La Razón (Andalucía)

Unos políticos demasiado ajetreados

- José Aguado Ulises Fuente Esther S. Sieteigles­ias Javier Ors

EnEn las últimas semanas se ha levantado un revuelo de voces contra los políticos que uno considera totalmente injusto. Porque, vamos a ver, ¿en qué están legitimada­s esas protestas? ¿De qué los acusan? ¿Por no haber sabido anticipars­e a una nevada anunciada desde hacía días en los informativ­os? ¿Por ser incapaces de organizar los servicios para retirar el hielo acumulado en las aceras? ¿Acaso por no poder retirar las basuras acumuladas en los portales y alrededor de los contenedor­es durante una semana? ¿Por su inoperativ­idad para dirigir dirigir una campaña de vacunación que se preveía urgente y que se veía venir? Convendrán que todos estos asuntos son pormenores irrelevant­es, «peccata minuta», ganas de marear la perdiz y molestar, y que aquí, sobre todo, lo que hace falta es una mayor comprensió­n hacia los políticos. Porque, vamos a ver, estos son unos señores muy ajetreados: tienen que atender al Twitter, inaugurar un dispensado­r de gel en el metro, inaugurar hospitales algo dudosos, atender a las television­es (que cómo son las television­es y las radios, hay que ver), asistir a reuniones (muchas, pero muchas, no tenemos idea precisa de cuántas), estar pendiente de su próxima declaració­n política, replicar a la oposición, estar al loro, y esto es crucial, del donde dije digo, digo Diego, estar a la mínima para apuntarse el tanto de inaugurar unas terrazas y meter el dedo en el ojo ajeno en cuanto se pueda. Entenderán que todo esto debe resultar una actividad agotadora para, encima, estar pendiente de otras monsergas.

Lo que sucede en realidad es que no los entendemos y es injusto porque son unas personas que están perpetuame­nte atentos a nosotros y nuestras preocupaci­ones. ¿Por qué, de lo contrario, el de Extremadur­a retrasó la inyección para prevención de la Covid? Por nuestro bienestar y nada más. ¿Qué sabe él de quiénes son cientificu­chos cientificu­chos que se han sacado de la manga una vacuna? ¿Y en menos de un año? ¿No resulta sospechoso? ¿Y quiénes esos son tipos de la OMS que no hablan castellano? ¿Y quién los ha puesto ahí? ¿Cuál es su currículum? ¿No serán unos recomendad­os? Lo suyo no era ineficacia, era prevención. Tenía que constatar, él, que sabe tanto de medicina, que las agencias europeas no le estaban dando gato por liebre a los ancianos de su comunidad autónoma.

A los políticos, por encima de cualquier cosa, hay que cuidarlos. Son como los jarrones chinos de la abuela. No sirven para nada, pero, cuando se rompa, ya verás qué disgusto, cómo los vamos a echar de menos. A ellos les pasa lo mismo que a Fernando Simón, que dijo que no era necesaria la mascarilla, que se podía ir a la manifestac­ión del 8-M y que la cepa de Gran Bretaña no iba a llegar a España. No es que sea mal epidemiólo­go, es que habla demasiado.

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JESÚS G. FERIA Una calle de Madrid con basuras y nieve
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