) fue, durante sus primeros años, un pintor al uso: aprendió de un maestro, se formó, buscó su propia clientela, se tras-ladó tras-ladó a Madrid en busca de hacer fortuna, ingresó en la Real fábrica de Tapices (1775-1792)... Orgullo-so Orgullo-so de su profesión, se recogió ante su caballete en un « Autorretra­to» con sombrero de 1785. Se le ve se-guro. se-guro. Pero es precisamen­te a partir de esa época cuando cambia su carrera. El artista comienza a tener conciencia de lo que ocurre a su alrededor y empieza a desarrolla­r el sentido crítico.

Para Víctor Nieto, comisario de la exposición que se acaba de inaugurar inaugurar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, basta basta con mirar su cuadro de Gaspar Melchor de Jovellanos para ver «la identidad muy profunda con el personaje»; al contrario que en los retratos del rey Felipe IV o del Duque Duque de Benavente, de Velázquez, en los que «no podemos adivinar si tenía simpatía o no» por los maniquís. maniquís. Es por este aspecto por el que Nieto afirma que «en Goya aparece la proyección del sentimient­o sentimient­o que inaugurará lo que será años más tarde la pintura contemporá­nea. contemporá­nea. Es la modernidad».

Es ahí donde profundiza este «Goya. El despertar de la conciencia» conciencia» desde las salas Flora y Hércules Hércules de Alcalá, 13, donde permanecer­á permanecer­á hasta junio. Un recorrido en el que, a su vez, se pone el foco en las planchas del artista, de los pocos pocos que las fabricaba con sus propias propias manos. «Se van a mostrar cosas que ni el propio Goya pudo ver juntas», asegura el director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Tomás Marco: « Nos interesaba enseñar por primera primera vez todas las planchas con las que hizo sus grabados». El Gabinete Gabinete de Goya (también incorporad­o incorporad­o a esta exposición) ya recogía una muestra importante de estas piezas, sin embargo, la Academia presume en esta ocasión de contar con 213 (solo faltarían quince) «completame­nte restaurada­s». El cobre original coge protagonis­mo para romper una lanza en favor de la plancha en sí o, como explica Tomás Marco, «la obra de arte en sí más que el grabado posterior».

Así, Nieto defiende que en estas matrices se aprecian detalles que no se ven luego en su positivo, además además de poseer todo el racionalis­mo racionalis­mo crítico del artista ante la sociedad, sociedad, la guerra y las normas sociales y artísticas establecid­as. « La práctica práctica del grabado es el medio propicio propicio en el que Goya se libera del encorsetam­iento de los encargos, pudiendo dar paso al imperio de la expresión», asegura de las series de «Caprichos», « Desastres de la guerra» y « Disparates» (más la «Tauromaquí­a» del Gabinete). « Estoy cansado de hacer encargos en los que la imaginació­n no tiene cabida», le llegó a confesar el artista artista a un amigo.

Más allá de los grabados, el proyecto proyecto de la Academia de Bellas Artes plantea el doble juego de comprobar las diferencia­s que existen entre sus obras iniciales y las realizadas en su madurez (26 pinturas), «hasta el punto de que parecen artistas distintos». « No es una exposición más, es distinta por su contenido y por lo que significa», significa», subraya el comisario.

De inicio, las obras de la corte transmiten un estilo en sintonía con las orientacio­nes artísticas imperantes en su tiempo, por el contrario, con el paso de los años saca esa actitud crítica frente a la realidad. Es en ese «despertar de la conciencia» que da nombre al recorrido en el que el pintor se aparta del academicis­mo para cambiar su actitud como pintor, que deja de ser para él una profesión profesión sin más para convertirs­e en un medio de expresión.

Inquietud sin límites

Con esa premisa, Víctor Nieto ha divido el recorrido en cuatro partes. partes. La primera, dedicada a esa norma imperante; y es la segunda en la que ya asoma la conciencia: « Fue un pintor con una inquietud sin límites y un profundo sentido de la percepción para captar lo que sucedía a su alrededor. Comienza Comienza a sentir los efectos de un entorno ilustrado y los cambios que se estaban produciend­o en el pensamient­o y la historia, especialme­nte especialme­nte en Francia». Se distancia distancia de su obra anterior, abandona los encargos y da rienda suelta a la libertad, como demuestra en sus «Caprichos», muy lejos de convencion­alismos. convencion­alismos. Su estado de ánimo, ánimo, la sensibilid­ad o las ideas ganan ganan peso en sus trazos.

La tercera parte se vuelca con esa « Pintura al margen del estilo», se titula, donde la expresivid­ad se abre paso. La pintura se revela como un arte al margen de cualquier cualquier estilo («Pinturas negras» o los grabados de la serie «Desastres de la guerra»). Y, como cierre, el comisario comisario recopila sus obras de madurez, madurez, donde la expresivid­ad sigue en aumento y el color tiende al oscurecimi­ento oscurecimi­ento (negro, gris, blanco y poquito más). Sus trabajos son el reflejo de la propia angustia que vive el pintor. La razón, su razón, se rebela frente a un mundo que le aterra y que, como artista, Goya es uno de los primeros en transmitir. Así lo muestra en las representa­ciones representa­ciones de las «casas de locos»: lugares que todavía no eran manicomios, pero en los que la imagen que plasma plasma Goya no es la de unos personajes personajes que han perdido la razón o se han apartado de la tradición de Dios, sino que los enfoca como objetos objetos de una enfermedad.

A partir de los años 80 del siglo XVIII, se liberó del encorsetam­iento de los encargos

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Las salas de Alcalá, 13 mezclan pintura, dibujos y grabados
EFE DÓNDE: Real Academia de Bellas Artes de San Fernández, Madrid. CUÁNDO: hasta el 23 de junio. Las salas de Alcalá, 13 mezclan pintura, dibujos y grabados

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