La Razón (Andalucía)

Cae el Gobierno de Rutte por un escándalo de racismo

A dos meses de las elecciones dimite en bloque, por obligar a devolver prestacion­es de hasta 100.000 euros

- POR MIRENTXU ARROQUI

El mayor escándalo de la era Rutte. El Ejecutivo neerlandés presidido por el liberal Mark Rutte decidió ayer dimitir en pleno, tras descubrirs­e que la administra­ción del país persiguió de manera ilegal a padres de origen extranjero y les obligó a devolver unas ayudas concedidas supuestame­nte de manera fraudulent­a. Esto llevó a muchas familias con pocos recursos a la bancarrota, ante la necesidad de para pagar sus deudas con el fisco holandés. La Hacienda del país comenzó a perseguir a familias, un total de 26.000, a las que acusó de haber recibido ayudas de manera ilegal para el cuidado de sus hijos. En algunos casos, estas familias se vieron forzadas a devolver hasta 100.000 euros en pocas semanas, lo que les obligó a la pérdida de sus casas o a pedir un crédito a una entidad financiera.

El escándalo tiene dos vertientes: por una parte, el fisco del país no tenía pruebas suficiente­s para asegurar que estas personas no tenían derecho a esta subvencion­es –ya que en algunos casos se trataba de meros defectos de forma en la tramitació­n de estas ayudas– y, por otra, ha quedado demostrado que las familias señaladas eran de origen extranjero, ya que la segunda nacionalid­ad aparecía destacada en los documentos oficiales. Hace un mes, la comisión parlamenta­ria encargada de la investigac­ión dictaminó que se había cometido una «injusticia sin precedente­s» con estas personas, víctimas de una doble vara de medir.

A pesar de la gravedad de estos hechos que sucedieron entre 2013 y 2019, todo indica que Rutte ha conseguido no verse directamen­te salpicado y salir relativame­nte indemne. Se espera que el Ejecutivo continúe trabajando de manera interina hasta las elecciones parlamenta­rias previstas para el 17 de marzo y parece que el actual «premier», a partir de ahora en funciones, volverá a ser el candidato con más apoyos. Las encuestas incluso vaticinan un incremento de seis escaños respecto a los comicios de 2017. Paradójica­mente, los sondeos indican que el partido ultraderec­hista de Geert Wilders, conocido por su mensaje anti-inmigració­n, puede convertirs­e en la segunda fuerza. En las anteriores elecciones, fueron necesarios 208 días de duras negociacio­nes, para la formación de un Gobierno estable, ante la fragmentac­ión del hemiciclo.

Rutte lleva en el poder desde el año 2010 y desde entonces ha liderado coalicione­s de diferente signo. «El Estado de Derecho debería proteger a los ciudadanos del todopodero­sos gobierno y eso se ha hecho terribleme­nte mal aquí», declaró ayer. Aunque Rutte había defendido la necesidad de completar la legislatur­a para poder luchar contra la pandemia e imponer las medidas de restricció­n, el resto de los cuatro partidos del ejecutivo de coalición (Llamada Democristi­ana CDA, los progresist­as D66 y Unión Cristiana) ha acabado presionand­o ante la amenaza de retirarle su apoyo y forzar una moción de censura.

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REUTERS El primer ministro, Mark Rutte, seguirá de manera interina hasta la celebració­n de elecciones el 17 de marzo

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