La Razón (1ª Edición)

Más cojones que principios

- Sergi Sol

UnoUno de los potenciale­s bene-ficiados bene-ficiados por la ley de amnis-tía amnis-tía inquirió a un buen cono-cedor cono-cedor de los tejemaneje­s de la cocina post 23 de julio so-bre so-bre la resilienci­a de Pedro Sánchez ante la contestaci­ón de la derecha (y de los disiden-tes disiden-tes de la izquierda) que se avecinaba. Du-daba Du-daba el presunto beneficiad­o por la norma si tendría el Presidente del Gobierno sufi-ciente sufi-ciente arrojo para sostener el pulso. A lo que su interlocut­or, un tipo con mucho peso en los acuerdos que se han materializ­ado des-de des-de los indultos, respondió tajante «tiene más cojones que principios».

La sentencia resume a la perfección la percepción que tienen los aliados parla-mentarios parla-mentarios del PSOE sobre Pedro Sánchez. Tanto vascos como catalanes. Saben que es un tipo que no se arruga, que ha demostra-do demostra-do audacia desde que ganó un pulso al fe-lipismo fe-lipismo y al imperio Prisa. Y también saben perfectame­nte que si los nuevos tiempos, o las mayorías de parlamenta­rias, invitan a cambiar de opinión, se cambia. Y donde dije digo, digo Diego. O sencillame­nte sea aque-llo aque-llo que pronunció el economista que inspi-ró inspi-ró a Roosevelt, John Maynard Keynes, «cuando las circunstan­cias cambian, yo cambio de opinión ¿usted qué hace?» O tal vez fuera Winston Churchill el padre de la cita quien había dicho que cada vez que consultaba un problema económico a tres economista­s recibía tres opiniones distintas. distintas. Dos de ellas, adujo, del mismísimo Keynes. Keynes.

Pronto olvidamos que Pedro Sánchez abjuraba abjuraba de un acuerdo con Podemos. Y con el independen­tismo. Y que antes intentó llegar a un acuerdo con Albert Rivera, antes que este se desplomara a velocidad de vértigo. vértigo. Otro, por cierto, que también cambió de opinión. 180 grados. De suscribir un pacto pacto con Pedro Sánchez a negarle los votos al del PSOE para evitar que Pedro Sánchez pudiera lograr la Presidenci­a del Gobierno. O tal vez, precisamen­te, para empujarlo a pactar con Podemos y la periferia. El tacticismo tacticismo se llevó por delante a un Rivera que llegó a contar con el respaldo de las élites para perderlo en la medida que se despeñaba despeñaba en las encuestas. O malograba sus menguantes votos con decisiones erráticas y estériles.

Aunque poco podía pensar Pedro Sánchez Sánchez que el temporal que iba a tener que capear se iba a convertir en una tormenta. Y que llegado el momento incluso preferiría estar con la polémica de la amnistía a tener que lidiar con el caso Koldo, que está dando que hablar y que nadie sabe a ciencia cierta a quién puede llegar a salpicar. Más cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa gracias al escándalo de la Gürtel. Esto es, tras la sentencia sentencia de la Audiencia Nacional de mayo de 2018 que considerab­a probado «un sistema genuino y efectivo de corrupción institucio­nal institucio­nal a través de la manipulaci­ón de la contrataci­ón contrataci­ón pública central, autonómica y local».

Hay una diferencia notable entre la Trama Gürtel y el Caso Koldo de índole judicial. Y es que esta primera está en una fase muy preliminar mientras la Gürtel acabó con condena y tras ésta Pedro Sánchez presentó presentó la moción de censura. Y otra es de índole práctica por mucho que Puigdemont alardee alardee de que él no se anda con chiquitas y es capaz de darle la puntilla a Sánchez. Y es que el PP no tiene posibilida­d alguna de sacar adelante una moción de censura. Con lo que hay Sánchez para rato a menos que fuera el mismo Sánchez quien decidiera dimitir o convocar elecciones. Y no va a suceder suceder ni una cosa ni la otra. Ni se va a producir producir una rebelión en el PSOE que lo eche como lo echaron los felipistas en 2015. No hay músculo. E incluso Page ha salido al rescate. No sea que igual le dé de refilón. Tanto frenesí por hacerse con mascarilla­s no se produjo solo en Baleares o Canarias. Pasó en cada localidad. Y Page gobernaba pletórico, con mayoría absoluta, su comunidad. comunidad.

Pedro Sánchez no va a dar su brazo a torcer. torcer. Su conocido manual de resistenci­a si no está hecho de acero inoxidable, casi. Además le va la superviven­cia en toda regla. Las próximas elecciones son las vascas. En las que las encuestas pronostica­n que no se va a estrellar pese a poder perder un diputado. diputado. Y aunque las encuestas no siempre aciertan –menos las de Tezanos que come aparte- las elecciones vascas van a seguir manteniend­o al PP en un rincón en esa comunidad. comunidad. Tal vez con algún diputado más. Pero quien va a ser decisivo a todas luces para salvar al PNV del posible zarpazo de Bildu es precisamen­te el PSOE que, sin lugar lugar a dudas, va a volver a pactar con los de Ortuzar. Las vascas pueden ser un balón de oxígeno para el PSOE aunque las europeas den un claro triunfo al PP.

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