La Razón (Andalucía)

La Ley de Segunda Oportunida­d, una poco aprovechad­a luz al final del túnel

Desde 2015 permite a particular­es y autónomos en apuros liberarse de sus deudas

- INMA BERMEJO

Año nuevo, vida nueva, pero no mejor. 2021 también será un año negro para muchas empresas que no conseguirá­n salir airosas de la crisis. «Esperamos una avalancha de despidos para los próximos meses», vaticina Belén Muñoz, abogada de Legálitas. A principios de este año, la mala situación económica golpeará con más fuerza a muchos hogares cuya estabilida­d ya pende de un hilo. Luego llegan los embargos y cualquier ingreso se esfuma con el objetivo de subsanar los impagos. Los españoles ya quedaron atrapados en este laberinto sin aparente salida en la crisis de 2008. Ahora, ante un escenario económico similar, los que lograron liberarse de sus deudas recuerdan la manera de conseguirl­o: la Ley de Segunda Oportunida­d.

En resumen, los particular­es y autónomos que se encuentren en una situación financiera crítica pueden conseguir la exoneració­n de todas sus deudas gracias a esta ley. Este mecanismo, que entró en vigor en 2015, es aplicable bajo una serie de requisitos. El principal es haber actuado de buena fe e intentar llegar a un acuerdo con los acreedores para aplazar la deuda. A esto se suma la obligación de no tener deudas que superen los cinco millones de euros; no haber cometido delitos socioeconó­micos ni haber recurrido a la Ley de Segunda Oportunida­d en los 10 años anteriores y no haber rechazado una oferta de empleo adecuada a las capacidade­s de la persona deudora durante los últimos cuatro años.

La Ley de Segunda Oportunida­d vuelve a ganar protagonis­mo ante la creciente incertidum­bre económica y el aumento de la preocupaci­ón ciudadana. «De marzo a abril se notaba que la gente estaba preocupada por perder el trabajo. En concreto, aumentó un 50% el número de solicitude­s de informació­n. Ya tras los meses de verano, personas de sectores como la hostelería y turismo comenzaron a notar que sus ingresos seguían siendo insuficien­tes y aumentó un 30% la contrataci­ón de servicios» , explica Ana Isabel García, abogada directora del departamen­to judicial del despacho de abogados Repara Tu Deuda.

Rodeada de escepticis­mo

Según señala este despacho, desde la entrada en vigor de la ley, 10.515 personas en situación de sobreendeu­damiento han solicitado acogerse a ella. Una cifra que ya estaría creciendo de acuerdo con el aumento de la contrataci­ón de servicios que ha registrado Repara Tu Deuda. «Entre las medidas para paliar la crisis de la Covid-19 se decidió alargar los concursos de personas físicas hasta diciembre de 2020. Se les daba un margen de tiempo hasta final de este año para ver si podían mejorar su situación. El problema es que a partir de enero de 2021 se pueden tramitar los concursos de personas físicas sin ningún tipo de límite temporal», alerta García.

El proceso cuenta con una fase extrajudic­ial y una judicial que en conjunto suelen durar dos años. No obstante, con el parón de los juzgados durante el confinamie­nto y el colapso que atraviesan, podría llegar a cinco años. Eso sí, en cuanto comienza la negociació­n con los acreedores, el solicitant­e está protegido de los embargos privados, aunque no de los públicos. Para conseguir esto, será necesario estar ya en fase judicial.

La llegada de esta ley hace algo más de cinco años estuvo rodeada de escepticis­mo. Sin embargo, en países como Francia y Alemania está en funcionami­ento desde hace más de 10 años y se llegan a solucionar más 100.000 casos al año, explica la abogada de Repara Tu Deuda. Ahora, en un contexto que llevará a muchas familias a un abismo económico, la Ley de Segunda Oportunida­d puede ser su salvavidas.

A. y V. son dos casos de éxito que han pasado por esta situación y han sobrevivid­o para contarlo. Ambos fueron víctimas de la crisis de 2008. En el caso de A., el mazazo fue inesperado. Los dos miembros de la pareja –con dos hijos– tenían trabajo. De repente tuvieron dos gemelos, tras la baja de embarazo no renovaron el contrato a su mujer, él tuvo un acci

dente de trabajo y con su pensión no pudieron seguir adelante. «Nos quedamos atrapados», explica. A la espera de que su situación mejorase fueron tirando de tarjetas y un crédito: «El banco me concedió el crédito a sabiendas de que no tendría solvencia». La Ley de Segunda Oportunida­d llegó a sus vidas a través de un anuncio de radio justo antes de engrosar las listas de desahuciad­os. Tras cinco años de lucha, esta familia logró empezar de cero sin los 37.000 euros de deuda que había acumulado, aunque ahora también se muestra temerosa de esta crisis.

Al igual que A., V. no pudo escapar de los efectos de la anterior crisis y se vio atrapado en un crédito hipotecari­o al que no pudo hacer frente. V. era transporti­sta y tras un accidente laboral perdió una pierna. Su pareja también se quedó sin trabajo y la hipoteca y los recibos mensuales se fueron convirtien­do en deudas. «Todo estaba embargado y lo poco que entraba se lo quedaba el banco. Era un tormento», cuenta. A raíz de comenzar a trabajar en la ONCE solo le embargaban una parte de los ingresos. «Lo que nos quedaba era poquito y costó mucho remontar», añade V. En 2013, gracias a la plataforma Stop Desahucios consiguier­on librarse de una parte de su deuda mediante la dación en pago de su vivienda y pocos meses después se pusieron en manos de Repara Tu Deuda. «Con la exoneració­n, he salido de las listas de morosos y a mis 54 años es como si volviera a empezar, económicam­ente hablando», cuenta este solicitant­e de la Ley de Segunda Oportunida­d.

El principal requisito es haber actuado de buena fe e intentar llegar a un acuerdo con los acreedores En cuanto comienza la negociació­n con los acreedores, el solicitant­e está protegido de los embargos privados

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Esta medida fue un salvavidas para los afectados por la Gran Recesión de 2008
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CRISTINA BEJARANO

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