Cuando nieva mucho, como al paso de Filomena, la culpa también es del Gobierno
Más de un tercio de los españoles achaca las consecuencias del temporal a la falta de planificación
En el último estudio realizado por el CIS para la Dirección General de Protección Civil y Emergencias, se llegaba a la conclusión de que el 58,4 por ciento de los españoles se mostraban especialmente preocupados por las catástrofes causadas por guerras o ataques terroristas, mientras que en segundo lugar estaba, con el 41,5 por ciento, los desastres tecnológicos (nuclear, biológico, químico, radiológico, mercancías peligrosas...
Las catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, nevadas, etc…) preocupaba al 39,3 por ciento de los ciudadanos, y en cuarto lugar, con el 28 por ciento, las catástrofes ocasionados por aglomeración de personas (accidentes, aplastamiento por pánico colectivo, masificación en espectáculos...
Por lo tanto, el episodio Filomena está considerado en el tercer grupo de preocupaciones de los españoles. Pero hay diferencia en la percepción del riesgo por estas catástrofes naturales, dependiendo del género. Así, las mujeres se muestran mucho más preocupadas que los hombres: al 48,1 por ciento de las mujeres les preocupa mucho o bastante las catástrofes de este tipo, frente a tan solo el 30,7 por ciento de los hombres. También es curioso que las personas teman menos a los efectos adversos de la Naturaleza a mayor nivel educativo, mostrando más temeridad que las personas con menor formación académica. Entre los ciudadanos sin estudios se alcanza el mayor porcentaje de preocupados por los desastres naturales, con el 49,1 por ciento, que contrasta con el mínimo que registran los titulados superiores, con tan solo el 28,2 por ciento. A la inversa sucede lo mismo. Son los que cuentan con estudios superiores los que se muestran más despreocupados por la amenaza de la Naturaleza, llegando al 71,5 por ciento, mientras que entre los ciudadanos sin estudios los despreocupados representan el 48.9 por ciento, o lo que es lo mismo; 22,6 puntos porcentuales menos. El nivel formativo guarda una relación directa con la distribución de la población en las zonas urbanas y rurales, en las primeras hay mayor concentración de personas con estudios medios y superiores, mientras que en las rurales predominan las personas de menor nivel académico, pero que superan a los primeros en el conocimiento de la Naturaleza y de sus fuerzas, creativas y también destructivas, por lo que hacen bien en temerla, a diferencia de los urbanitas y más titulados. En las zonas rurales se vive de forma más independiente que en las ciudades. Un temporal puede convertir a una gran ciudad en una gran ratonera y colapsarla. Con una opinión que comparten el 36 por ciento de los encuestados, los españoles responsabilizan de las causas de las catástrofes, en primer lugar, a las administraciones (estatal, autonómica y local), principal responsable de las mismas por su falta de planificación, control o inspección. Si bien reparten la mayor parte de las responsabilidades en el Estado (Gobierno Central), con el 30,9 por ciento, y, a mucha distancia, en las autonomías (3,3 por ciento y los ayuntamientos (2,1 por ciento). Mientras que las causas socioestructurales (superproducción industrial, superpoblación del planeta, desarrollo científico, urbanización galopante...) son mencionadas por un 27,3 por ciento del censo.
En este aspecto no existe una gran discrepancia en el punto de vista por género, ya que los hombres culpan a las administraciones en un 37,0 por ciento y las mujeres en un 35,6 por ciento. El grado con que se responsabiliza a las autoridades de las catástrofes, va también relacionado con el nivel de estudios, a mayor grado de formación, más se culpabiliza a los políticos. Por ejemplo, el 51,4 por ciento de los diplomados universitarios y el 49,2 por ciento de los titulados superiores, consideran responsables a las autoridades por falta de planificación, control o inspección, todas a la vez. Porcentajes que contrasta con las personas sin estudios, que culpan a las administraciones solo en un 17,6 por ciento. Precisamente, son estas personas las que culpan de las catástrofes en primer lugar a causas debidas al azar/fuera del control humano. En resumen, que los habitantes de las ciudades, con más formación y acceso a los medios de comunicación, repiten el estereotipo de quien, ajeno a la capacidad destructiva de los fenómenos naturales, creen que todo se puede prever y mantener bajo control. El «llueve, porco goberno», tan italiano.