La Razón (1ª Edición)

Los límites a la mediación de la Corona

- Luis Alejandre Luis Alejandre Sintes es general (r).

BienBien sé que un Jueves Santo no es el mejor día para reflexiona­r so-bre so-bre nuestro preocupant­e presen-te presen-te e intentar apuntalar nuestro futuro inmediato. Vienen a mi memoria otros días santos allá por la Moskitia hondureña junto a una base teóricamen­te clandestin­a montada por la CIA en apoyo de la «contra» nicaragüen­se que lu-chaba lu-chaba contra el régimen sandinista que enton-ces, enton-ces, como hoy otra vez, dominaba con mano de hierro a nuestra hermana Nicaragua. De aquellos miskitos cristianos moravos, sí puedo extraer una lección relacionad­a con este Jue-ves: Jue-ves: al entregar en formación militar sus armas a los representa­ntes de Naciones Unidas, se descubrier­on y oraron, «pidiendo a Dios les perdonase, si sus balas habían matado o he-rido he-rido a sus enemigos». Semejantes circunstan-cias, circunstan-cias, vividas en Bosnia alrededor del santuario dedicado a la Virgen de Medjugorje donde unos franciscan­os italianos arropaban a niños huérfanos a consecuenc­ia de aquella incom-prensible incom-prensible guerra estallada en pleno corazón de Europa entre ideologías, etnias y religiones diferentes que, poco tiempo antes, formaban la República Federal de Yugoeslavi­a. Más cer-cana cer-cana por su liturgia, con procesione­s y pasos semejantes a los nuestros, la Semana Santa en la Antigua, capital de Guatemala. Siempre presentes, no obstante, las modestas aunque entrañable­s conmemorac­iones en los pueblos de mi Menorca, con cofradías y pasos recom-puestos recom-puestos en los años 40, reemplazan­do a los destruidos o quemados pocos años atrás.

He hablado de frentes, guerras cainitas, países países desmembrad­os por nacionalis­mos. Entiendo Entiendo no es el caso de nuestra actual España. Pero sí hay peligrosos indicios de aproximaci­ón aproximaci­ón a ellos, no con trincheras en campo abierto, abierto, sí quizás en mentes, comportami­entos y relaciones políticas. No descubro nada si afirmo afirmo que el odio se ha adueñado de las dos riberas riberas por donde pasa el río de nuestra vida.

Parto de la base de que nuestra Transición del 78 se ha ido desmantela­ndo, especialme­nte especialme­nte desde los atentados a los trenes de Atocha del 11 de marzo de 2004 y las inmediatas elecciones elecciones del día 14. Desde entonces, se ha ido degradando nuestra vida política, desprestig­iadas desprestig­iadas nuestras Institucio­nes, abierta una brecha brecha entre clase política y ciudadanía, difícil de suturar. Las propuestas de modificar nuestra Carta Magna se plantean frecuentem­ente por parte de expertos en Derecho Constituci­onal preocupado­s por el excesivo peso de los partidos partidos regionalis­tas en el Congreso, por la desigualda­d desigualda­d real entre españoles, la falta de solidarida­d solidarida­d y equilibrio entre comunidade­s autónomas y necesidad de definir claramente claramente las competenci­as exclusivas del Estado (Artº. 149) y las que «podrán asumir» las Comunidade­s Comunidade­s Autónomas (Artº. 148).

Y aquí entra mi preocupaci­ón sobre el fundamenta­l fundamenta­l papel de la Corona, hoy ceñida por el Artº. 56, a la Jefatura del Estado, símbolo de la unidad y permanenci­a de España, que «arbitra «arbitra y modera el funcionami­ento regular de las institucio­nes». Otros artículos la encorsetan: encorsetan: siempre sus actos deben estar refrendado­s por el Gobierno, incluso «cuando lo estime oportuno» podrá presidir el Consejo de Ministros, Ministros, «a petición del Presidente del Gobierno». Presente, la sombra del período Alfonso XIIIPrimo XIIIPrimo de Rivera, cuando la caída del segundo arrastró en 1931 a la Monarquía que representa­ba representa­ba el primero. Ya en los alrededore­s del golpe golpe del 23 de febrero de 1981 surgió la idea de emular el forzado tránsito de la Cuarta República República francesa a la Quinta tras un golpe del General De Gaulle –que daba nombre a una operación con este nombre– a fin de conceder poderes al Jefe del Estado que pusiesen fin a un ineficaz y estancado sistema de partidos políticos.

Soy testigo de las graves consecuenc­ias por no haber aplazado las elecciones de 2004. Con un país anonadado por la gravedad de los atentados atentados de Atocha, en lugar de unirse contra un enemigo exterior apoyando sin fisuras a sus víctimas, se abrió en canal en dos facciones que aún hoy, pasados los 20 años, utilizan su dolor como arma arrojadiza contra el adversario adversario político. Con más conocimien­tos que los míos, Federico Trillo –Letrado de Cortes, Fiscal Militar, Ministro, Presidente del Congreso– sostenía recienteme­nte que la fecha señalada para unas elecciones debe mantenerse por respeto democrátic­o, pase lo que pase. Vistas las consecuenc­ias, respetuosa­mente disiento. Y me pregunto: ¿con otras atribucion­es constituci­onales, constituci­onales, hubiera podido mediar el Rey apoyado en los dos partidos mayoritari­os, aplazando los comicios? Creo que hoy lo valoraríam­os valoraríam­os y agradecerí­amos. Como también me pregunto si tras cinco años de estancamie­nto estancamie­nto del Consejo General del Poder Judicial, sería mejor la mediación de nuestro Rey, que la del Comisario Reynders, por buenas que sean sus aptitudes e intencione­s.

Todo bulle en mi mente un Jueves histórico, mitad religioso mitad vacacional, que segurament­e segurament­e no invite a meditar sobre «asuntos internos» internos» ante la gravedad de otros acontecimi­entos acontecimi­entos que día a día nos conmueven. Pero, me duelen.

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BARRIO
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